Sobre el telón de fondo de la destrucción de la presa de Kajovka y sus consecuencias, las fuerzas rusas ocupantes han puesto en peligro vidas humanas en las zonas afectadas por las inundaciones tras la destrucción de la presa, mientras la escasez de agua río arriba y la alteración de los medios de subsistencia apuntan a una catástrofe ecológica y económica inminente, ha manifestado hoy Amnistía Internacional.
Las autoridades ocupantes no evacúan a la población civil en las regiones bajo control ruso
Amnistía Internacional ha hablado con voluntariado y población evacuada de zonas inundadas y con sus familiares, cuyos testimonios apuntan sistemáticamente a que las fuerzas rusas ocupantes no han realizado evacuaciones organizadas ni suministrado apoyo humanitario crucial a la población civil que ha quedado atrapada en las ciudades y los pueblos inundados. La población civil de las zonas inundadas ha denunciado que se obliga a quienes no tienen pasaporte ruso a someterse al humillante e intrusivo proceso de “filtración”.
Las operaciones de rescate que se han llevado a cabo han sido realizadas principalmente por personas voluntarias, que han contado a Amnistía Internacional que las fuerzas rusas de ocupación han obstruido su acceso a las zonas inundadas, lo que ha dificultado gravemente sus esfuerzos por ayudar a la población civil afectada por las inundaciones.
“Aunque una catástrofe de esta magnitud exige una respuesta contundente, las fuerzas rusas ocupantes han mostrado la más absoluta indiferencia por la vida y la dignidad humanas al centrarse de forma manifiesta y casi exclusiva en sus propias necesidades de seguridad. Su inacción a la hora llevar a cabo una evacuación organizada, el bloqueo de las iniciativas del voluntariado para ayudar a la población civil afectada por las inundaciones y la “filtración” de las personas evacuadas sin pasaporte ruso violan su obligación como potencia ocupante y ponen vidas en peligro”, ha afirmado Anna Wright, investigadora regional de Amnistía Internacional.
Aunque una catástrofe de esta magnitud exige una respuesta contundente, las fuerzas rusas ocupantes han mostrado la más absoluta indiferencia por la vida y la dignidad humanas al centrarse de forma manifiesta y casi exclusiva en sus propias necesidades de seguridad.
Anna Wright, investigadora regional de Amnistía Internacional
Una fuente de la ciudad de Oleshky informó de que varías familias afectadas que habían sido trasladadas a terrenos más elevados por población local habían permanecido allí durante al menos dos días mientras que los rusos, en lugar de evacuarlas, habían colocado personal armado en el perímetro de esa isla improvisada.
“Las fuerzas rusas ocupantes deben cumplir urgentemente sus obligaciones en virtud del derecho internacional organizando la evacuación segura y digna de la población civil de las zonas inundadas bajo su control. También deben permitir que el personal voluntario y los equipos internacionales de rescate presten ayuda humanitaria y evacuen a la población civil de las regiones afectadas por las inundaciones”, afirmó Anna Wright.
La población civil de los territorios ocupados no puede ponerse en contacto con sus familiares
La información que llega desde territorios ocupados rusos es escasa. El contacto directo con las comunidades afectadas sigue siendo extremadamente limitado y peligroso para quienes facilitar información a las organizaciones de derechos humanos y los medios de comunicación internacionales.
Desde comienzos de la invasión, las fuerzas rusas han sustituido las redes móviles ucranianas en las zonas que han ocupado. Las personas que se encuentran atrapadas en zonas inundadas con mala señal de móvil, sin batería y sin electricidad tienen dificultades para comunicarse con sus familiares. A ello se suman los motivos de preocupación por la seguridad de las comunicaciones y por los riesgos que corren quienes proporcionan información sobre la situación en las zonas ocupadas por Rusia.
“Es inquietante tratar de contactar con las personas que han quedado atrapadas en los pueblos y ciudades inundados ocupados por Rusia. Hablar a través de las redes rusas es arriesgado y nuestras fuentes son plenamente conscientes de las represalias que pueden sufrir por hablar con nosotros”, explicó Anna Wright, investigadora de Amnistía Internacional.
Hablar a través de las redes rusas es arriesgado y nuestras fuentes son plenamente conscientes de las represalias que pueden sufrir por hablar con nosotros.
Anna Wright, investigadora regional de Amnistía Internacional
Una grave crisis humanitaria y ecológica
Mientras que las inundaciones en las zonas situadas río abajo han agravado profundamente la crisis humanitaria en Ucrania desde el comienzo de la invasión rusa en gran escala, también tienen efectos catastróficos directos río arriba, donde las comunidades necesitan desesperadamente agua y acceso a ayuda crucial.
Una fuente sobre el terreno en la margen derecha de Dnipró contó lo siguiente a Amnistía Internacional: “La explosión de la presa de Kajovka ha provocado dos catástrofes: la inundación de las zonas situadas después de la presa y la sequía en las que están antes”.
“En las comunidades ribereñas de la región de Dnipró llevan cinco días sin agua. Los equipos de voluntariado les han proporcionado cinco litros por persona, pero la pregunta es cuánto tiempo va a durar esto. ¿Un día, una semana, un mes? […] Todo el mundo se ha movilizado para ayudar a las comunidades inundadas, pero la gente que lo está pasando mal por sed… eso es igual de aterrador”, contó la fuente.
Las inundaciones han demostrado ser catastróficas para la agricultura en las regiones afectadas situadas tanto después como antes de la presa. Para la población cuyos ingresos dependen de la agricultura, la destrucción de la presa ha provocado una crisis económica, además de la ruina ecológica.
En el pueblo de Grushivka, en la región de Dnipró, las vides están muriendo por falta de agua de riego. Los propietarios de pequeñas empresas agrícolas de la región, que ya han sufrido graves dificultades económicas desde el comienzo de la invasión, están a punto de perder sus medios de subsistencia, ya que ahora no pueden cultivar y vender el producto debido a la falta de agua.
Las inundaciones en las regiones de Mykolaiv y Jersón también han complicado drásticamente las labores de retirada de minas terrestres. El terreno inundado sigue siendo inaccesible en muchos lugares, y se teme que las minas y otros artefactos explosivos no detonados hayan sido transportados por las aguas a zonas antes seguras y que las capas de sedimentos hayan enterrado las minas, dificultando su localización.
Antes de esta catástrofe, la retirada de las minas terrestres de Ucrania ya suponía un desafío inmenso. La comunidad internacional debe hacer todo lo que esté en su mano para ayudar a retirar las minas terrestres de las regiones afectadas por las inundaciones.
Anna Wright, investigadora regional de Amnistía Internacional
“Antes de esta catástrofe, la retirada de las minas terrestres de Ucrania ya suponía un desafío inmenso. La comunidad internacional debe hacer todo lo que esté en su mano para ayudar a retirar las minas terrestres de las regiones afectadas por las inundaciones, lo que constituye un paso crucial en el largo proceso de hacer que las tierras de cultivo de la zona sean seguras para los agricultores”, manifestó Anna Wright.
“Los responsables de la destrucción de la presa de Kajovka deben comparecer ante la justicia, al igual que toda persona responsable de crímenes de derecho internacional cometidos en Ucrania. Mientras tanto, es primordial salvar vidas y medios de subsistencia, y evitar más muertes y catástrofes.”
*Nombre cambiado para proteger la identidad.
Amnistía Internacional viene documentando crímenes de guerra y otras violaciones del derecho internacional humanitario desde el comienzo de la invasión en gran escala de Ucrania por Rusia. Aquí encontrarán todos los materiales publicados por la organización hasta la fecha.