Martes, 03 de diciembre, 2024

  • Según datos oficiales, en Colombia puede haber más de 200 mil personas víctimas de desaparición forzada. En su mayoría, son las mujeres quienes dedican su vida a buscarlas.  
  • Organizaciones de mujeres buscadoras como la Fundación Nydia Erika Bautista son ejemplo de persistencia, pero también de los dramas que viven quienes denuncian la desaparición forzada y dedican su vida a buscar a sus seres queridos.  
  • Amnistía Internacional resalta la aprobación de la ley 2364 de 2024 para proteger los derechos de las mujeres buscadoras, y hace un llamado a que el Estado colombiano se comprometa a implementarla.  

Bogotá, 3 de diciembre de 2024. Amnistía Internacional presenta en el Teatro Colón de Bogotá el informe “Transformar los dolores en derechos: Riesgos, amenazas y ataques a las mujeres buscadoras en Colombia”, que documenta la realidad que viven las mujeres que dedican su vida a buscar a las víctimas de desaparición forzada en Colombia, y la importancia de que la sociedad las reconozca y las autoridades garanticen sus derechos, ante los graves obstáculos que enfrentan al exigir verdad y justicia. 

Este informe se realiza en el marco de la campaña #BuscarSinMiedo de Amnistía Internacional, lanzada el pasado 30 de agosto (día internacional de las víctimas de desaparición forzada) en todas las Américas, para pedir el reconocimiento y la protección de las mujeres buscadoras en todo el continente.   

Según el informe, la dimensión alcanzada por las desapariciones forzadas en Colombia es aterradora. La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas ha individualizado a 111.640 personas que fueron desaparecidas a marzo de 2024. Mientras tanto, la Comisión de la Verdad sostuvo en su Informe Final que entre 1985 y 2016 aproximadamente 210.000 personas fueron víctimas de desaparición forzada, si se tiene en cuenta el subregistro, usual en un fenómeno que está basado en el subterfugio y el ocultamiento. 

De acuerdo con Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional, “las mujeres han tenido un rol protagónico en la búsqueda y en la conformación y liderazgo de las organizaciones de familiares de víctimas de desaparición forzada en Colombia” y agrega que “madres, esposas, hermanas e hijas fueron quienes tuvieron que sufrir los peores impactos de este crimen. Fueron ellas quienes tomaron la vocería para denunciar y visibilizar, lideraron ejercicios de exigibilidad de derechos a la verdad y la justicia y sufrieron la agudización de los impactos en su lucha contra la impunidad”.  

Las mujeres han tenido un rol protagónico en la búsqueda y en la conformación y liderazgo de las organizaciones de familiares de víctimas de desaparición forzada en Colombia. […] Fueron ellas quienes tomaron la vocería para denunciar y visibilizar, lideraron ejercicios de exigibilidad de derechos a la verdad y la justicia y sufrieron la agudización de los impactos en su lucha contra la impunidad.

Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional.

Riesgos, amenazas y ataques que enfrentan las mujeres buscadoras  

El informe recoge la experiencia de la Fundación Nydia Erika Bautista (FNEB), organización que nació de la lucha por la verdad y la justicia sobre la desaparición forzada de Nydia Erika Bautista el 30 de agosto de 1987, a manos del Ejército de Colombia. El informe cuenta las experiencias vividas por Yanette Bautista, hermana de Nydia Erika y directora y fundadora de FNEB, y de Andrea Bautista, sobrina de Nydia Erika, directora adjunta y encargada del área jurídica de FNEB. Sus vivencias son reflejo de lo que viven miles de mujeres buscadoras en Colombia.  

Las buscadoras en Colombia sufren de estigmatización en el discurso público, viven afectaciones a su dignidad humana, son discriminadas y afectadas en su buen nombre en respuesta a las denuncias que han hecho. Sufren violencia física, que en el caso de las mujeres buscadoras, tiene un carácter especial y causa un daño diferenciado, pues está atravesada por la violencia basada en género, por su vulnerabilidad a la violencia sexual y por un continuo de violencias contra la mujer que se expresa durante todo el ejercicio de búsqueda de los seres queridos desaparecidos forzadamente. 

Las mujeres buscadoras en Colombia también sufren constantemente amenazas, e incluso algunas han tenido que huir del país y vivir en el exilio. Al buscar la verdad y la justicia tras una desaparición forzada, las amenazas, los actos de hostigamiento e intimidación son comunes y sistemáticos.  

También es habitual el robo de información y la invasión de espacios privados, que menoscaban la capacidad de las buscadoras para hacer su trabajo y, más que todo, para mantener la memoria de años de búsqueda. Yanette Bautista lo describió así: “nos robaron el pasado y también nos están robando el futuro”. 

Sin embargo, las mujeres buscadoras en Colombia viven afectaciones que van más allá de la violencia; se enfrentan de manera especial al empobrecimiento. Según el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias de la ONU, este es un factor de vulnerabilidad frente a la desaparición forzada, y una vez ocurre una desaparición, suele haber una fuerte afectación a los derechos económicos, sociales y culturales de familiares, seres queridos y comunidades a las que pertenece la persona desaparecida. 

Finalmente, uno de los mayores problemas que enfrentan las mujeres buscadoras es la impunidad, no sólo la falta de justicia ante la enorme mayoría de las desapariciones forzadas que han ocurrido en Colombia, sino también frente a las violencias que viven quienes buscan a sus familiares y seres queridos, y que ni siquiera son investigadas adecuadamente.   

Ley de buscadoras: una esperanza para las víctimas 

Ante este desalentador panorama, el informe de Amnistía Internacional subraya la importancia de que el Congreso de Colombia haya aprobado en junio pasado la Ley 2364 de 2024, que reconoce y protege de forma integral la labor y los derechos de las mujeres buscadoras de víctimas de desaparición forzada en el país. Esta ley es una esperanza para que la búsqueda de víctimas de desaparición forzada se haga en condiciones seguras y dignas.  

Amnistía Internacional presentó en el informe una metodología de seguimiento a la implementación de dicha ley, que monitoreará 22 compromisos, distribuidos en cuatro ejes: 1) el reconocimiento de las mujeres buscadoras y su labor y prevención de la estigmatización, 2) la protección de las mujeres buscadoras frente a ataques y amenazas, 3) la garantía de los derechos a la educación, la vivienda y la salud de las mujeres buscadoras y sus familias; y 4) las medidas contra la impunidad y por la verdad. 

Amnistía Internacional considera que, “si la Ley 2364 de 2024 es implementada correctamente, tiene el potencial de contribuir a saldar la deuda histórica que tiene el Estado colombiano con las mujeres buscadoras y proteger sus derechos”. Además, Colombia se convertiría en un referente para las Américas, una región donde abundan ejemplos de desaparición forzada y de mujeres buscadoras luchando contra corriente hasta encontrar la verdad y la justicia.  

Para organizaciones como Amnistía Internacional y la Fundación Nydia Erika Bautista, el Estado colombiano tiene mucho trabajo por hacer para cumplir las promesas que les ha hecho a las víctimas de desaparición forzada; incluyendo a las mujeres buscadoras. Implementar esta ley es una buena oportunidad para avanzar.  

El lanzamiento del informe Transformar los dolores en derechos: Riesgos, amenazas y ataques a las mujeres buscadoras en Colombia se realizó en el histórico Teatro Colón de Bogotá. El evento se acompañó de la exposición fotográfica La búsqueda tiene rostro de mujer y de la obra de teatro La vida de las ausencias, interpretada por mujeres buscadoras de víctimas de desaparición forzada.  

Para obtener más información o concertar una entrevista, póngase en contacto con: press@amnesty.org