Martes, 06 de febrero, 2024
Ante la detención de periodistas y activistas durante una manifestación en Moscú el 3 de febrero, que marcaba 500 días desde la primera “movilización parcial” de hombres para combatir en la guerra de Rusia en Ucrania, Natalia Prilutskaya, investigadora de Amnistía Internacional sobre Rusia, ha declarado:
“Estas decididas mujeres rusas, que reclaman el regreso de sus maridos desde el frente en Ucrania, han recibido una respuesta ya conocida de las autoridades. A las esposas de los soldados se les prohibió congregarse, al tiempo que la policía detenía, entre otras personas, a periodistas que se encontraban documentando la protesta. Estos actos reflejan la represión constante de la libertad de prensa y del derecho a la reunión pacífica en Rusia, ya que las autoridades tratan de vendar los ojos de la opinión pública.”
“Las autoridades no han logrado sofocar por completo todas las protestas e informes sobre la disidencia. Sin embargo, las tácticas que utilizan —entre otras, negar el acceso a asistencia letrada, confiscación de teléfonos y equipos de las personas arrestadas y amenazas de enjuiciamientos penales contra periodistas afiliados a organizaciones de medios de comunicación etiquetados como ‘agentes extranjeros’— muestran claramente un intento de reprimir toda cobertura de la disidencia. Las autoridades deben respetar y hacer valer con urgencia los derechos a la reunión pacífica y a la libertad de expresión, y garantizar que no se arresta de forma arbitraria a las personas que trabajan en los medios de comunicación ni se impide de cualquier otra forma que informen de las protestas.”
Información complementaria
Según informes, la policía de Moscú detuvo el 3 de febrero a unas 30 personas, la mayoría de ellas periodistas (hombres), incluidos quienes llevaban el chaleco con la inscripción “Press” (Prensa). Los periodistas se encontraban cubriendo la concentración de protesta “500 días de movilización”, organizada por “Camino a Casa”, grupo liderado por esposas de soldados movilizados para la guerra de Rusia contra Ucrania.
Al menos un periodista fue interrogado acerca de sus fuentes y se le obligó a firmar una nota aclaratoria bajo la amenaza de ser acusado de “extremismo”, sin que se presentaran cargos formales.
Aunque todas las personas, excepto a una, han sido puestas en libertad, las detenciones han socavado considerablemente la cobertura informativa de la concentración.