Miércoles, 26 de octubre, 2022
Amnistía Internacional concluyó que entre los dos ataques israelíes había muerto un total de seis civiles palestinos
La Corte Penal Internacional debe investigar como crímenes de guerra los ataques ilegítimos cometidos durante la agresión de Israel de agosto de 2022 a la Franja de Gaza, según ha manifestado Amnistía Internacional hoy en un nuevo documento informativo. Sirviéndose de fotografías de fragmentos de armas, análisis de imágenes de satélite y testimonios tomados en decenas de entrevistas, la organización reconstruyó las circunstancias que rodearon tres ataques concretos, dos de ellos llevados a cabo por las fuerzas israelíes y, el tercero, perpetrado muy probablemente por grupos armados palestinos. El documento informativo, They were just kids’: Evidence of war crimes during Israel’s August 2022 Gaza offensive, explica por qué estos ataques podrían constituir crímenes de guerra.
Amnistía Internacional concluyó que entre los dos ataques israelíes había muerto un total de seis civiles palestinos. Durante la ofensiva de agosto, las autoridades israelíes se jactaban de la precisión de su operación. Sin embargo, Amnistía Internacional concluyó que entre las víctimas de esos ataques “precisos” había un niño de 4 años, un adolescente que se encontraba visitando la tumba de su madre y una estudiante de 22 años que estaba en su casa con su familia. El tercero de los ataques, en el que murieron siete personas civiles palestinas, parece haber estado causado por un cohete no guiado lanzado por grupos armados palestinos.
Pese a que la última ofensiva de Israel contra Gaza sólo duró tres días, fue tiempo suficiente para desatar nuevos traumas y destrucción sobre la población asediada.
Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional
“Pese a que la última ofensiva de Israel contra Gaza sólo duró tres días, fue tiempo suficiente para desatar nuevos traumas y destrucción sobre la población asediada. Los tres ataques mortales que examinamos deben ser investigados como crímenes de guerra; todas las víctimas de ataques ilegítimos y sus familias merecen justicia y reparación”, manifestó Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
“Las violaciones de derechos humanos que documentamos fueron perpetradas en el contexto del bloqueo ilegal de Israel sobre Gaza, un instrumento clave de su régimen de apartheid. La población palestina de Gaza está dominada, oprimida y segregada, atrapada desde hace 15 años en una pesadilla en la que un reguero de ataques ilegítimos recurrentes agravan la crisis humanitaria. Además de investigar los crímenes de guerra cometidos en Gaza, la Corte Penal Internacional debe considerar el crimen contra la humanidad de apartheid en su investigación en curso sobre los Territorios Palestinos Ocupados.”
Amnistía Internacional entrevistó a 42 personas para el documento informativo, entre las que había sobrevivientes de los ataques, familiares de personas fallecidas o heridas, testigos presenciales y personal médico. Las autoridades israelíes han negado a Amnistía Internacional el acceso a la Franja de Gaza desde 2012, así que la organización trabajó con un trabajador sobre el terreno que visitó los sitios de 17 ataques y recopiló pruebas como fotografías y restos de armas. El Evidence Lab y el experto en armas de Amnistía Internacional analizaron pruebas recogidas sobre el terreno además de imágenes satelitales y otro material de fuentes de acceso público, como imágenes relacionadas con los ataques.
Amnistía Internacional consideró que tenía suficientes pruebas para evaluar la legitimidad de los tres ataques del día 17 que documentó y en los que se centra el documento informativo.
La organización escribió a las autoridades israelíes y a la Yihad Islámica Palestina el 30 de septiembre de 2022 para hacerles llegar un resumen de sus conclusiones principales y solicitar sus comentarios. En el momento de la publicación no había recibido respuesta de ninguno de los dos.
Decenas de muertes de civiles
El 5 de agosto de 2022, Israel lanzó lo que describió como una ofensiva militar “preventiva” en la Franja de Gaza dirigida contra la Yihad Islámica Palestina y su brazo armado, las Brigadas de Al Quds. Las autoridades israelíes dijeron que la ofensiva era una respuesta a amenazas de ataque.
Según la ONU, el combate se saldó con la muerte de 49 personas palestinas. Según la evaluación de Amnistía Internacional, las fuerzas israelíes mataron a 33, entre ellas 17 civiles.
De las 16 personas palestinas restantes que perdieron la vida, Amnistía Internacional concluyó que 14 eran civiles y recabó pruebas suficientes para concluir que siete de ellas habían muerto por el impacto de un cohete lanzado por grupos armados palestinos; no se ha podido determinar cuál de las partes es responsable de las siete muertes restantes de civiles. Estas siete personas civiles murieron en cuatro ataques distintos, tras los cuales se retiraron inmediatamente los restos de las armas, impidiendo a los investigadores de Amnistía Internacional acceder a las pruebas materiales. Como se señala más adelante, estas retiradas de material coinciden con la pauta de actuación identificada en casos previos en que los cohetes palestinos fallaron.
En este conflicto, los cohetes lanzados por grupos armados palestinos no causaron muertos ni heridos graves entre la población civil israelí.
Homicidio de Duniana al Amour
Duniana al Amour, estudiante de bellas artes de 22 años que vivía con su familia en un pueblo cercano a Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, perdió la vida en el que según Amnistía Internacional fue el primer ataque israelí del fin de semana. Alrededor de las 15.55 h del 5 de agosto, un proyectil disparado por un tanque israelí alcanzó la casa de Al Amour, mató a Duniana e hirió a su madre, Farha, y a su hermana de 25 años, Areej. El padre de Duniana, Adnan al Amour, que estaba regando en un olivar cuando oyó el ataque, dijo que en ese momento su esposa y sus hijos estaban tomando el té en casa, como tenían por costumbre hacer los viernes.
La casa de la familia Al Amour se encuentra a sólo un kilómetro de la valla de la frontera de Gaza con Israel. Está a unos 750 metros de una torre de vigilancia instalada por las Brigadas de Al Quds, y a 360 metros de otra perteneciente a las Brigadas Izz Al Din Al Qassam, brazo armado Hamas. Unos 20 minutos después del impacto de proyectil en la casa de Al Amour, las fuerzas israelíes lanzaron cohetes contra la torre de las Brigadas de Al Quds.
Estamos en la frontera y [los soldados israelíes] lo saben todo sobre nosotros, y saben que no tenemos nada que ver con la política, que sólo somos campesinos.
Adnan al Amour
A partir de fotografías de los restos de municiones, el experto en armas de Amnistía Internacional identificó la munición que mató a Duniana; un proyectil de 120 mm para tanques M339, actualmente fabricados por la empresa israelí IMI Systems, propiedad de Elbit Systems. El proyectil, que ningún grupo armado palestino tiene en su arsenal, se comercializa como munición con una “alta probabilidad de impacto y letalidad y con pocos daños colaterales”. En las fotografías de los daños en la casa de la familia Al Amour se ve que el proyectil perforó solamente una pared.
Amnistía Internacional analizó la precisión del proyectil para determinar el blanco previsto. La mayoría de los cañones de 120 mm tienen una probabilidad de error circular de sólo 4 metros, lo que significa que la mitad de todos los proyectiles que se disparan deben impactar en un circulo de 4 metros de diámetro, si se apunta correctamente. Por lo tanto, es improbable que el tanque estuviese apuntando a ninguna de las dos torres de vigilancia cuando alcanzó la casa; de haber sido así, habría fallado en cientos de metros.
Amnistía Internacional concluyó que, según parece, las fuerzas israelíes apuntaban deliberadamente a la casa de la familia Al Amour. La organización no halló pruebas que llevaran a crear razonablemente que algún miembro de la familia Al Amour estuviera implicado en el combate armado.
Adnan al Amour explica:
“Estamos en la frontera y [los soldados israelíes] lo saben todo sobre nosotros, y saben que no tenemos nada que ver con la política, que sólo somos campesinos. Sus drones vigilan todos y cada uno de nuestros movimientos”.
Las fuerzas armadas de Israel no se han pronunciado sobre el ataque contra la casa de la familia Al Amour y no han dado señales de que tengan previsto investigar el homicidio de Duniana al Amour.
Ataque contra el cementerio de Al Faluya
Alrededor de las 19 h del 7 de agosto, un misil alcanzó el cementerio de Al Faluya en Yabalia, en el norte de la Franja de Gaza. El ataque mató a cinco niños: Nadhmi Abu Karsh, de 15 años; y sus primos Jamil Najmiddine Nejem, de cuatro, Jamil Ihab Nejem, de 14, Hamed Haidar Nejem, de 16, y Muhammad Salah Nejem, de 16. Amir Abu al Miza, de ocho años, resultó gravemente herido y tiene metralla incrustada cerca de la médula espinal.
Todos ellos vivían en el campo para personas refugiadas de Yabalia, en el que el hacinamiento es grave. Haidar Nejem, padre de Hamed Nejem, dijo que los niños solían ir a jugar al cementerio, donde había más espacio.
La gente empezó a recoger partes de cuerpos hechos jirones. Los padres no reconocían los cuerpos de sus propios hijos. No sabían si las partes que sostenían pertenecían a sus hijos.
Fayez Abu Karsh
Nadhmi Abu Karsh, de 15 años, estaba visitando la tumba de su madre cuando se produjo el ataque. Su padre, Fayez, dijo:
“De repente escuchamos el sonido de un misil explotando muy cerca de donde estábamos. Corrí hacia cementerio, como casi todo el resto de la gente del barrio. La gente empezó a recoger partes de cuerpos hechos jirones. Los padres no reconocían los cuerpos de sus propios hijos. No sabían si las partes que sostenían pertenecían a sus hijos”.
Las fuerzas armadas israelíes culparon inicialmente del ataque a la Yihad Islámica Palestina. Pero el 16 de agosto, fuentes no identificadas de las fuerzas armadas revelaron al periódico Haaretz que una investigación preliminar del ataque había concluido que ni la Yihad Islámica Palestina ni las Brigadas de Al Quds estaban lanzando cohetes en el momento del ataque. No obstante, según informes, Israel estaba atacando “objetivos” cerca de la zona. Desde la publicación del artículo el ejército israelí no ha confirmado ni desmentido las denuncias.
El experto en armas de Amnistía Internacional determinó que las piezas metálicas finalmente mecanizadas fotografiadas por el trabajador sobre el terreno podían ser fragmentos de un misil guiado israelí. Residentes locales informaron de que habían oído el sonido de un dron que sobrevolaba la zona poco antes del ataque.
Amnistía Internacional no encontró pruebas de actividad militar de grupos armados cerca del cementerio en el momento del ataque. Las imágenes de satélite de 10 días antes no mostraban ningún blanco militar aparente en las inmediaciones, y la población residente dijo que el 7 de agosto la situación no había cambiado. La ausencia de objetivos militares aparentes indica que el ataque podría haber sido un ataque directo deliberado contra la población civil o bienes de carácter civil y, por tanto, constituir un crimen de guerra.
Aunque las fuerzas israelíes hubiesen intentado atacar a combatientes o equipos militares palestinos cuando alcanzaron el cementerio, las atroces consecuencias requieren una investigación urgente de si se tomaron todas las precauciones posibles para proteger a la población civil.
Nada puede devolvernos a nuestros hijos muertos, pero la verdad y la justicia podrían al menos dar a las familias algo de paz.
Wissam Nejem
Ataque contra el campo para personas refugiadas de Yabalia
A las 21.02 h del 6 de agosto, un proyectil impactó en una calle del campo para personas refugiadas de Yabalia y mató a siete civiles palestinos: Momen al Neirab, de seis años, y su hermano Ahmad al Neirab, de 12; Hazem Salem, de ocho; Ahmad Farram, de 16; Khalil Abu Hamada, de 18; Muhammad Zaqqout, de 19; y Nafeth al Khatib, de 50.
Muhammad al Neirab, cuyos hijos Ahmad y Momen murieron en el ataque, dijo:
“Era una noche de verano calurosa y, como es habitual, habían cortado la electricidad, así que los niños no podían estar en casa, que es muy pequeña y sofocante, especialmente cuando no hay electricidad […] A las 21.02 h se produjo el ataque en la calle. La calle estaba llena de personas heridas, con sangre y metralla. Mi hijo pequeño Momen murió en mis brazos y Ahmad murió a solo un metro de mí. Lo único que nos consuela es el hecho de que los cuerpos de nuestros hijos no quedaron hechos pedazos”.
Muhammad al Neirab fue una de las muchas personas que aludieron en las entrevistas a las penurias causadas por el bloqueo ilegal de Israel, como los cortes del suministro eléctrico y la falta de espacio. Los combates de agosto obligaron a la única central eléctrica de Gaza a cerrar durante dos días, lo que exacerbó la crisis humanitaria causada por el bloqueo. Durante el combate resultaron dañadas más de 1.700 viviendas, lo que provocó el desplazamiento interno de alrededor de 450 personas palestinas.
La calle estaba llena de personas heridas, con sangre y metralla. Mi hijo pequeño Momen murió en mis brazos y Ahmad murió a solo un metro de mí.
Muhammad al Neirab
Amnistía Internacional considera que las pruebas indican que el ataque contra el campo para personas refugiadas de Yabalia fue consecuencia de un cohete perdido lanzado por grupos armados palestinos, aparentemente dirigido contra territorio israelí. Los investigadores identificaron varios elementos comunes entre el ataque contra el campo de Yabalia y ataques anteriores atribuidos a grupos palestinos armados. Por ejemplo, se habían eliminado los restos de armas, lo cual es notorio porque las autoridades palestinas y los grupos armados de Gaza suelen conservar y mostrar los restos de armamento y munición israelí.
La población local entrevistada por Amnistía Internacional dijo que no había visto ni oído aviones ni drones israelíes antes del ataque; otras personas residentes que han solicitado permanecer en el anonimato dijeron que creían que el ataque era responsabilidad de un “cohete local”. Dos minutos antes del ataque, las Brigadas de Al Quds iniciaron en las redes sociales la retransmisión en directo de lo que describieron como el lanzamiento de una ráfaga de cohetes contra Israel.
Como en otros casos en los que cohetes palestinos similares presuntamente han causado muertes y lesiones a civiles, el ataque contra el campo de Yabalia debe investigarse como un posible crimen de guerra. Desde 2008, grupos armados palestinos han disparado indiscriminadamente miles de cohetes contra pueblos y ciudades israelíes, infringiendo el derecho internacional, y decenas de civiles israelíes han perdido la vida en consecuencia. Los cohetes no guiados que utilizan los grupos armados palestinos en Gaza, incluidas las Brigadas de Al Quds, son intrínsecamente imprecisos. Su uso viola el derecho internacional humanitario y puede constituir un crimen de guerra.
El fiscal general de Gaza contó a Amnistía Internacional que las autoridades estaban investigando todos los casos de violaciones de derechos humanos perpetradas durante el conflicto, aunque no el ataque contra el campo de Yabalia específicamente.
Para determinar la responsabilidad de las muertes y lesiones provocadas a civiles en el ataque contra el campo de Yabalia, las autoridades palestinas deben cooperar con los investigadores, incluidos los de la Corte Penal Internacional. Los testigos presenciales y sobrevivientes del ataque deben poder hablar sin temor a sufrir represalias.
Casi todos los testigos, sobrevivientes y familiares de víctimas entrevistados por Amnistía Internacional exigían rendición de cuentas. Como explicó Wissam Nejem, que perdió a cuatro primos en el ataque israelí contra el cementerio:
“Nada puede devolvernos a nuestros hijos muertos, pero la verdad y la justicia podrían al menos dar a las familias algo de paz”.
Información complementaria
En su informe de febrero de 2022, Amnistía Internacional expone cómo muchas de las acciones de Israel en Gaza equivalen a actos inhumanos según lo establecido en el Estatuto de Roma y la Convención sobre el Apartheid, y por tanto constituyen el crimen contra la humanidad del apartheid.