Lunes, 21 de octubre, 2019
Turquía es responsable de las acciones de los grupos armados sirios a los que apoya, arma y da instrucciones. Hasta ahora, Turquía ha dado rienda suelta a estos grupos armados para cometer graves violaciones del derecho internacional en Afrin y otras partes
Las fuerzas militares turcas y una coalición de grupos armados sirios respaldados por Turquía han dado muestra de un vergonzoso desprecio por las vidas civiles, llevando a cabo graves violaciones del derecho internacional y crímenes de guerra, como ejecuciones sumarias y ataques ilícitos que han matado y herido a civiles, durante la ofensiva sobre el noreste de Siria. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional hoy.
Entre el 12 y el 16 de octubre, la organización recopiló los testimonios de 17 testigos –entre los que había personal médico y de socorro, personas civiles desplazadas, periodistas y personal de ayuda humanitaria internacional y local–, analizó y verificó vídeos y examinó informes médicos y otros documentos.
La información reunida proporciona abrumadores indicios de ataques indiscriminados en zonas residenciales, entre ellos ataques contra una vivienda, una panadería y una escuela, llevados a cabo por Turquía y grupos armados sirios aliados con ella. También revela espantosos detalles de la ejecución sumaria y a sangre fría de una destacada política kurda siria, Hevrin Khalaf, por miembros de Ahrar Al Sharqiya, que forma parte del Ejército Nacional Sirio, coalición de grupos armados sirios equipados y apoyados por Turquía.
“La ofensiva militar turca sobre el noreste de Siria ha creado el caos en la vida de gran número de personas civiles sirias, que se han visto obligadas una vez más a huir de sus hogares y viven con miedo constante a sufrir bombardeos indiscriminados, secuestros y ejecuciones sumarias. Las fuerzas militares sirias y sus aliados han dado muestra del más absoluto y cruel desprecio por las vidas civiles, lanzando mortales ataques ilícitos en zonas residenciales, que han matado y herido a civiles”, ha manifestado Kumi Naidoo, secretario general de Amnistía Internacional.
“Turquía es responsable de las acciones de los grupos armados sirios a los que apoya, arma y da instrucciones. Hasta ahora, Turquía ha dado rienda suelta a estos grupos armados para cometer graves violaciones del derecho internacional en Afrin y otras partes. Pedimos de nuevo a Turquía que ponga fin a tales violaciones, haga rendir cuentas a los responsables y proteja a la población civil que vive bajo su control. Turquía no puede eludir la responsabilidad delegando la comisión de crímenes de guerra en grupos armados.”
Las autoridades médicas de la administración kurda del noreste de Siria dijeron el 17 de octubre que al menos 218 civiles, incluidos 18 niños y niñas, han muerto en Siria desde que comenzó la ofensiva.
Según las autoridades turcas, 18 personas civiles han muerto y 150 han resultado heridas en Turquía hasta el 15 de octubre como consecuencia de ataques con morteros que atribuyen a las fuerzas kurdas de Siria. Si las fuerzas kurdas están disparando armas explosivas poco precisas contra zonas civiles de Turquía, estarán violando el derecho internacional humanitario. Deben poner fin de inmediato a tales ataques ilícitos.
Ataques contra civiles en el noreste de Siria
Hablando de uno de los ataques documentados más horribles, un trabajador de la Media Luna Roja kurda describió cómo, el 12 de octubre, a las siete de la mañana, había sacado cadáveres de entre los escombros tras un ataque aéreo turco en el que dos proyectiles cayeron cerca de una escuela próxima a Salhiye donde personas civiles desplazadas por los combates habían buscado refugio.
“Todo ocurrió muy rápido. En total había seis heridos y cuatro muertos, incluidos dos niños. No sabría decir si eran niños o niñas, porque los cadáveres estaban negros. Parecían carbón. Las otras dos personas muertas eran dos hombres que parecían mayores de 50 años. Francamente, todavía estoy impresionado”, dijo, añadiendo que el frente más próximo estaba a más de un kilómetro y que no había combatientes ni objetivos militares en las inmediaciones en el momento del ataque.
Otro trabajador de la Media Luna Roja kurda describió a Amnistía Internacional sus intentos de rescatar a un niño de 11 años y a una niña de 8 heridos, cuando jugaban a la puerta de su casa, por proyectiles de mortero que habían caído cerca de la mezquita de Al Salah, en Qamishli. Contó que Qamishli venía sufriendo desde el 10 de octubre intensos ataques indiscriminados que habían alcanzado viviendas, una panadería y un restaurante.
“El niño estaba herido en el pecho. La herida era horrible. Tenía una herida abierta [...] y no podía respirar. Parecía que [un trozo de] metralla le había abierto el pecho”, explicó el trabajador de la Media Luna Roja kurda.
El niño murió posteriormente a causa de las heridas. Su hermana también había sido alcanzada por metralla en el ataque, y el equipo médico se vio obligado a amputarle la pierna por debajo de la rodilla. El trabajador de socorro dijo que no había bases ni puestos militares por ninguna parte en las inmediaciones.
Según observadores internacionales independientes, en otro incidente del 13 de octubre, un ataque aéreo turco contra un mercado alcanzó a un convoy civil del que formaban parte varios periodistas que viajaban entre Qamishli y Ras al Ain. Según la Media Luna Roja Kurda, en el incidente murieron seis civiles, incluido un periodista, y resultaron heridas 59 personas. Un periodista que se encontraba en el lugar y presenció el ataque dijo que había sido una “absoluta masacre”. Dijo que el convoy se componía de alrededor de 400 vehículos civiles y que no había combatientes, sino sólo un puñado de guardias armados que iban protegiéndolo.
“Todas las partes en el conflicto deben respetar el derecho internacional humanitario, de acuerdo con el cual han de tomarse todas las precauciones posibles para evitar o, al menos, minimizar los daños civiles. Atacar un convoy civil es injustificable”, ha afirmado Kumi Naidoo.
“Tampoco tiene justificación bombardear indiscriminadamente zonas civiles con armas poco precisas, como morteros. Tales ataques ilícitos deben investigarse, y se tiene que hace rendir cuentas a los responsables.”
Estados Unidos es el mayor exportador de armas a Turquía. Otros suministradores son Italia, Alemania, Brasil e India. Amnistía Internacional pide a los Estados que suspendan de inmediato las transferencias de armas a Turquía y las demás partes en el conflicto, incluidas las fuerzas kurdas, contra las que hay denuncias creíbles de graves violaciones del derecho internacional; no se les deben suministrar armas que puedan utilizarse para cometer violaciones de derechos humanos o facilitar su comisión.
Ejecuciones sumarias y secuestros
Amnistía Internacional ha corroborado testimonios de testigos, verificados vídeos y examinado un informe médico que arrojan luz sobre cómo Hevrin Khalaf, política kurda que era secretaria general del partido político Siria del Futuro, sufrió una emboscada el 12 de octubre en la carretera internacional que une Raqqa con Qamishli. Combatientes de Ahrar al Sharqiya la sacaron a rastras de su vehículo, la golpearon y la mataron disparando contra ella a sangre fría. También ejecutaron sumariamente a su guardaespaldas.
El mismo día y en el mismo lugar, combatientes de Ahrar al Sharqiya capturaron también y mataron después al menos a dos combatientes kurdos. Secuestraron también a dos hombres, ambos civiles que trabajaban en una organización médica local y transportaban medicinas en ese momento. Sus familiares confirmaron a Amnistía Internacional que seguía sin conocerse su paradero. Amnistía Internacional verificó la hora y la fecha de los vídeos del secuestro y la ejecución sumaria de los dos civiles el 12 de octubre por la tarde.
Una buena amiga de Hevrin Khalaf dijo a Amnistía internacional que cuando llamó al teléfono de la política había respondido un hombre que se identificó como combatiente de la oposición armada siria. Le dio en árabe: “Los kurdos sois unos traidores, todos los del partido [PKK] sois operativos”. Luego la informó de que habían matado a Hevrin.
Un informe médico que Amnistía Internacional ha visto contiene la lista de una serie de heridas causadas a Hevrin Khalaf, entre ellas múltiples heridas de bala en la cabeza, el rostro y la espalda, así como fracturas en las piernas, el rostro y el cráneo, desprendimiento de piel del cráneo y falta de cabello debida al hecho de haberla agarrado de él para arrastrarla.
“Matar a sangre fría a personas indefensas es un crimen de guerra manifiesto, absolutamente condenable. Es preciso abrir una investigación independiente sobre los asesinatos de Hevrin Khalaf y otras personas perpetrados por Ahrar al Sharqiya y poner a los responsables a disposición judicial. Turquía tiene la obligación de detener los crímenes de guerra y las violaciones del derecho internacional cometidos por las fuerzas bajo su control. Mientras no ponga freno a las fuerzas aliadas con ella y acabe con la impunidad de tales violaciones, fomentará nuevas atrocidades”, ha declarado Kumi Naidoo.
Agravamiento de la situación humanitaria
Personal internacional y local de ayuda humanitaria dijo a Amnistía Internacional que la retirada de Estados Unidos del noreste de Siria, la ofensiva militar turca y la incorporación del gobierno sirio a la contienda eran una combinación de los peores escenarios produciéndose todos a la vez.
Hay temores fundados de que las 100.000 personas desplazadas no consigan suficientes alimentos, agua apta para el consumo y medicinas y de que, a la larga, las que necesitan asistencia no continúen recibiéndola. En los campos para personas internamente desplazadas, como Al Hol, la población depende por completo de la ayuda humanitaria. Un grupo de 14 organizaciones humanitarias internacionales advirtió el 10 de octubre de que la ofensiva podía dar lugar a la suspensión de la ayuda humanitaria a la población, mientras que el CICR advirtió unos días después de que las hostilidades podían provocar el desplazamiento de 300.000 personas, a lo que se sumaban graves motivos de preocupación por la falta de agua.
Muchas de las personas desplazadas no tienen ningún sitio adonde ir y duermen al raso, en parques y en la calle. Algunas han buscado refugio en escuelas.
En la localidad de Derbassiya, alrededor del 90 % de la población son personas desplazadas de sus hogares que se han mudado allí. Un hombre que había huido allí con su familia dijo a Amnistía Internacional que alrededor de la mitad estaban viviendo con familiares en el sur y que el resto habían buscado refugio en escuelas y mezquitas.
“No hay organizaciones humanitarias al sur de Derbassiya. No hemos visto nada de ellas. Necesitamos suministros básicos, como agua, comida, ropa, mantas y colchones. Necesitamos un centro médico [...] se acerca el invierno. Necesitamos una solución especialmente para las familias que viven a la intemperie”, explicó.
Un trabajador humanitario dijo a Amnistía Internacional: “La gente que padece ya enfermedades crónicas correrá enorme peligro. Su supervivencia dependerá de lo que duren estos combates y de que podamos continuar con las operaciones.”
Muchas personas expresaron el temor que la situación en materia de seguridad condujera a nuevas evacuaciones de personal internacional y de que el avance de las fuerzas sirias comportara riesgos para el personal local árabe y kurdo, así como para la población civil desplazada de otras partes de Siria. Se teme también que la capacidad de los organismos de ayuda humanitaria para llevar a cabo operaciones interfronterizas de asistencia se vea limitada.
“Todas las partes en el conflicto, incluidos Turquía, los grupos armados aliados con ella, el gobierno sirio y las fuerzas kurdas, deben facilitar el acceso sin restricciones de las organizaciones humanitarias locales e internacionales”, ha señalado Kumi Naidoo.
“La continuación de la ofensiva miliar de Turquía ha expulsado a miles de personas ya desplazadas de lugares que eran refugio seguro. Las acciones de Turquía amenazan con impedir el envío de ayuda médica y asistencia vital a quienes las necesitan, causando una auténtica catástrofe humanitaria en un país arrasado ya por la guerra.