Lunes, 17 de septiembre, 2018

La Coalición no ha cumplido con su promesa pública de incluir “visitas en el terreno y entrevistas con testigos, cuando sea posible” en sus investigaciones. Durante su trabajo de campo en Raqqa y Mosul, Amnistía Internacional entrevistó a centenares de testigos y supervivientes de los ataques de la Coalición, ninguno de los cuales había sido entrevistado por los representantes de dicha Coalición. Tampoco le constaba a ninguno de esos testigos y supervivientes que los representantes de la Coalición hubiesen entrevistado a otras personas


La Coalición publica un informe mensual sobre víctimas civiles en el que la gran mayoría de los casos denunciados y presentados por organizaciones de derechos humanos son considerados “no creíbles”.

Si bien dichos casos pueden reabrirse si apareciera información adicional, la Coalición no busca nueva información de manera proactiva; por el contrario, recurre a otros para investigar incidentes que debería investigar por su cuenta.

A fines de junio de 2018, la Coalición anunció que, en vista de los nuevos datos proporcionados por Amnistía Internacional, iba a volver a evaluar cuatro casos cerrados anteriormente y a examinar uno nuevo.

La Coalición y algunos de sus miembros admiten en algunas ocasiones responsabilidad por las víctimas civiles denunciadas por las organizaciones de derechos humanos.

En junio de 2018, la Coalición finalmente reconoció haber matado a más de 40 civiles en ataques aéreos efectuados sobre una escuela ubicada en Mansoura (cerca de Raqqa) en marzo de 2017. Human Rights Watch denunció el caso en septiembre de 2017, pero la Coalición lo mantuvo clasificado como “no creíble” durante 15 meses consecutivos.

En marzo de 2018, el gobierno de Australia admitió su responsabilidad por haber matado a dos civiles en un ataque aéreo llevado a cabo por su fuerza aérea en Mosul, Irak, en mayo de 2017, según la información recopilada por Amnistía Internacional y publicada por Airwars.

En mayo de 2018, otro miembro de la Coalición, el Reino Unido, reconoció por primera vez su responsabilidad por la muerte de un civil (en marzo de 2018, en Siria), tras haber efectuado cientos, posiblemente miles, de ataques aéreos en Iraq y Siria desde 2014.

De los tres miembros de la Coalición que bombardearon Raqqa —EE.UU., Francia y el Reino Unido— solo este último respondió individualmente a las solicitudes de información por parte de Amnistía Internacional y aseguró que sus fuerzas no fueron responsables de los ataques aéreos documentados en el informe del 5 de junio. Sin embargo, el Reino Unido no proporcionó la información solicitada por Amnistía Internacional, en particular los lugares exactos de los ataques aéreos y los detalles sobre las medidas específicas tomadas para verificar los objetivos y reducir el daño a civiles. En julio de 2018, Gavin Williamson, ministro de Defensa del Reino Unido, durante una intervención ante el Parlamento, tildó el informe de Amnistía Internacional de “profundamente decepcionante y vergonzoso”; sin embargo, no facilitó ninguna información concreta sobre los ataques aéreos británicos.

A diferencia de las fuerzas estadounidenses, británicas y francesas, un aliado de la Coalición que participó en la operación de Raqqa pasó bastante tiempo en la ciudad tras los ataques. En su respuesta al informe de Amnistía Internacional, las Fuerzas Democráticas Sirias, bajo dirección kurda, reconocieron daños graves y enormes pérdidas humanas y materiales que afectaron a las familias en la ciudad durante la campaña, añadiendo a continuación que “las Fuerzas Democráticas Sirias, como aliadas de las fuerzas de la Coalición en el terreno, no pueden asumir la responsabilidad derivada de los errores que se cometieron y los ataques aéreos infructuosos contra los objetivos militares del Dáesh (el grupo armado que se denomina a sí mismo Estado Islámico). Las Fuerzas Democráticas Sirias no proporcionaron información sobre cómo se entregaron y verificaron las coordenadas de los lugares de los ataques y tampoco respondieron a las críticas de Amnistía Internacional sobre el uso indiscriminado de morteros en zonas civiles densamente pobladas.

Las afirmaciones de la Coalición no se sostienen ante el escrutinio

Las afirmaciones de la Coalición de que realiza “denodados esfuerzos” para evaluar las denuncias de víctimas civiles no resisten el análisis.

La Coalición no ha cumplido con su promesa pública de incluir “visitas en el terreno y entrevistas con testigos, cuando sea posible” en sus investigaciones. Durante su trabajo de campo en Raqqa y Mosul, Amnistía Internacional entrevistó a centenares de testigos y supervivientes de los ataques de la Coalición, ninguno de los cuales había sido entrevistado por los representantes de dicha Coalición. Tampoco le constaba a ninguno de esos testigos y supervivientes que los representantes de la Coalición hubiesen entrevistado a otras personas.

No hay razón alguna para que la Coalición no realice investigaciones de campo y entrevistas a supervivientes y testigos en Raqqa y Mosul, que ahora se encuentran bajo el pleno control de los aliados de la Coalición. De hecho, los representantes de la Coalición, e incluso políticos estadounidenses, han visitado dichas zonas con motivo de reuniones con sus aliados locales u otras actividades, pero no para investigar.

Imprecisión deliberada

Hasta la fecha, la información de la Coalición sobre sus ataques durante las operaciones en Raqqa y Mosul es desafortunadamente insuficiente. Por ejemplo, informa de que todos los ataques tuvieron lugar “cerca de Raqqa” o “cerca de Mosul”, en vez de indicar los lugares precisos de dichos ataques. Tampoco facilita información significativa sobre los objetivos y las armas desplegadas.

En una respuesta del 5 de junio a Amnistía Internacional, la Coalición manifestó que la seguridad operacional le impedía divulgar más información sobre los ataques. Si bien las consideraciones de seguridad pueden restringir el nivel de detalle que se hace público, no deberían convertirse en una excusa para proteger a los miembros de la Coalición de la rendición de cuentas.

La publicación de la información solicitada no pondría en peligro la seguridad operacional. Los combatientes supervivientes del Estado Islámico la conocerán de sobra, ya que ellos mismos fueron testigos de los ataques.

A pesar del mantra repetido por parte de la Coalición de que toman todas las medidas posibles para minimizar las víctimas civiles, no ha proporcionado información sobre las medidas específicas tomadas —antes y después de los ataques— para asegurar que los objetivos no eran civiles y minimizar el posible daño a los civiles ubicados en las proximidades de los objetivos. Seguimos sin saber nada con respecto a la vigilancia de objetivos, la metodología de verificación y la elección de armas.

Si la Coalición hubiese cumplido con sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario con relación a cada ataque, como manifiesta haberlo hecho, entonces no debería haber ninguna razón para rehuir este nivel de transparencia.

El acuerdo con el Dáesh

Si bien la Coalición reconoció que “tenía constancia” de la tregua entre sus aliados de las Fuerzas Democráticas Sirias y el grupo armado que se denomina a sí mismo Estado Islámico, lo que permitió a los combatientes de este grupo abandonar Raqqa, la Coalición manifestó que no había aprobado el acuerdo ya que “no se dedica a concertar acuerdos con el Dáesh”.

Sin embargo, dado que la Coalición es la parte en el conflicto que dispone de fuerza aérea y artillería de largo alcance, solo ella podría haber garantizado a los combatientes del Estado Islámico una salida segura de la ciudad. Según la información recopilada por Amnistía Internacional, los representantes de la Coalición estaban presentes cuando se celebró el acuerdo entre el Estado Islámico y las Fuerzas Democráticas Sirias.

El acuerdo también plantea dudas sobre la justificación —según las necesidades militares— de los ataques efectuados en las horas y los días previos a dicho acuerdo —ataques que mataron a muchos civiles.

Negativa a colaborar

Los portavoces de la Coalición y el ministro de Defensa del Reino Unido también acusaron a Amnistía Internacional de no haberse puesto en contacto con las autoridades competentes para determinar cómo se efectúan los ataques o si el proceso para minimizar las víctimas civiles reúne los requisitos legales o no.

Sin embargo, la Coalición tuvo amplia oportunidad durante todo el año anterior para tratar con Amnistía Internacional las inquietudes planteadas; y o bien no ha respondido o ha adoptado una postura displicente en cada ocasión.

Antes de publicar el informe “Guerra de aniquilación”: Devastadores estragos en la población civil de Raqqa (Siria), Amnistía internacional se dirigió oficialmente por escrito al Departamento de Defensa estadounidense y a los Ministerios de Defensa británico y francés a fin de solicitar información sobre los ataques específicos documentados en el informe y también sobre otros ataques. Hasta la fecha, ni la Coalición ni las autoridades estadounidenses, británicas y francesas han proporcionado la información solicitada. Las respuestas se centran en enunciados retóricos y generales, pero no proporcionan información concreta ni detallada.

Además, Amnistía Internacional publicó anteriormente otro informe en el que manifestaba su preocupación sobre la protección de civiles en el contexto de los ataques aéreos y de artillería de la Coalición en Raqqa (Syria: “I Won’t Forget this Carnage”: Civilians Trapped in Raqqa, 24 de agosto de 2017). Las autoridades de la Coalición desestimaron el informe y no proporcionaron detalles adicionales.

Amnistía Internacional también contactó previamente con la Coalición, a mediados de 2017, antes de la publicación de un informe sobre el desarrollo de las hostilidades en Mosul y no recibió respuesta alguna.

Tras la publicación de Irak: Los bombardeos aéreos siegan la vida de civiles, que se encontraban en sus hogares , siguiendo el consejo de no huir de Mosul, el 28 de marzo de 2017, y de “At Any Cost”: The Civilian Catastrophe in West Mosul- Irak, el 12 de julio de 2017, los representantes de la Coalición respondieron a través de los medios de comunicación y utilizaron el mismo lenguaje displicente que luego emplearon para referirse a la información de Amnistía Internacional sobre las víctimas civiles en Raqqa.

El personal de Amnistía Internacional ha celebrado varias reuniones con las autoridades estadounidenses, británicas y francesas en 2017 y 2018, pero en ellas no se aportó ninguna información adicional.