Miércoles, 13 de diciembre, 2017
Ramos, Jorgen
Resalta la necesidad de contar cada vez más con enfoques, prácticas y registros que faciliten este conocimiento mutuo, superando la gruesa dicotomía entre el conocimiento de los “pueblos indígenas” y lo occidental
Un desafío central para las sociedades latinoamericanas en el esfuerzo por revalorar e incluir los conocimientos indígenas, es el reconocimiento de la gran diversidad cultural existente al interior de cada uno de los países. Dada su mayor proporción numérica o los procesos políticos desarrollados, algunos pueblos indígenas hoy son más visibles o han tenido mayor incidencia en las políticas educativas que otros, es el caso del pueblo quechua en los andes, actualmente una de las lenguas originaria más habladas en Ecuador, Perú y Bolivia, la cual se expandió no solo durante el Incanato, sino también en la colonia por los evangelizadores católicos y posteriormente por las nuevas repúblicas que focalizaron la enseñanza y conocimiento indígena en este pueblo Guerrero, citado por la UNESCO (2017). Esta situación repercute en el hecho de que hoy las políticas públicas todavía prioricen el trabajo con unos pueblos en desmedro de otros, generalmente menos numerosos y más dispersos geográficamente como es el caso de los amazónicos o de las tierras bajas.
En Venezuela se encuentran algunos grupos indígenas más visibles que otros. La etnia Wayuu vive actualmente una grave crisis humanitaria por escases de medicinas y otros artículos de primera necesidad, es una situación reseñada por los medios de comunicación constantemente, pero son las Organizaciones No Gubernamentales las que, con sus limitados recursos, intentan paliar la situación.
De igual manera, es generalizado que en Latinoamérica se pierde la oportunidad de ampliar los intercambios entre los mismos pueblos, obviando conocimientos, producto de determinadas formas de vida y relaciones con la naturaleza diferenciadas, e igual de valiosas para la preservación y reproducción de las culturas
Reconocer la diversidad
Resalta la necesidad de contar cada vez más con enfoques, prácticas y registros que faciliten este conocimiento mutuo, superando la gruesa dicotomía entre el conocimiento de los “pueblos indígenas” y lo occidental, como si fueran dos entes homogéneos, negando la diversidad misma entre los pueblos. En tal sentido, es importante lo avanzado en Bolivia a partir de su afirmación como Estado Plurinacional, que define a su vez el mandato de implementar una educación intracultural, intercultural y plurilingüe. Justamente, el enfoque “intra” complementa al “inter” pues busca visibilizar lo propio de cada pueblo, tomando en cuenta que históricamente se ha arremetido contra las identidades, lenguas y conocimientos, favoreciendo la cultura hegemónica.
Trabajar reconociendo la diversidad de los pueblos, dialogando con sus saberes y propiciando intercambios entre las distintas culturas, requiere que se produzca información de consulta para maestros y estudiantes. Sin este soporte pedagógico y una orientación intra e intercultural es más difícil avanzar en la valorización del conocimiento indígena y su posible inclusión en contextos nacionales en un marco de globalización e intercambio más amplio.
Profundización de los saberes y conocimientos indígenas
Implementar adecuadamente el proceso de reformas educativas que dialoguen cada vez más con los conocimientos y cosmovisiones de los pueblos indígenas requiere de un proceso de investigación exhaustivo y sistemático. Producto de los procesos históricos mencionados de conquista y colonialidad, los saberes y conocimientos de los pueblos indígenas fueron subordinados e invisibilizados, perdiéndose incluso lenguas, prácticas ancestrales medicinales, o técnicas de uso del bosque etc., que son importantes preservar y, de ser el caso, recuperar. Por ello es importante que cada país cuente con una instancia de investigación de los conocimientos, lenguas y saberes de los pueblos indígenas, no solo en términos científicos y utilitarios, como hace la industria farmacéutica, sino en su integralidad y en diálogo con el quehacer educativo. Las investigaciones de estas instancias pueden alimentar tanto la formulación, implementación y monitoreo de las políticas educativas, como la producción de materiales y textos de enseñanza.
Formación docente
Las y los educadores son pieza clave de todas las propuestas de reformas curriculares e interculturalización de la educación. Por ello, es fundamental replantearse contenidos y la propia formación del profesorado, transformando las formas de enseñanza y aprendizaje hegemónicas fuertemente arraigadas en los currículos y propuestas metodológicas. Reconocer la importancia de la comunidad y los saberes locales debe ser un factor clave a considerar e integrar en la formación del profesorado, lo cual implica la deconstrucción de formas de pensar y ver a los diferentes pueblos y sus sistemas de conocimientos, que han sido generalmente considerados no científicos o un impedimento para el desarrollo de las competencias planteadas en los currículos oficiales, y analizar los sistemas propios de enseñanza-aprendizaje, para lograr entenderlos y desarrollar realmente un proceso de aprendizaje inclusivo en sus labores docentes.
La formación del profesorado debe incluir una dimensión cognitiva, una dimensión metodológica que permita que se desarrollen las competencias interculturales para la vida cotidiana, así como el entendimiento del rol que juega la empatía con las demás personas, con esas otras culturas y sus integrantes, dimensión que actualmente no está muy trabajada en los currículos educativos y que les permitiría acercarse al universo emocional del estudiantado.
Referencias consultadas:
- http://unesdoc.unesco.org/images/0024/002477/247754S.pdf
- http://www.unesco.org/new/es/santiago/resources/single-publication/news/indigenous_knowledge_and_practices_in_education_in_latin_ame/
- Foto de Gustavo Frazao / Shutterstock.com