Miércoles, 11 de octubre, 2017
D'Amato, Daniel

Muchxs de nosotrxs nos preguntamos ¿por qué es necesario un Día Internacional de la Niña?, pero la pregunta que deberíamos hacernos no es esa, sino ¿cómo se nos ocurre preguntarnos el por qué? Nacer niña en algunos países o culturas significa no ir a la universidad, ser ama de casa o que ser madre sea una obligación en vez de una elección.

Todos los días alrededor del globo, las niñas se enfrentan a la discriminación y a la violencia. Es por ello que, el hecho de que la Organización de las Naciones Unidas, aprobara la Resolución 66/170, en la que se declaró el 11 de octubre como Día Internacional de la Niña, es una victoria: una victoria que busca empoderar a las que mañana serán las lideresas del mundo, una victoria para que sus derechos humanos sean realmente respetados y una victoria que va de la mano con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.


A pesar de que lxs niñxs son titulares de los derechos humanos reconocidos por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y otros tratados y convenciones, como la Convención sobre los Derechos del Niños de 1989; el derecho a la igualdad, a la supervivencia, a la participación y al desarrollo de las niñas no se respeta como el de los niños.

Esta grave situación puede apreciarse fácilmente en el siguiente dato: más de 110 millones de niños en el mundo no van a la escuela. De esos 110 millones, dos tercios son niñas. Necesitamos frenar esta realidad y podemos lograrlo si consideramos a la educación como factor de transformación social, económica y política. Una niña que tiene acceso a la educación, conoce sus derechos, está empoderada para cumplir sus sueños y metas, participará activamente en su sociedad y podrá enfrentarse con aplomo a las discriminaciones y desventajas que se le podrían presentar a lo largo de su vida. Si se permite que las niñas tengan acceso a la educación sin desventajas, estas se convertirán en agentes de cambio y podrán transformar sus vidas y la de sus ciudades, lo que a su vez reducirá la pobreza, la tasa de embarazos no deseados y favorecerá al crecimiento económico de ese país o región.

Por supuesto, hay que hacerle frente a otros problemas que sufren las niñas y que tienen que ver con sus derechos sexuales y reproductivos. Es inaceptable que las niñas sean sometidas a la mutilación femenina, por ejemplo. La educación también tiene que estar orientada a erradicar este tipo de conductas en la sociedad, fomentando el respeto por la humanidad y el libre desenvolvimiento de la persona.

Otra de las prácticas a ser erradicadas, tiene que ver con el matrimonio infantil: acabar con este problema es fundamental y tendrá un impacto positivo en las sociedades que podrá apreciarse en la reducción de la pobreza, de la mortalidad y la violencia, y una sociedad con menos desigualdades y más educada que experimentará un incremento positivo en la economía.

Necesitamos de tu apoyo para que las niñas puedan vivir libres sin ser sometidas a malos tratos y discriminaciones por su género, que puedan elegir si casarse o no, si ser madres o no, su profesión y cuáles son sus sueños. Con tu voz podemos lograr un mundo en el que las niñas dejen de ser objeto de explotación y maltratos sexuales o sigan siendo usadas por sus familiares como parte de pago, exponiéndolas así a una vida de tortura, discriminación, desigualdad, violencia y muerte.

¿Cómo puedes apoyar?

Llama la atención de tus conocidxs sobre la necesidad de afrontar estas realidades; comparte contenido relacionado en tus redes sociales; exige a los Estados que asuman su responsabilidad y cumplan y hagan cumplir los derechos de las niñas y adolescentes, garantizando la igualdad en la Ley y en la práctica; participa activamente en tus comunidades y asambleas civiles proponiendo políticas orientadas al logro de la igualdad entre niños y niñas; y si ya colaboras con alguna iniciativa dirigida a erradicar los problemas que sufren las niñas alrededor del mundo, ¡Comparte tu experiencia! Juntxs somos fuertes, juntxs somos defensorxs. ¡Únete al movimiento!