Martes, 03 de diciembre, 2024
Durante los últimos cuatro decenios, la respuesta a las víctimas y sobrevivientes de la trágica fuga de gases tóxicos de Bhopal ha sido lamentablemente insuficiente y cruel a causa del racismo ambiental; así lo ha afirmado Amnistía Internacional hoy, cuando se cumple el 40 aniversario de una de las peores catástrofes industriales del mundo.
Hace 40 años, una fuga letal de gases de una fábrica de pesticidas mató a al menos 22.000 personas en la ciudad de Bhopal (India). Desde entonces, para la empresa química Union Carbide Corporation (UCC), con sede en Estados Unidos, y su posterior propietario, la empresa química Dow, y para las autoridades estadounidenses e indias, Bhopal es una “zona de sacrificio” donde medio millón de personas de todas las generaciones continúan sufriendo.
“Pocas cosas han cambiado en estos cuarenta años. Una dinámica de poder desigual hace que las víctimas, en su mayoría pertenecientes a comunidades minoritarias y marginadas de bajos ingresos, se vean privadas de justicia. Mientras, los responsables, en particular los gigantes empresariales con sede en Estados Unidos, continúan eludiendo de manera vergonzosa sus responsabilidades inequívocas en materia de derechos humanos. La falta de medidas por las autoridades indias y estadounidenses para obligar a rendir cuentas a todos los responsables de este crimen atroz de negligencia empresarial es una burla”, ha dicho Mark Dummett, director de Empresas y Derechos Humanos de Amnistía Internacional.
Pocas cosas han cambiado en estos cuarenta años… La falta de medidas por las autoridades indias y estadounidenses para obligar a rendir cuentas a todos los responsables de este crimen atroz de negligencia empresarial es una burla.
Mark Dummett, director de Empresas y Derechos Humanos de Amnistía Internacional
“Los grupos de sobrevivientes y sus simpatizantes continúan su inspiradora lucha por obtener justicia a través de acciones judiciales, investigación científica y asistencia médica ante el apoyo insuficiente del Estado y las empresas. Su historia de valentía y resiliencia es digna de aprender, honrar y recordar en su aniversario.”
“Zona de sacrificio”
Miles de toneladas de residuos tóxicos continúan enterrados en la fábrica abandonada y sus alrededores, contaminando el agua de manera constante y creciente. Esto es un indicador claro de que es una “zona de sacrificio”, cuyo nivel de contaminación es tan alto que tiene consecuencias demostrables y devastadoras para la salud de la población local.
En 2001, Dow, una de las mayores empresas químicas del mundo, absorbió UCC, empresa radicada en Estados Unidos que tenía participación mayoritaria en la fábrica de Bhopal en 1984, año de la catástrofe. Dow tomó el control total de los activos y beneficios de UCC y, por tanto, también debería haber asumido sus obligaciones. Sin embargo, lo que ha hecho es distanciarse en todo momento de cualquier responsabilidad hacia las personas sobrevivientes.
En 1989, UCC firmó un acuerdo de indemnización absolutamente insuficiente e injusto con el gobierno de India, y lo hizo sin consultar a las personas sobrevivientes de la tragedia de Bhopal.
Además, la presión ejercida por el gobierno de Estados Unidos ha permitido que empresas y particulares estadounidenses responsables de la catástrofe eludan la acción penal de la justicia.
Los grupos de sobrevivientes y sus simpatizantes continúan su inspiradora lucha por obtener justicia… Su historia de valentía y resiliencia es digna de aprender, honrar y recordar en su aniversario.
Mark Dummett
“Racismo ambiental” arraigado
Este mismo año, Amnistía Internacional ha publicado Bhopal 40 Years of Injustice, donde se documenta cómo, a través de la discriminación sistémica e intergeneracional, el arraigado racismo ambiental ha permitido que los actores estatales y empresariales no rindan cuentas y que no se garantice un programa integral de reparaciones. Las respuestas de las empresas pueden consultarse en el anexo del informe.
El informe identifica el racismo ambiental con numerosas violaciones de derechos humanos interconectadas, como son los efectos adversos de la degradación ambiental sobre los derechos a la vida, la salud, un nivel de vida adecuado, la educación y otros derechos básicos, la privación del derecho a un medioambiente limpio, saludable y sostenible, y la violación del derecho a no sufrir discriminación.
La indiferencia y el desprecio con que se ha tratado a las personas supervivientes y a sus descendientes desde la tragedia, la falta de una rendición de cuentas adecuada y efectiva tanto por parte del Estado como de las empresas por el escape de gas y por la contaminación que aún persiste, y que no se garantice un programa de reparaciones capaz de abordar adecuadamente todos los daños pasados y presentes, todo ello es consecuencia del arraigado racismo ambiental.
Por tanto, Amnistía Internacional ha pedido a los accionistas que pongan fin a su relación con Dow y consideren retirar su inversión de la empresa química si ésta no adopta medidas rápidas y significativas para aliviar el sufrimiento a través de la indemnización adecuada de todas las personas sobrevivientes y la evaluación y limpieza de la contaminación.
Por más que niegue su responsabilidad, no conseguirá borrar el espanto de la tragedia ocurrida en Bhopal y sólo prolongará el sufrimiento de las personas sobrevivientes y obstaculizará las reparaciones.
Mark Dummett
Asimismo, Amnistía Internacional pide al gobierno indio que siga reclamando a Dow una reparación legal en representación de las víctimas y compense las posibles carencias de quienes siguen sufriendo o a quienes se ha negado injustamente una reparación.
“Cuarenta años después de la trágica fuga de gases tóxicos en Bhopal, lo mínimo que merecen las víctimas y sus familiares es justicia. Pero Dow sigue leyendo el gastado manual corporativo. Por más que niegue su responsabilidad, no conseguirá borrar el espanto de la tragedia ocurrida en Bhopal y sólo prolongará el sufrimiento de las personas sobrevivientes y obstaculizará las reparaciones”, ha dicho Mark Dummett.
Información complementaria
Hacia la medianoche del 2 de diciembre de 1984, una fuga de unas 40 toneladas del letal gas de isocianato de metilo (MIC) de la fábrica de pesticidas de Bhopal, entonces propiedad de la empresa con sede en Estados Unidos Union Carbide Corporation, mató rápidamente a miles de personas en las viviendas informales que rodeaban la fábrica. Se calcula que más de 22.000 personas han muerto prematuramente como consecuencia directa de la exposición al gas, y siguen ocurriendo muertes.
Más de 500.000 personas resultaron heridas o han sufrido daños permanentes, por medios que incluyen el impacto intergeneracional de la exposición al MIC sobre la salud reproductiva y las fuentes de agua contaminadas por las sustancias químicas que se dejaron en el lugar.
Amnistía Internacional también publicó informes para conmemorar el 20 y 30 aniversario de la catástrofe de Bhopal.