Viernes, 23 de octubre, 2020
Las autoridades saudíes siguen silenciando sistemáticamente la disidencia y aplastando la libertad de expresión, usando el Tribunal Penal Especializado para atacar a economistas, enseñantes, clérigos, escritores y escritoras, activistas y otras personas que reclaman el cambio. Quienes defienden los derechos humanos se enfrentan a detenciones, juicios injustos y torturas
Con el empoderamiento de las mujeres encabezando la agenda de la Cumbre del B20 que se celebra la próxima semana con Arabia Saudí como anfitriona, Amnistía Internacional recuerda a los líderes y las lideresas del mundo empresarial que muchas de las activistas de los derechos de las mujeres más valientes del país están en prisión por atreverse a exigir reformas.
Loujain al Hathloul, Nassima al Sada, Samar Badawi, Mayaa al Zahrani y Nouf Abdulaziz encabezaron campañas por los derechos de las mujeres como las que reclamaron el derecho a conducir y el fin del represivo sistema de tutela masculina. Pero mientras Arabia Saudí ensalza reformas recientes como la relajación de las restricciones sociales y la suavización del sistema de tutela para tratar de conseguir la aprobación de los ricos y poderosos del B20, las activistas de los derechos de las mujeres siguen encarceladas.
“Desde que asumió la presidencia del G20, Arabia Saudí ha hecho una gran inversión en renovar su imagen, lanzando consignas sobre la igualdad de las mujeres e insistiendo en que está preparado para el cambio. No obstante, las auténticas artífices del cambio de Arabia Saudí están entre rejas”, declaró Lynn Maalouf, directora regional adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.
“Los líderes y las lideresas del B20 no deben dejarse engañar por esta desvergonzada hipocresía; les pedimos que demuestren que los derechos humanos les importan tanto como las oportunidades de negocio. Toda empresa que opere en o con Arabia Saudí tiene la responsabilidad de garantizar que no contribuye con sus actividades a que se cometan violaciones de derechos humanos.”
El B20 es el foro oficial donde los líderes y las lideresas empresariales presentan recomendaciones sobre políticas al G20 antes de la cumbre principal de noviembre. Este año participarán representantes de empresas de gran resonancia como HSBC, Mastercard, PwC, McKinsey, CISCO, ENI, Siemens, Accenture y BBVA.
Una cínica campaña de relaciones públicas
Arabia Saudí ha divulgado el dato de que este año, el 33% de las delegaciones del B20 están constituidas por mujeres, el mayor porcentaje habido hasta ahora. El sitio web del B20 dice que “mujeres en empresas” será el “tema distintivo” de la presidencia de Arabia Saudí.
Estos eventos son la culminación de una enérgica campaña de relaciones públicas liderada por el príncipe heredero Mohammed bin Salman, que ha prometido igualdad de oportunidades como parte de la estrategia de la Visión 2030 de Arabia Saudí.
Tras el anuncio del plan Visión 2030, se concedió a las mujeres el derecho a conducir, en junio de 2018. Esto fue un paso hacia la igualdad de oportunidades de empleo, al dar a las mujeres de Arabia Saudí un mínimo de libertad e independencia. Pero apenas unas semanas antes de que se anunciara este cambio, las autoridades lanzaron una campaña de represión contra defensores y defensoras de los derechos humanos en la que detuvieron a gran parte de quienes habían propugnado el derecho a conducir.
En la actualidad, 13 defensoras de los derechos de las mujeres continúan procesadas debido a su activismo por los derechos humanos. Varias de ellas se enfrentan a cargos de contactar con medios de comunicación extranjeros u organizaciones internacionales, incluida Amnistía Internacional. Algunas de ellas también han sido acusadas de “promover los derechos de las mujeres” y “pedir el fin del sistema de tutela masculina”. De las 13, cinco continúan privadas de libertad: Loujain al Hathloul, Samar Badawi, Nassima al Sada, Nouf Abdulaziz y Mayaa al Zahrani.
Las autoridades saudíes siguen silenciando sistemáticamente la disidencia y aplastando la libertad de expresión, usando el Tribunal Penal Especializado para atacar a economistas, enseñantes, clérigos, escritores y escritoras, activistas y otras personas que reclaman el cambio. Quienes defienden los derechos humanos se enfrentan a detenciones, juicios injustos y torturas.
Amnistía Internacional pide a los líderes y las lideresas empresariales que asisten al B20 que no cierren los ojos ante estas violaciones de derechos. Todas las empresas tienen la responsabilidad de garantizar que no contribuyen a perjudicar los derechos humanos. Se espera que ejerzan la diligencia debida para identificar, prevenir y mitigar los riesgos que sus actividades y las actividades de su cadena de suministro y relaciones empresariales puedan representar para estos derechos.
Amnistía Internacional ha escrito a las empresas que participan en la cumbre del B20 para exponer su enorme preocupación por los riesgos que las operaciones empresariales en y con Arabia Saudí comportan para los derechos humanos, y para recordarles sus responsabilidades en relación con estos derechos.
“Instamos asimismo a las delegaciones del B20 a que piensen cuidadosamente en cómo sus marcas podrían estar legitimando violaciones de derechos humanos y respaldando la ofensiva de seducción de Arabia Saudí”, concluyó Lynn Maalouf.
“Si la Cumbre del B20 de Arabia Saudí fuera tan progresista como se dice, las activistas que tanto hicieron para conseguir más derechos para las mujeres tendrían un lugar en la mesa.”