Martes, 13 de octubre, 2020
Amnistía Internacional observa también con alarma información reciente de medios de comunicación locales según la cual las fuerzas armadas myanmaras utilizan a niños y niñas rohinyás como porteadores forzados en el municipio de Buthidaung, zona donde se están produciendo enfrentamientos con el Ejército de Arakán
- Muertes y heridas entre la población civil, incluidos niños y niñas
- Análisis realizados por teledetección confirman que varias localidades habitadas por personas de etnia rajine ardieron el 3 de septiembre
Amnistía Internacional ha encontrado nuevos indicios de la comisión de ataques indiscriminados contra civiles en el estado de Rajine en medio de una grave intensificación del conflicto armado entre las fuerzas armadas de Myanmar y el Ejército de Arakán.
Estos indicios están basados en testimonios directos, fotografías y vídeos recibidos desde el estado de Rajine, así como en análisis de imágenes de satélite y de información de los medios de comunicación y de fuentes de la sociedad civil. Todos los nombres de las personas que han prestado su testimonio son ficticios.
“No hay señales de que el conflicto entre el Ejército de Arakán y las fuerzas armadas de Myanmar esté perdiendo intensidad, y la población civil sigue sufriendo las consecuencias”, ha manifestado Ming Yu Hah, directora regional adjunta de Campañas de Amnistía Internacional.
El absoluto desprecio de las fuerzas armadas de Myanmar por la población civil se hace cada día más evidente y terrible. El Consejo de Seguridad de la ONU debe remitir con urgencia la situación en Myanmar a la Corte Penal Internacional.”
Amnistía Internacional ve también con preocupación los recientes informes sobre un aumento de la presencia de tropas myanmaras a lo largo de la frontera con Bangladesh. Especialistas en armas de Amnistía Internacional han analizado imágenes de minas terrestres antipersonal encontradas en una zona civil y han determinado que se trata de artefactos del tipo MM2 que suelen utilizar las fuerzas armadas de Myanmar. Son más grandes que la mayoría de las minas terrestres antipersonal y se caracterizan por el daño severo que infligen.
Tanto el Ejército de Arakán como las fuerzas armadas myanmaras utilizan artefactos antipersonal, por lo que no siempre se puede determinar su procedencia. La restricción actual del acceso a la zona obstaculiza las actividades de documentación sobre el terreno de Amnistía Internacional.
En los últimos meses, medios de comunicación y fuentes locales de la sociedad civil han informado de varios incidentes en los que han muerto y resultado heridas personas civiles como consecuencia de minas terrestres
Uno de los más recientes ocurrió el 18 de septiembre, cuando una mujer chin de 44 años pisó una mina mientras recogía brotes de bambú cerca de la base del Batallón de Infantería Ligera de las fuerzas armadas myanmaras en Paletwa. Murió poco después a causa de las heridas.
Amnistía Internacional observa también con alarma información reciente de medios de comunicación locales según la cual las fuerzas armadas myanmaras utilizan a niños y niñas rohinyás como porteadores forzados en el municipio de Buthidaung, zona donde se están produciendo enfrentamientos con el Ejército de Arakán.
“No pensé que fuera en nuestro pueblo”
El 8 de septiembre de 2020 por la mañana, Maung Soe* estaba trabajando cerca del pueblo de Nyaung Kan, en el municipio de Myebon, cuando oyó disparos de armamento pesado, que dice que sonaban como un trueno.
“No pensé que fuera en nuestro pueblo. Creí que era en otra parte. Intenté llamar a mi esposa, pero no respondía. Lo oí dos veces —jain, jain— en un minuto.”
“Fui al pueblo y oí que algunas personas estaban heridas. Cuando llegué a casa, mi esposa y mi hija estaban tendidas en el suelo. [Mi esposa] no decía nada. Fui a comprobar si mi hija [de siete años] estaba todavía viva. La levanté e intenté salir.”
“No vi [soldados]. El [sonido] de las armas venía de muy lejos. Y cuando intenté escapar corriendo, con el cuerpo de mi hija en brazos, hubo más disparos. Intenté proteger el cuerpo de mi hija con el mío, cerca del arroyo. A los dos minutos, mi hija falleció.”
“Incluso después de que mi hija falleciera, todavía oía aproximarse el [sonido] de las armas [...] Tuve que escapar, dejando allí el cuerpo de mi hija. Regresé después, cuando dejaron de disparar.”
Maung Soe afirma que no había combatientes del Ejército de Arakán en Nyaung Kan. Los habitantes del pueblo creen que el armamento pesado se disparó desde una base militar myanmara próxima a los límites del municipio de Ann.
El bombardeo del pueblo de Nyaung Kan del municipio de Myebon se cobró la vida de cinco personas, entre ellas la esposa y la hija de Maung Soe. Todas eran del grupo étnico rajine, y dos tenían sólo siete años. Otras diez más resultaron heridas en el ataque.
Según estimaciones de un grupo local de la sociedad civil, el número de personas civiles muertas en los estados de Rajine y Chin desde diciembre de 2018 como consecuencia de este conflicto asciende a 289, y el de heridas, a 641.
No puede verificarse de manera independiente la verdadera cifra, pues un bloqueo de los servicios de Internet para dispositivos móviles y, en general, la represión gubernamental de los medios de comunicación que informan de la situación han impedido las actividades de documentación en las zonas afectadas por el conflicto. No obstante, en julio de 2020, Amnistía Internacional pudo documentar bombardeos aéreos y de artillería de las fuerzas armadas de Myanmar que mataron a hirieron a civiles, incluidos niños y niñas.
El 14 de septiembre, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, dijo al Consejo de Derechos Humanos que, en algunos casos recientes del estado de Rajine, parecía haberse perseguido o atacado indiscriminadamente a civiles. Esto podría constituir nuevos crímenes de guerra o incluso crímenes de lesa humanidad.
Maung Soe está ahora desplazado y asegura que quiere ver a las fuerzas armadas de Myanmar retirarse del estado de Rajine para impedir que se produzcan más daños: “Como sufro y como he perdido a mi familia, no quiero que nadie más de Rajine padezca lo mismo en el futuro.”
“Una desde la carretera y otra desde la montaña”: Ataque incendiario desde dos direcciones contra un pueblo
Análisis de teledetección y nuevos testimonios de testigos recopilados por Amnistía Internacional indican que tropas myanmaras incendiaron un pueblo en el municipio de Kyauktaw del estado de Rajine a principios de septiembre.
Más de 120 edificios en Taung Pauk y Hpa Yar Paung aparecen arrasados por las llamas en imágenes de Planet del 10 de septiembre 2020. Ya el 3 de septiembre se habían teledetectado incendios en estas poblaciones mediante sensores en satélites.
Un testigo, U Kyaw Tin*, que vive en la zona, contó a Amnistía Internacional que iba por un camino con su vaca cuando las fuerza armadas de Myanmar iniciaron un ataque contra Hpa Yar Paung el 3 de septiembre.
“Comenzaron a disparar y entraron en el pueblo. No sabía de dónde venían exactamente los disparos [...] Intentábamos pasar al otro lado. No veíamos lo que estaba pasando exactamente, porque íbamos corriendo.”
Afirma que parecía que las fuerzas armadas myanmaras se acercaban al pueblo desde dos direcciones. “[Venían] dos tropas, una por cada lado: una desde la carretera y otra desde la montaña. Había también disparos desde [un lugar lejano], pero había también algo desde el borde de la carretera, que venía en un vehículo.”
Un portavoz de las fuerzas armadas de Myanmar, el general de división Zaw Min Tun, dijo a la prensa que el Ejército de Arakán había atacado un vehículo policial cerca del pueblo con un dispositivo explosivo improvisado, detonado a distancia.
Según la información recibida por Amnistía Internacional, esa noche se vio a las fuerzas armadas myanmaras detener a dos hombres de etnia rajine en el pueblo. Al parecer, a la mañana siguiente aparecieron sus cadáveres, con heridas de bala, cerca del río.
Las fuerzas armadas myanmaras los llevaron a Kyauktaw para practicarles la autopsia y dijeron a los medios de comunicación que se encontraron en el lugar “dos cuerpos enemigos y un arma”.
“[Las fuerzas armadas myanmaras] comenzaron el ataque incendiario alrededor de las nueve de la noche”, ha explicado U Kyaw Tin a Amnistía Internacional. “Cuando acabaron fueron a otro lugar cerca de la colina y comenzaron a atacar allí también.”
El análisis de imágenes de satélite del 10 de septiembre de 2020 realizado por Amnistía Internacional ha determinado que, al parecer, fueron destruidas completamente por el fuego más de 120 estructuras de los pueblos de etnia rajine de Taung Pauk y Hpa Yar Paung, en el municipio de Kyauktaw.
La organización ha examinado también datos de sensores por satélite tomados desde el 3 de septiembre que mostraban anomalías térmicas. Además, Amnistía Internacional ha analizado un vídeo del pueblo calcinado de Hpar Yar Paung, grabado el 4 de septiembre desde un vehículo en marcha, que mostraba una panorámica a nivel del suelo de la extensión de la destrucción. Las tres fuentes de información parecen coincidir con los informes sobre las llamaradas del 3 de septiembre por la noche.
U Kyaw Tin ha dicho que alrededor de 80 casas quedaron completamente destruidas y más de 90 sufrieron daños. Los 500 habitantes de Hpar Yar Paung están ahora desplazados en el municipio de Kyauktaw y dependen de la ayuda humanitaria de grupos de la sociedad civil de etnia rajine, de la localidad de Kyauktaw.
Nuevas cifras de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA) indican que entre enero de 2019 y septiembre de 2020 han sido desplazadas a 180 lugares del estado de Rajine 89.564 personas.
Estas cifras están basadas en datos proporcionados por el gobierno del estado de Rajine y socios humanitarios de OCHA. Grupos locales de la sociedad civil indican que el verdadero número de personas desplazadas probablemente sea mayor, pues muchas han huido a zonas que en teoría están ahora bajo el control del gobierno.
Esta cifra se suma a la crisis de desplazamiento masivo existente en Rajine, donde más de 130.000 personas rohinyás han sido internadas en campos desde 2012. https://www.amnesty.org/es/documents/asa16/7484/2017/en/
“No sabemos nada”: Bloqueo de Internet en el contexto de la pandemia
El bloqueo de servicios de Internet para dispositivos móviles impuesto en todo el estado de Rajine y el vecino estado de Chin durante el último año se levantó parcialmente en agosto, pero las autoridades han limitado la velocidad de navegación a 2G en algunas de las partes más afectadas por el conflicto armado.
El gobierno de Myanmar había manifestado que el bloqueo de los servicios de Internet para dispositivos móviles era necesario para impedir la “incitación” y las detonaciones a distancia de artefactos explosivos antipersonal por el Ejército de Arakán.
Sin embargo, el bloqueo ha impedido el envío de ayuda humanitaria esencial y el acceso a información decisiva sobre el conflicto y la pandemia de COVID-19, mientras el virus se propaga cada vez más por Myanmar desde mediados de agosto, particularmente en el estado de Rajine.
En el caso de Maung Soe, la falta de conectividad suponía que el pueblo no tenía conocimiento de la magnitud y ubicación de los combates.
“No tenemos ninguna conexión y no sabemos nada de lo que está pasando sobre el conflicto y los ataques en otras partes”, ha explicado Maung Soe.
Además del bloqueo de Internet, el acceso humanitario sigue estando gravemente restringido por orden del gobierno en gran parte del estado de Rajine y en un municipio del estado Chin.
El acceso a servicios de salud en el estado de Rajine sigue siendo pésimo, particularmente en el caso de la población rohinyá, que lleva mucho tiempo sometida a restricciones de la circulación y, a menudo, a extorsión por la policía y las fuerzas armadas.
El gobierno de Myanmar debe garantizar el acceso pleno y sin restricciones a los agentes humanitarios y permitir a toda la población del estado el acceso a los servicios de salud.
Amnistía Internacional teme que los amplios poderes otorgados en virtud de órdenes dictadas en el contexto de la COVID-19 se presten a ser utilizados de manera indebida, particularmente en las zonas afectadas por el conflicto.
La impunidad y el secretismo enturbian el escándalo de la violencia sexual de las fuerzas armadas
El 11 de septiembre de 2020, las fuerzas armadas de Myanmar admitieron que tres de sus miembros habían violado a una mujer de etnia rajine durante operaciones efectuadas en el municipio de Rathedaung el 30 de junio, a pesar de que lo habían negado rotundamente cuando se denunció por primera vez en julio. https://www.mmtimes.com/news/three-myanmar-soldiers-admit-rape-rakhine-woman.html
La semana pasada, en una declaración sobre el incidente, las fuerzas armadas dieron públicamente el nombre de la superviviente, pero no los de los violadores.
“Aunque las fuerzas armadas de Myanmar se hayan visto obligadas a admitir el delito, el modo en que se han ocupado de este terrible caso de violencia sexual pone de manifiesto una completa falta de interés por la rendición de cuentas”, ha afirmado Ming Yu Hah.
“Estos horribles hechos lo dicen todo sobre el tatmadaw y hasta qué punto sus miembros dan por supuesto que gozan de impunidad.”
“La comunidad internacional deben dar de inmediato la señal de alarma sobre la situación en el estado de Rajine o tendrá que explicar después por qué, una vez más, que no ha actuado.”