Miércoles, 05 de agosto, 2020
Las protestas celebradas del 10 al 12 de julio estaban organizadas por el Movimiento 5 de Junio-Agrupación de Fuerzas Patrióticas (Mouvement du 5 Juin-Rassemblement des forces patriotiques, M5-RFP), que lleva manifestándose contra la falta de gobernanza y el fraude electoral en Malí desde el 5 de junio y ha pedido la dimisión del presidente, Ibrahim Boubacar Keita. Las manifestaciones, que coincidieron con un llamamiento del M5-RFP a la desobediencia civil, fueron brutalmente reprimidas por las fuerzas de seguridad en toda la capital, Bamako, con el resultado de al menos 11 manifestantes y transeúntes muertos y decenas de personas heridas.
“El 11 de julio, los rumores de la detención del imán Mahmoud Dicko, líder del M5-RFP, dieron lugar a la movilización de manifestantes y residentes en el barrio de Badalabougou. Algunos comenzaron a avanzar hacia la vivienda de Manassa Danioko, que no está lejos de la residencia de Dicko”, ha afirmado Ousmane Diallo, investigador de Amnistía Internacional para África Occidental.
“Dispararon a Halidou Bouaré cuando estaba en el centro de lavado de coches donde trabajaba. No participaba en la protesta pero, como estaba cerca del lugar, fue alcanzado por dos balas, una en el abdomen y otra en el hombro, mientras hacía su trabajo. Perdió el conocimiento cuando lo llevaban al hospital. Le salía mucha sangre por la boca. Murió en el hospital poco después de nuestra llegada.”
“Durante los enfrentamientos con la policía, Aly recibió un disparo en la cabeza. Varios jóvenes identificaron al autor del disparo como uno de los escoltas de Manassa Danioko. Aly estaba con uno de sus amigos, quien hizo fotografías del escolta y lo identificó. Le dijo al autor del disparo que tenía una buena fotografía suya y que pagaría por su crimen. La policía intentó detenerlo, pero logró escapar.”
“Recuerdo a mi hijo diciéndome: ‘papá, no puedo respirar’. [...] Comprendí que mi hijo se estaba muriendo delante de mí, en el hospital. No sé quién disparó, pero unos muchachos que estaban allí dijeron que había sido uno de los escoltas.”
El papel de la unidad especial antiterrorista (FORSAT) de las fuerzas gubernamentales en la detención de líderes del M5-RFP y en el asalto a la mezquita del imán Mahmoud Dicko es también motivo de profunda preocupación y merece una investigación exhaustiva.
Según han relatado varios testigos a Amnistía Internacional, durante una reunión del M5-RFP celebrada el 11 de julio, hombres encapuchados y fuertemente armados que presuntamente pertenecían a la FORSAT llegaron en dos autobuses públicos sin distintivos para disolverla.
“Otros testigos dijeron haber visto a miembros de la FORSAT desplegados para detener a los líderes del M5-RFP el 11 de julio. Y también fueron vistos lanzando un asalto a la mezquita del imán Mahmoud Dicko al anochecer”, ha contado Ousmane Diallo.
“Desplegar efectivos de la FORSAT para mantener el orden público en las manifestaciones contraviene claramente su mandato. Y se traspasó otra línea roja cuando las fuerzas de seguridad dispararon munición real contra manifestantes.”
En una carta oficial al Ministerio de Seguridad Pública, fechada el 14 de julio, el primer ministro preguntaba las razones que habían justificado el despliegue de la FORSAT y quién lo había autorizado. Aunque Amnistía Internacional considera positiva la medida, pide que se determinen claramente las responsabilidades respecto a quién ordenó a las fuerzas de seguridad disparar contra manifestantes cuando no representaban ninguna amenaza para ellas.
Mientras intentaba controlar las protestas y destruir barricadas, la policía también acabó con la vida de Mamadou Ba, estudiante de doctorado en Medicina a quien habían llamado de un centro de salud para que ayudara al personal en su trabajo.
Según un testigo, Mamadou Ba estaba cerca del centro de salud cuando fue alcanzado por un disparo efectuado por los policías posicionados a un centenar de metros en la calle. La bala le produjo lesiones graves y, tras perder mucha sangre, murió en el hospital durante una operación.
Además de Ba, al menos cuatro personas resultaron heridas por disparos en el mismo incidente. Las balas disparadas por las fuerzas de seguridad en respuesta a las manifestaciones también impactaron en un edificio de la misma zona.
Una mujer de 22 años, Koudedja Doucouré, resultó herida de bala en el pecho cuando se asomó a la ventana para ver qué estaba pasando. Amnistía Internacional obtuvo fotografías de impactos de bala en las ventanas y paredes de un edificio próximo al lugar donde estaban posicionadas las fuerzas de seguridad.
También hubo ataques a periodistas durante las protestas.
Según contó un periodista a Amnistía Internacional, unos agentes de policía le habían impedido hacer su trabajo cuando estaba documentando los malos tratos infligidos a tres jóvenes el 11 de julio. Los policías le pidieron el teléfono móvil y, cuando él se negó a entregarlo, empezaron a golpearlo con sus porras en la cabeza, la espalda y las caderas. Después le quitaron a la fuerza el móvil, borraron todas las pruebas de su conducta y lo acusaron de pertenecer al M5-RFP; finalmente se lo devolvieron y dejaron que se marchara.
El Comité de Derechos Humanos de la ONU establece lo siguiente: “Las reuniones pacíficas desempeñan un papel fundamental al permitir que las personas prueben ideas y enfoques y determinen el grado de apoyo u oposición a esas ideas y enfoques entre la opinión pública. Cuando se utilizan las reuniones pacíficas como medio de denuncia, se puede dar lugar a la oportunidad de resolver conflictos de una manera pacífica e inclusiva. [...] la ausencia [del derecho a organizarse y participar en reuniones pacíficas] es una señal de represión”.
“Debe investigarse el uso de medios letales por las fuerzas de seguridad. Los manifestantes y sus familias merecen saber quién autorizó que las fuerzas de seguridad dispararan contra ellos, y no puede haber una solución creíble a la crisis política si no se respetan los derechos humanos ni se imparte justicia”, ha dicho Ousmane Diallo.
“Las autoridades deben respetar el derecho de reunión pacífica, y es indignante que las fuerzas de seguridad, incluida su unidad especial, dispararan munición real contra manifestantes. Ningún ciudadano merece morir por expresar su opinión o por denunciar la falta de gobernanza en su propio país.”