Lunes, 08 de junio, 2020
Vladislav Sharkovsky y Emil Ostrovko fueron detenidos en 2018, cuando ambos tenían 17 años, por un delito menor, no violento, relacionado con las drogas. En primer lugar, no deberían haber entrado nunca en la cárcel, igual que sucede con muchos otros jóvenes en Bielorrusia. Su estado de salud es malo y, con la propagación de la COVID-19, el riesgo para su salud y la de muchos otros presos es cada vez mayor.
Actúen: Redacten su propio llamamiento o utilicen la siguiente carta modelo
Presidente de Bielorrusia / President of Belarus
Aleksandr Lukashenko
UI. Karla Marksa, 38
220016 Minsk, Bielorrusia
Fax: +375 (17) 226 06 10
+375 (17) 222 38 72
Correo-e: contact@president.gov.by
Señor Presidente:
Vladislav Sharkovsky y Emil Ostrovko son dos de las muchas personas jóvenes que fueron detenidas en Bielorrusia siendo menores de edad y encarceladas por delitos menores —no violentos— relacionados con las drogas, y cuyos casos son un motivo de preocupación creciente en el país y en todo el mundo. Le habrán llegado numerosas peticiones para que Vladislav Sharkovsky y Emil Ostrovko y muchas otras personas jóvenes sean puestas en libertad y para que revise la legislación en materia de drogas de Bielorrusia, que es muy punitiva.
Vladislav Sharkovsky y Emil Ostrovko tienen graves problemas de salud. Emil Ostrovko padece asma crónica; Vladislav Sharkovsky era un adolescente sin problemas de salud antes de su detención, pero su salud se ha deteriorado durante su tiempo en prisión y ahora tiene tos recurrente y persistente, puntos flotantes o destellos en los ojos. Últimamente, también ha desarrollado trombosis venosa profunda. Según su madre, el 9 de marzo de 2020 por la mañana se quejó de dolor de estómago y, ese mismo día a la hora de comer, se desmayó. Le pusieron una inyección, pero continuó con dolor de estómago y el personal médico de la prisión no le dio ninguna información sobre su enfermedad.
Con la rápida propagación del virus COVID-19, su salud y posiblemente su vida —al igual que la de muchos presos y presas— están en peligro, y este riesgo es mayor cada día. Los Estados tienen la obligación de revisar la necesidad de la privación de libertad y deben tener en cuenta si, en la actual situación de pandemia, ciertos presos y presas pueden acogerse al beneficio de la libertad condicional, a la excarcelación anticipada o a otras medidas alternativas no privativas de libertad. Las autoridades deben tener en cuenta las circunstancias individuales y los riesgos que plantea la COVID-19 para grupos de riesgo, como las personas que padecen enfermedades graves y las que tienen el sistema inmunitario debilitado. No establecer un proceso para que las personas presas puedan solicitar la excarcelación anticipada por razones médicas puede constituir una violación del derecho a un recurso efectivo.
En vista de lo anterior, lo insto a:
- considerar y aprobar sin demora la excarcelación anticipada o la libertad condicional de Vladislav Sharkovsky y Emil Ostrovko, que sufren especial riesgo de padecer una enfermedad grave debido a la COVID-19;
- establecer un proceso para revisar de forma inmediata la necesidad de la privación de libertad para todas las personas presas en Bielorrusia que sufren mayor riesgo debido a la COVID-19, entre ellas las que tienen patologías médicas previas;
- revisar la legislación en materia de drogas del país y acabar con la práctica de encarcelar a niños y niñas por delitos menores, no violentos, relacionados con las drogas en virtud del artículo 328, y tomar medidas para dejar en libertad a todos los niños, niñas y adolescentes que eran menores en el momento del delito.
Atentamente,
[NOMBRE]
Información complementaria
Vladislav Sharkovsky cumple una condena de 10 años y Emil Ostrovko una de seis años (que fue reducida de la sentencia original de ocho años). Son casos separados, pero tienen muchos elementos en común entre ellos y con los casos de muchas otras personas jóvenes en Bielorrusia. Ambos jóvenes trabajaron como repartidores para empresas de Internet anónimas y ambos fueron detenidos en 2018, a la edad de 17 años. Ambos fueron sometidos a malos tratos por agentes de policía y vieron violado su derecho a un juicio justo. A ambos se los declaró culpables de tráfico de drogas como miembros de un grupo y se los condenó a largas penas de prisión. La pena de prisión de Vladislav Sharkovsky es más larga porque fue condenado como miembro de un “grupo organizado”, que es un delito más grave. Notablemente, la investigación no pudo identificar en ninguno de los dos casos a otros miembros del “grupo” y nadie más ha sido juzgado. Vladislav Sharkovsky y Emil Ostrovko han corrido la misma suerte que muchos otros niños, niñas y adolescentes en Bielorrusia.
El enfoque de Bielorrusia en materia de drogas se basa en leyes y prácticas muy punitivas. No se dispone de estadísticas oficiales, pero se calcula que cientos (y posiblemente miles) de niños, niñas y adolescentes cumplen largas condenas por delitos menores y no violentos relacionados con drogas. En algunos casos que han llegado al conocimiento de Amnistía Internacional, las personas detenidas no han cometido ningún delito por voluntad propia, sino que han sido obligadas por las autoridades en materia de lucha contra las drogas a actuar en secreto como sus informantes y han sido inculpadas por no cooperar y no incriminar a otras personas.
Los niños, niñas y adolescentes acusados de delitos relacionados con las drogas sufren incontables violaciones de derechos humanos desde el momento en que son detenidos, durante la investigación y el juicio, y una vez condenados. Muchos son recluidos en condiciones que incumplen las reglas mínimas de detención y violan el derecho y las normas internacionales.
Con demasiada frecuencia, los niños, niñas y adolescentes de Bielorrusia son víctimas de prácticas engañosas por parte de personas anónimas que venden drogas en Internet y que, entre otras cosas, anuncian trabajos como “repartidores”, con los que consiguen que trafiquen con drogas ilícitas, muchas veces sin saberlo o sin entender completamente la naturaleza del “trabajo”. Los detienen como presuntos traficantes de drogas por recoger paquetes clandestinos que contienen substancias ilícitas y entregarlos a clientes. Por norma general, los menores no saben quién está detrás de las empresas de Internet para las que trabajan pero, incluso en estos casos, son juzgados como miembros de un “grupo” o de un “grupo organizado”, en virtud de los apartados 3 o 4 del artículo 328 del Código Penal de la República de Bielorrusia, que tipifican estos actos como delitos punibles con un mínimo de seis (antes 8) y10 años de prisión respectivamente.
Amnistía Internacional pide la liberación de todas las personas jóvenes que fueron juzgadas en virtud del artículo 328 siendo menores de edad en el momento en que se cometió el delito, independientemente del apartado de dicho artículo en virtud del cual hayan sido condenados.
La Convención sobre los Derechos del Niño, en el que Bielorrusia es Estado Parte, establece que la detención y reclusión de niños, niñas y adolescentes sólo debe utilizarse como medida de último recurso y durante el período más breve que proceda. El Comité de los Derechos del Niño ha pedido reiteradamente a los Estados que eviten tratar a los niños, niñas y adolescentes como delincuentes por el consumo o posesión de drogas, y ha recomendado a los Estados que no los sometan a procesos judiciales por consumir drogas. Además, el Comité ha recomendado a los Estados que estudien alternativas a la penalización cuando se trata de niños, niñas y adolescentes acusados de haber cometido delitos menores y no violentos relacionados con drogas.
Pueden escribir llamamientos en: Ruso, Bielorruso e Inglés. También pueden escribir en su propio idioma.
Envíen llamamientos lo antes posible y no más tarde del: 17 de julio de 2020
Consulten con la oficina de Amnistía en su país si van a enviar llamamientos después de la fecha límite.
Nombre y género gramatical preferido: Vladislav Sharkovsky (masculino) y Emil Ostrovko (masculino)