Jueves, 07 de marzo, 2019
Polonia se está convirtiendo en un lugar donde el espacio para quienes desean expresar su oposición a las políticas y las prácticas del gobierno cada vez se reduce más. Pero estas mujeres no van a aceptarlo. Y ni tú ni yo ni nadie debemos hacerlo
Estas mujeres no van a aceptar el odio creciente en Polonia. Y no están solas. El racismo y el odio se están extendiendo no sólo en Polonia, sino en otros lugares de Europa, y con las medidas para restringir la libertad de expresión y las concentraciones de protesta, las voces que lo denuncian encuentran más dificultades para hacerse oír. Pero en 2017, durante la marcha que se celebra anualmente en Varsovia con motivo del Día de la Independencia, en la que muchos manifestantes de extrema derecha se reunieron para reclamar cosas tales como una “Polonia blanca”, hubo 14 mujeres que se negaron a que este odio quedara sin respuesta y se dirigieron al puente Poniatowski para hacerle frente pacíficamente.
Allí se encontraron con una situación realmente inquietante. Cientos de personas enarbolaban símbolos racistas y fascistas, se veían mensajes tales como “Europa será blanca o quedará vacía”, y miembros de grupos de ultraderecha y sus simpatizantes portaban antorchas y tiraban petardos. Sin arredrarse ante el ambiente agresivo, las mujeres desplegaron su propia pancarta, que decía “Stop al fascismo”.
Momentos después, fueron agredidas. La cámara captó cómo varios manifestantes les pegaban patadas y golpes, les escupían y las insultaban. Las llamaron “zorras”, “canallas de izquierdas” y “rameras”; las empujaron, las agarraron del cuello y las tiraron al suelo, causándoles lesiones tales como hematomas y cortes. Una de las mujeres perdió el conocimiento tras levantarla y dejarla caer al suelo, y necesitó atención médica.
Después, a pesar de las imágenes que documentaban la violencia, las autoridades decidieron cerrar la investigación sobre las agresiones contra las mujeres. Y para colmo, acusaron a 13 de ellas de obstruir la celebración de una concentración autorizada. Las medidas adoptadas por las autoridades son muy preocupantes. La imposición de multas, el procesamiento y la falta de protección de la policía amenazan directamente el derecho de la gente a protestar y expresar opiniones diferentes. Además, transmiten el mensaje de que el racismo y el odio se tolerarán, pero las personas que cuestionan pacíficamente estos peligrosos planteamientos serán criminalizadas.
Las mujeres recurrieron la decisión del fiscal de no investigar las agresiones que habían sufrido y el 13 de febrero de 2019 un juez ordenó reabrir la investigación. El mensaje que se está lanzando con esta decisión es, sencillamente, que la violencia no será tolerada ni justificada. Sin embargo, las mujeres siguen luchando por que se anulen las multas que se les impusieron por “alterar una manifestación”. Esas multas son una afrenta a la libertad de reunión y de expresión en Polonia. La lucha de las mujeres por la justicia continúa.
Es algo que ya hemos visto antes. Pero si nos unimos, podemos asegurarnos de que no volverá a suceder. “No puedo creer que en Varsovia, una ciudad que durante su levantamiento [en 1944] fue reducida a escombros por los fascistas, se produzca una situación en que los fascistas marchen por el centro y se declare culpable a alguien por intentar pararlos.” Krzysztof Stępiński, abogado de las mujeres.
En los dos años transcurridos desde la llegada al poder del partido Ley y Justicia, el gobierno ha hecho cambios que han socavado el Estado de derecho y los derechos humanos, como restringir la libertad de expresión y las concentraciones, así como intentar restringir los derechos de las mujeres. Polonia se está convirtiendo en un lugar donde el espacio para quienes desean expresar su oposición a las políticas y las prácticas del gobierno cada vez se reduce más. Pero estas mujeres no van a aceptarlo. Y ni tú ni yo ni nadie debemos hacerlo.