Miércoles, 21 de noviembre, 2018

“Apenas unas semanas después del despiadado homicidio de Jamal Khashoggi, estas impactantes denuncias de tortura, acoso sexual y otras formas de malos tratos, si son verificadas, revelan nuevas e indignantes violaciones de derechos humanos de las autoridades saudíes”, afirmó Lynn Maalouf, directora de Investigación sobre Oriente Medio de Amnistía Internacional


“Según informes, varios activistas saudíes, incluidas varias mujeres, en detención arbitraria sin cargos desde mayo de 2018 en la prisión de Dhahban (Arabia Saudí) han sido sometidos a acoso sexual, tortura y otras formas de malos tratos durante los interrogatorios”, ha declarado hoy Amnistía Internacional.

A tenor de tres testimonios independientes obtenidos por la organización, estas personas fueron torturadas reiteradamente con electrocución y flagelación, por lo que algunas de ellas no pueden caminar ni sostenerse en pie sin ayuda. En uno de los casos denunciados, un activista fue suspendido del techo y, según otro testimonio, una de las detenidas fue objeto de acoso sexual por parte de unos interrogadores que tenían la cara cubierta.

“Apenas unas semanas después del despiadado homicidio de Jamal Khashoggi, estas impactantes denuncias de tortura, acoso sexual y otras formas de malos tratos, si son verificadas, revelan nuevas e indignantes violaciones de derechos humanos de las autoridades saudíes”, afirmó Lynn Maalouf, directora de Investigación sobre Oriente Medio de Amnistía Internacional.

“Las autoridades saudíes son directamente responsables del bienestar de estas mujeres y hombres detenidos. No sólo se les ha privado ya de libertad durante meses, simplemente por expresar pacíficamente sus opiniones, sino que también están sometiéndolos a un terrible sufrimiento físico”.

Según los testimonios obtenidos, los defensores y defensoras de derechos humanos no podían caminar ni sostenerse en pie sin ayuda, sufrían temblores incontrolados en las manos y tenían marcas en el cuerpo. Las fuentes indican que una de las activistas trató de quitarse la vida en varias ocasiones en la prisión.

Según informes, las autoridades de la prisión de Dhahban también han advertido a los y las activistas detenidos que no revelen ningún testimonio de tortura ni procedimiento penitenciario a sus familias.

“Las autoridades saudíes deben poner en libertad inmediata e incondicional a los defensores y defensoras de los derechos humanos recluidos exclusivamente por su trabajo pacífico de derechos humanos y emprender con prontitud una investigación exhaustiva y efectiva sobre las denuncias de tortura y otros malos tratos con vistas a hacer que los responsables rindan cuentas de sus actos”, dijo Lynn Maalouf.

Se denuncian de forma habitual y general torturas y otros malos tratos en las prisiones y centros de detención saudíes, lo que constituye un incumplimiento de las obligaciones contraídas por Arabia Saudí en virtud del derecho internacional, como la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.

Muchas personas detenidas han denunciado durante el juicio que se utiliza la tortura con frecuencia para obtener “confesiones”, castigarlas por negarse a "arrepentirse" u obligarlas a prometer no criticar al gobierno. Estas “confesiones”, además, suelen ser la base de duras condenas, incluida la pena de muerte, sin que la judicatura tome ninguna medida para investigar debidamente estas denuncias.

Varias personas activistas que fueron detenidas arbitrariamente durante las medidas de represión de mayo, entre las que hay defensoras de los derechos humanos, siguen detenidas sin cargos y sin representación letrada. Estuvieron recluidas en régimen de incomunicación y aislamiento los primeros tres meses de detención.

Las personas que siguen detenidas en la prisión de Dhahban son: Loujain al Hathloul, Iman al Nafjan, Aziza al Yousef, Samar Badawi, Nassima al Sada, Mohammad al Rabea y el doctor Ibrahim al Modeimigh.

Varias personas activistas más fueron detenidas en los meses siguientes y siguen recluidas sin cargos. Entre ellas están las activistas de los derechos de las mujeres Nouf Abdulaziz y Mayaa al Zahran, así como activistas que ya habían sido perseguidos por su trabajo de derechos humanos con anterioridad, como Mohammed al Bajadi y Khalid al Omeir, además de Hatoon al Fassi, destacada activista de los derechos de las mujeres y académica, que al parecer estuvo detenida brevemente tras el levantamiento de la prohibición de conducir vehículos. La semana pasada, Hatoon al Fassi fue galardonada con el Premio a la Libertad Académica de la Asociación de Estudios de Oriente Medio, concedido en su ausencia en la asamblea anual de la asociación.

“La comunidad internacional debe adoptar medidas sustanciales para presionar a Arabia Saudí con el fin de que ponga en libertad inmediata e incondicional a todas las personas encarceladas por ejercer pacíficamente sus derechos humanos”, concluyó Lynn Maalouf.

Fuentes del activismo informan de que muchas personas más, entre ellas otras activistas de los derechos de las mujeres, están detenidas también desde las medidas de mayo; sin embargo, la escalada de las medidas contra las voces disidentes está teniendo un efecto inhibidor en la libertad de expresión en el país, intensificando un entorno ya existente de temor a denunciar detenciones y otras violaciones de derechos.