Miércoles, 24 de octubre, 2018
“El único ‘delito’ de Farhad Meysami es hablar contra la práctica degradante y discriminatoria del uso obligatorio del hiyab en Irán y defender el derecho de las mujeres a elegir la ropa que visten. Es un preso de conciencia y es un escándalo que esté en prisión”, ha afirmado Philip Luther, director de Investigación y Trabajo de Incidencia para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional
“Las autoridades iraníes deben poner en libertad inmediata e incondicional a Farhad Meysami, defensor de los derechos humanos que hace campaña por los derechos de las mujeres, recluido contra su voluntad en el centro médico de la prisión de Evin de Teherán para presionarlo a fin de que termine su huelga de hambre”, ha declarado Amnistía Internacional.
Farhad Meysami, médico, fue detenido en julio por apoyar una campaña contra las leyes de Irán que imponen el uso obligatorio del hiyab a las mujeres y niñas. Está en huelga de hambre desde el 1 de agosto y, según los informes, su salud se ha deteriorado radicalmente. El 26 de septiembre lo trasladaron desde la sección 4 de la prisión de Evin al centro médico, donde está recluido en régimen de aislamiento y se le están administrando líquidos por vía intravenosa contra su voluntad. Las fuentes dijeron a Amnistía Internacional que está allí hasta que acceda a poner fin a su huelga de hambre.
“El único ‘delito’ de Farhad Meysami es hablar contra la práctica degradante y discriminatoria del uso obligatorio del hiyab en Irán y defender el derecho de las mujeres a elegir la ropa que visten. Es un preso de conciencia y es un escándalo que esté en prisión”, ha afirmado Philip Luther, director de Investigación y Trabajo de Incidencia para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
“En lugar de recluirlo en régimen de aislamiento en un centro médico como castigo y obligarlo a terminar su huelga de hambre, las autoridades deberían dejar de jugar juegos siniestros con su salud y ponerlo en libertad de forma inmediata e incondicional”.
Según informes, desde que Farhad Meysami inició su huelga de hambre, ha perdido aproximadamente 18 kg de peso y su estado es de gran fragilidad. Al presionarlo para que ponga fin a su huelga de hambre, las autoridades iraníes están violando su derecho a la libertad de expresión. Todas las personas privadas de libertad tienen derecho a recibir una atención médica adecuada que cumpla la ética médica, lo que incluye el derecho a dar su consentimiento informado a cualquier tratamiento.
Farhad Meysami empezó su huelga de hambre como protesta por su detención ilegítima. Lo detuvieron en su casa, en Teherán, el 31 de julio. Las fuerzas de seguridad lo encontraron en posesión de unas insignias con el lema “Estoy en contra del uso obligatorio del hiyab”. Fue acusado de “difusión de propaganda contra el sistema” y de “reunión y colusión para cometer delitos contra la seguridad nacional”. También lo acusaron de “insultos a los símbolos sagrados del islam” porque, según las autoridades, había “insultado” el hiyab.
Como parte de su huelga de hambre, pide también la libertad incondicional de Nasrin Sotoudeh y Reza Khandan, defensora y defensor de los derechos humanos detenidos, respectivamente, en junio y septiembre de 2018 por su labor en favor de esos derechos. Nasrin Sotoudeh, abogada de derechos humanos, fue detenida en relación con su trabajo de defensa de mujeres enjuiciadas por protestar pacíficamente contra el uso obligatorio del hiyab. Reza Khandan está detenido por su apoyo a la campaña contra el uso obligatorio del hiyab y por hacer campaña pacífica en favor de su esposa Nasrin Sotoudeh tras la detención de ésta.
“Farhad Meysami está en un estado sumamente vulnerable y las autoridades penitenciarias se están aprovechando cruelmente de ello. Si a las autoridades iraníes les preocupase realmente su salud, pondrían fin a su situación ordenando su libertad y retirando los cargos sin fundamento formulados en su contra”, afirmó Philip Luther.
A lo largo de este año, mujeres valientes de todo Irán han hecho campaña contra el uso obligatorio del hiyab quitándoselo en público. Su campaña ha sido recibida con violencia por las autoridades y decenas de mujeres han sido objeto de palizas, detención y enjuiciamiento por sus protestas pacíficas. También se han unido hombres a esta protesta pacífica contra el uso obligatorio del hiyab.
“La detención arbitraria, reclusión y enjuiciamiento de mujeres y hombres que hacen campaña pacífica contra la práctica degradante y discriminatoria del uso obligatorio del hiyab es un ataque flagrante contra el derecho a la libertad de expresión que debe terminar. En lugar de encarcelar a quienes se alzan contra esta práctica abusiva, las autoridades iraníes deberían derogar las propias leyes que la imponen”, concluyó Philip Luther.
La policía y las fuerzas paramilitares hostigan y detienen habitualmente a mujeres por mostrar mechones de pelo bajo el pañuelo o por llevar mucho maquillaje o ropa ajustada. Amnistía Internacional ha pedido reiteradamente a las autoridades iraníes que pongan fin a la persecución de las mujeres que se expresan en contra del uso obligatorio del hiyab y procedan a la abolición de esta práctica abusiva.
El uso obligatorio del velo viola desde hace décadas los derechos de las mujeres en Irán, incluido su derecho a no sufrir discriminación y a gozar de la libertad de creencia y religión y de la protección frente a la detención y reclusión arbitrarias, la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.