Martes, 16 de octubre, 2018
En el último año se ha intensificado la campaña gubernamental de internamiento masivo, vigilancia intrusiva, adoctrinamiento político y asimilación cultural forzada contra las personas de etnias uigur y kazaja y los miembros de otros grupos étnicos de la región, en su mayoría musulmanes
Ante los comentarios del gobernador de la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang, en el noroeste de China, que calificó los campos en los que están actualmente recluidas hasta un millón de personas, predominantemente musulmanas, de centros de “formación profesional gratuitos”, Patrick Poon, investigador sobre China de Amnistía Internacional, ha declarado:
“La afirmación del gobernador no se corresponde con todos los datos disponibles y son un insulto para quienes sufren en los campos y para las familias de las personas en paradero desconocido. Ninguna manipulación puede ocultar el hecho de que las autoridades chinas están llevando a cabo una campaña de represión sistemática en la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang con la reclusión arbitraria de hasta un millón de personas.
“Los campos de internamiento masivo son sobre todo lugares de castigo y tortura, no de aprendizaje. Se han recibido informes reiterados de palizas, privación de alimentos y reclusión en régimen de aislamiento. Esto está teniendo un efecto devastador en la vida de hasta un millón de personas. Es hora de que las autoridades digan lo que está ocurriendo realmente en la Región Autónoma”.
Información complementaria
En el último año se ha intensificado la campaña gubernamental de internamiento masivo, vigilancia intrusiva, adoctrinamiento político y asimilación cultural forzada contra las personas de etnias uigur y kazaja y los miembros de otros grupos étnicos de la región, en su mayoría musulmanes. La mayoría de las familias de las personas detenidas desconocen la suerte de sus seres queridos y a menudo tienen miedo de alzar la voz.
El internamiento de grupos étnicos, en su mayoría musulmanes, en la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang se ha intensificado desde marzo de 2017, cuando se aprobó la “Normativa Antirradicalización” en dicha región. Las muestras públicas —o incluso privadas— de afiliación religiosa y cultural, como llevar una barba “extraña”, cubrirse la cabeza con un velo o un pañuelo, orar frecuentemente, ayunar o evitar el alcohol, o tener libros o artículos sobre el islam o la cultura uigur pueden considerarse conductas “radicales” en virtud de esta normativa.
Otros motivos importantes de sospecha son viajar al extranjero por trabajo o estudios, en especial a países de mayoría musulmana, o estar en contacto con personas fuera de China.