Miércoles, 26 de septiembre, 2018
“En 2017, el gobierno qatarí fue aplaudido al anunciar un programa de reformas laborales. Pero en el momento de la firma de este acuerdo, decenas de trabajadores de Mercury MENA estaban atrapados en alojamientos precarios, sin cobrar, preguntándose cómo iban a pagar la siguiente comida y si alguna vez podrían volver a casa con su familia”, ha dicho Steve Cockburn, director de Asuntos Globales de Amnistía Internacional
Una nueva investigación de Amnistía Internacional pone de manifiesto cómo una empresa de ingeniería implicada en la construcción de infraestructura para la Copa Mundial de la FIFA 2022 se aprovechó del tristemente famoso sistema de patrocinio qatarí para explotar a decenas de trabajadores migrantes. La empresa, Mercury MENA, no pagó miles de dólares en salarios y prestaciones laborales a sus trabajadores, dejándolos atrapados y sin un céntimo en Qatar.
La organización pide al gobierno de Qatar que garantice a los ex empleados de Mercury MENA la recepción del dinero que ganaron, así como la reforma fundamental del sistema de patrocinio (“kafala”), que ha permitido a numerosas empresas explotar a trabajadores migrantes, como vienen documentando Amnistía Internacional y otras organizaciones desde 2013.
“En 2017, el gobierno qatarí fue aplaudido al anunciar un programa de reformas laborales. Pero en el momento de la firma de este acuerdo, decenas de trabajadores de Mercury MENA estaban atrapados en alojamientos precarios, sin cobrar, preguntándose cómo iban a pagar la siguiente comida y si alguna vez podrían volver a casa con su familia”, ha dicho Steve Cockburn, director de Asuntos Globales de Amnistía Internacional.
“Muchos trabajadores de Mercury MENA habían hecho grandes sacrificios y solicitado créditos ruinosos para poder aceptar un puesto de trabajo en Qatar, y terminaron trabajando sin cobrar durante muchos meses, defraudados por un sistema que no los protegía. Qatar puede contribuir a que estos trabajadores migrantes rehagan sus vidas, y demostrar que se propone seriamente mejorar los derechos laborales, garantizando que cobran todo lo que se les debe.”
Entre octubre de 2017 y abril de 2018, Amnistía Internacional entrevistó a 78 ex trabajadores de Mercury MENA procedentes de Filipinas, India y Nepal a los que la empresa debe grandes sumas de dinero. En Nepal, donde más de un tercio de la población vive con menos de dos dólares al día, Amnistía Internacional entrevistó a 34 personas, a quienes la empresa debe 2.035 dólares por término medio.
Mercury MENA, anteriormente llamada Mercury Middle East, tuvo un papel importante en la construcción de un estadio modelo que fue fundamental para la presentación ganadora de Qatar ante la FIFA en diciembre de 2010. Desde entonces, migrantes contratados por la empresa trabajaron en algunos de los proyectos más prestigiosos de Qatar, incluida la “ciudad del futuro” de Lusail, que organizará las ceremonias de inauguración y clausura de la Copa Mundial de Fútbol. Otros trabajaron en el complejo residencial de trabajadores de Barwa al Baraha, irónicamente promocionado por Qatar como muestra de la mejora de las condiciones de los trabajadores migrantes.
Persistente impago de salarios
Entre salarios y prestaciones, a la mayoría de los ex trabajadores de Mercury MENA entrevistados por Amnistía Internacional se les debía entre 1.370 y 2.470 dólares estadounidenses (entre 5.000 y 9.000 riales qataríes).
De acuerdo con la investigación de la organización, Mercury MENA tenía retrasos en el pago de sueldos desde febrero de 2016, y los retrasos fueron más persistentes en 2017. La empresa tampoco facilitó a los trabajadores el permiso de residencia que exige la ley, lo que les acarreó multas que restringieron aún más su capacidad de cambiar de trabajo o marcharse del país. En al menos un caso, la empresa denegó al trabajador la solicitud del “permiso de salida” necesario para volver a su país.
Con arreglo al sistema de patrocinio de Qatar, las empresas están facultadas para impedir que los trabajadores cambien de trabajo o abandonen el país, limitando sus posibilidades de huir de los abusos o protestar por el trato recibido. El requisito del “permiso de salida” fue suprimido para la mayoría de los trabajadores en septiembre de 2018.
Ernesto, de Filipinas, trabajaba de supervisor de canalizaciones para Mercury MENA en Lusail, proyecto urbanístico de 45.000 millones de dólares estadounidenses. Cuando se marchó de Qatar al cabo de dos años, le debían cuatro meses de sueldo y su deuda era mayor que a su llegada al país. Plenamente consciente del contraste entre la explotación que sufrió y los lucrativos proyectos en los que trabajó, Ernesto dijo lo siguiente a Amnistía Internacional:
“Me imagino cómo será [durante la Copa Mundial] Habrá gente de todo el mundo animando, riendo, recorriendo los preciosos estadios, hoteles y espacios recreativos que hay allí [...] ¿Se preguntarán en algún momento qué historias hay detrás de esas estructuras?”
Trabajadores nepalíes atrapados por sus deudas
En su investigación adicional sobre los trabajadores nepalíes, Amnistía Internacional ha entrevistado a 34 de ellos tras su vuelta a casa y señalado cómo la normativa laxa del gobierno nepalí contribuyó a su explotación. Las agencias de contratación de personal usadas por Mercury MENA cobraban ilegalmente a los trabajadores altas tasas por los puestos de trabajo, obligándoles a pedir créditos a un interés elevado, lo que los sumía en una grave deuda que les dificultaba huir o protestar por las condiciones de explotación laboral.
Algunos de los trabajadores nepalíes entrevistados por Amnistía Internacional habían tenido que vender tierras o sacar a sus hijos de la escuela para hacer frente a las deudas contraídas para poder emigrar a Qatar.
Una agencia reconoció a Amnistía Internacional que tenía conocimiento de violaciones de derechos laborales en Mercury MENA, tras haber contratado a trabajadores para la empresa, pero que no había continuado el seguimiento de los trabajadores para asegurarse de que se respetaban sus derechos laborales, a pesar de que se habían puesto en contacto con ella solicitando ayuda. El gobierno nepalí no ha tomado ninguna medida contra esta agencia. Amnistía Internacional ha documentado anteriormente cómo la pasividad continuada de las autoridades nepalíes a la hora de combatir la conducta indebida de las agencias de contratación ha posibilitado los abusos contra trabajadores migrantes nepalíes en el extranjero.
Las autoridades nepalíes tampoco ofrecieron asistencia adecuada a sus ciudadanos en Qatar, por ejemplo en 2017, cuando trabajadores nepalíes de Mercury MENA quedaron atrapados sin comida ni dinero en un campamento de operarios después de varios meses sin cobrar sus sueldos. Las autoridades nepalíes fueron informadas de esta situación en al menos cuatro ocasiones distintas, dos por los propios trabajadores y otras dos por Amnistía Internacional, pero hicieron caso omiso de sus peticiones de ayuda para cobrar sus salarios atrasados o volver a su país. Esta situación se produjo pese a la existencia de un Fondo para el Bienestar de los Trabajadores Migrantes, dotado con 38 millones de dólares estadounidenses. Aún hoy, el gobierno nepalí no ha incluido a Mercury MENA en su lista negra, lo que significa que nada impedirá a esta empresa contratar a migrantes nepalíes en el futuro.
Indemnización
A pesar de la promesa de importantes reformas en 2017, y de la abolición del permiso de salida para la mayoría de los trabajadores migrantes este mismo mes, la legislación laboral de Qatar sigue sin ajustarse a las normas internacionales. Los empleadores aún pueden impedir a sus trabajadores que cambien de trabajo en Qatar, a veces durante un periodo de hasta cinco años. A los trabajadores que cambian de trabajo sin el permiso de sus empleadores se los acusa de “darse a la fuga”, delito que puede conllevar detención y expulsión del país. Cabe esperar que se adopten en un futuro las reformas prometidas de crear un fondo para trabajadores con dificultades y fijar un nuevo salario mínimo.
Tanto Nepal como Qatar tienen un papel que desempeñar en el resarcimiento de los perjuicios sufridos por los ex trabajadores de Mercury MENA, y en lograr que esta clase de explotación no vuelva a ocurrir. Nepal y Qatar están obligados a proteger de abusos a los trabajadores migrantes en virtud de una diversidad de tratados internacionales que ambos han ratificado, entre ellos el Convenio sobre el Trabajo Forzoso de la Organización Internacional del Trabajo, y ofrecer reparación por los abusos, incluidos los impagos de salarios.
Amnistía Internacional pide a los gobiernos de Nepal y Qatar que apoyen a los ex trabajadores de Mercury MENA para que obtengan justicia y reciban el dinero que se les debe, y tomen medidas para evitar que surjan casos semejantes en el futuro.
“A Qatar se le presenta una gran oportunidad para transformar su historial en materia de derechos laborales antes de la Copa Mundial de Fútbol de 2022, y proporcionar plena reparación a los trabajadores de Mercury MENA sería una indicación importante de que las autoridades están dispuestas a aprovecharla. Dado que muchos ex trabajadores ya están considerando la posibilidad de volver a emigrar para saldar sus deudas, no hay tiempo que perder”, ha dicho Steve Cockburn.
“Tristemente, la explotación de trabajadores migrantes por Mercury MENA no es un caso aislado. Seguiremos presionando a las autoridades qataríes hasta que cumplan las promesas de reformar el sistema de patrocinio, y hasta que los derechos de los trabajadores estén plenamente protegidos en la ley y en la práctica.”
Respuesta de Mercury MENA
En noviembre de 2017, Amnistía Internacional habló con el director general de Mercury MENA, quien reconoció largos retrasos en el pago de salarios pero negó que la empresa explotara a sus trabajadores. Dijo que Mercury MENA había sido víctima de unos socios empresariales sin escrúpulos que le habían ocasionado “problemas de flujo de caja” y varias disputas con contratistas y clientes relacionadas con pagos.
Comunicaciones documentadas entre Mercury MENA y sus trabajadores demuestran que el equipo directivo de la empresa conocía perfectamente los problemas con el pago de salarios, y que siguió haciendo promesas de pagar los sueldos que finalmente no cumplió.
Amnistía Internacional volvió a dirigirse por correo electrónico al director general de Mercury MENA en diciembre de 2017 y enero de 2018 para solicitar información sobre la situación de la empresa y las medidas que se estaban tomando, y también por carta en julio de 2018 para comunicarle las principales conclusiones de nuestra investigación, pero no ha recibido respuesta.