Lunes, 04 de junio, 2018

“Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos, sin excepción, independientemente del carácter del delito. No hay pruebas creíbles de que la pena capital disuada de cometer delitos, y Amnistía Internacional pide a otros países que sigan los pasos de Burkina Faso y proscriban este castigo de inmediato", declaró Yves Traoré, director de Amnistía Internacional Burkina Faso


En respuesta a la noticia de que el Parlamento de Burkina Faso ha adoptado un nuevo código penal que abolirá la pena de muerte de forma efectiva, Yves Traoré, director de Amnistía Internacional Burkina Faso, ha afirmado lo siguiente:

“La adopción del nuevo código penal en Burkina Faso elimina de forma efectiva la pena capital de la lista de posibles sanciones penales. Aunque el país ha sido abolicionista en la práctica durante muchos años, esta decisión parlamentaria es un iniciativa que acogemos con gran satisfacción. Una vez que el nuevo código entre en vigor, Burkina Faso se unirá a un grupo de naciones que han relegado este cruel castigo a la historia.

“Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos, sin excepción, independientemente del carácter del delito. No hay pruebas creíbles de que la pena capital disuada de cometer delitos, y Amnistía Internacional pide a otros países que sigan los pasos de Burkina Faso y proscriban este castigo de inmediato.”

Información complementaria

La última ejecución en Burkina Faso de la que se tiene noticia se llevó a cabo en 1988. En los últimos veinte años, Benín, Costa de Marfil, Guinea, Senegal y Togo —en el África occidental—, junto con la República del Congo, Burundi, Gabón, Ruanda y Madagascar, han abolido la pena de muerte para todos los delitos.

La pena de muerte es la forma extrema de pena cruel, inhumana y degradante y una violación del derecho a la vida, proclamado en la Declaración Universal de Derechos Humanos. No existen pruebas creíbles de que la pena de muerte tenga mayor efecto disuasorio que las condenas de prisión. Este extremo ha sido confirmado por numerosos estudios realizados por la ONU y en diferentes países y regiones.