Martes, 10 de abril, 2018
“Es una excepcional buena noticia que nos satisface recibir de Corea del Norte, y estamos encantados de saber que ya no pesa sobre Koo Jeong-hwa la amenaza de sufrir tortura u otros malos tratos y reclusión perpetua en un campo penitenciario, al menos de momento. En cambio, ya puede reunirse con su hijo de corta edad”, ha dicho Arnold Fang, investigador de Amnistía Internacional sobre Asia Oriental
La inesperada liberación de una mujer norcoreana que muchos esperaban que fuera condenada a cadena perpetua en un campo penitenciario para presos políticos permite abrigar mínimamente la esperanza de que las autoridades de este represivo Estado estén aflojando su férreo control de la población.
Koo Jeong-hwa, detenida tras haber cruzado la frontera chinocoreana con otras ocho personas, entre ellas su hijo de cuatro años, fue devuelta a Corea del Norte por las autoridades chinas el 17 de noviembre de 2017. Desde entonces permanecía recluida en un centro de detención en la ciudad de Hoeryeong, acusada de traición por huir de su país.
El hijo de Koo Jeong-hwa estuvo inicialmente detenido junto a ella, pero 20 días después fue enviado con su abuela porque los responsables del centro de detención decían que no podían hacerse cargo de él. El niño tenía síntomas de congelación en manos y pies. Aunque lo habían liberado del centro de detención, aún había peligro de que lo enviaran a un campo penitenciario de presos políticos con su madre si era condenada, debido a la práctica norcoreana de “inculpar por asociación”, por la que a menudo se detiene a toda la familia de la persona que ha sido declarada culpable.
“Es una excepcional buena noticia que nos satisface recibir de Corea del Norte, y estamos encantados de saber que ya no pesa sobre Koo Jeong-hwa la amenaza de sufrir tortura u otros malos tratos y reclusión perpetua en un campo penitenciario, al menos de momento. En cambio, ya puede reunirse con su hijo de corta edad”, ha dicho Arnold Fang, investigador de Amnistía Internacional sobre Asia Oriental
“La reciente mejora de las relaciones entre ambas Coreas y la presión ejercida por la comunidad internacional tras darse a conocer el caso de Koo Jeong-hwa pueden haber contribuido a garantizar una liberación que de otro modo era improbable.”
Su esposo, que ahora vive en Corea del Sur, confirmó la puesta en libertad de Koo Jeong-hwa el 6 de marzo tras la retirada de los cargos contra ella. La noticia se dio con retraso por motivos de seguridad. Se desconoce lo sucedido a las ocho personas devueltas junto con ella a Corea del Norte, así como los motivos del sobreseimiento de la causa en su contra.
En los últimos 20 años, decenas de miles de norcoreanos han huido del país debido a la persecución por motivos políticos o religiosos, o a la necesidad acuciante de alimentación y empleo. Muchos han cruzado la frontera chinocoreana.
El gobierno chino considera que las personas norcoreanas que cruzan la frontera sin permiso previo no son solicitantes de asilo, sino migrantes económicos irregulares. Cuando estas personas son capturadas, normalmente son devueltas a Corea del Norte, donde corren riesgo de tortura, otros malos tratos o trabajos forzados.
“Es hora de que las autoridades norcoreanas vayan más allá de las acciones fragmentadas y revelen la situación de los campos penitenciarios para presos políticos del país, así como la suerte que han corrido todas las demás personas devueltas desde China”, ha afirmado Arnold Fang. “La libertad de circulación es un derecho humano fundamental y ninguna persona debería ser encarcelada por intentar huir de su país, con independencia de las circunstancias.”
Fotografía: Shutterstock / txking.