Lunes, 26 de febrero, 2018

El 22 de febrero, el gobernador de Texas conmutó la condena a muerte de Thomas Whitaker unas horas antes del momento programado para llevarla a cabo. Este ha sido el primer acto de clemencia otorgado en Texas desde agosto de 2007, un periodo en el que se han llevado a cabo casi 150 ejecuciones en el estado


El 10 de diciembre de 2003, la familia Whitaker —madre, padre y dos hijos— salió a cenar en el condado de Fort Bend, Texas. Cuando regresaron a casa, Christopher Brashear estaba dentro. A los padres —Patricia y Kent Whitaker– los dispararon, al igual que a su hijo menor, Kevin Whitaker. Patricia y Kevin Whitaker murieron, pero Kent Whitaker sobrevivió a sus graves heridas de bala. Más tarde supo que había sido su otro hijo, Thomas Whitaker, el que había planeado los homicidios, y que sabía que Christopher Brashear estaba esperando dentro de la casa para disparar a la familia. En marzo de 2007, un jurado declaró a Thomas Whitaker culpable de asesinato punible con la pena capital. En la fase de determinación de la pena, la defensa alegó que Thomas Whitaker tenía remordimientos, que se había ofrecido a declararse culpable a cambio de dos cadenas perpetuas, y que ni su padre ni miembros de su familia materna querían que fuera condenado a muerte. La defensa señaló que la acusación no pedía la pena de muerte contra Christopher Brashear (quien posteriormente fue condenado a cadena perpetua en 2007).
 
El 20 de febrero de 2018, la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas recomendó por unanimidad que el gobernador Greg Abbott conmutara la condena a muerte. Era la primera vez que la Junta formulaba una recomendación de conmutación desde 2007 (véase https://www.amnesty.org/es/documents/amr51/139/2007/es/). El 22 de febrero, a unas horas de la ejecución, el gobernador Abbott firmó una proclama en la que aceptaba la decisión de la Junta y conmutaba la condena a muerte de Thomas Whitaker por cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. El gobernador manifestó que la decisión de la Junta contaba con el respaldo “de una totalidad de las circunstancias de este caso, siempre que Thomas Bartlett Whitaker no sea nunca excarcelado”. También declaró que Thomas Whitaker había accedido a “renunciar para siempre a toda petición de libertad condicional” y que este acuerdo constituía “un elemento esencial e indispensable de mi decisión”.
 
El gobernador señaló que Christopher Brashear, autor material de los disparos contra las víctimas, había sido condenado a cadena perpetua mientras que Thomas Whitaker, “que conspiró para matar a sus padres y su hermano, pero no disparó el arma que causó los asesinatos, fue condenado a muerte”. Por último, el gobernador señaló que el padre del preso, Kent Whitaker, “se opone vehementemente a la ejecución de su hijo”. En una declaración aparte, el gobernador añadió que Kent Whitaker “insiste en que se convertiría de nuevo en víctima si el estado da muerte al último miembro que queda de su familia inmediata”.
 
En esa declaración pública, el gobernador Abbott señaló la unanimidad de la recomendación de la Junta como otro factor de su decisión, y dijo: “En poco más de tres años como gobernador, he permitido 30 ejecuciones. Hasta ahora no he concedido ninguna conmutación de una condena a muerte”. Texas ha sido responsable de 548 de las 1.469 ejecuciones llevadas a cabo en Estados Unidos desde que el país reanudó los homicidios judiciales en 1977 en virtud de las nuevas leyes de pena capital aprobadas por la Corte Suprema en 1976. En lo que va de año, se han llevado a cabo cuatro ejecuciones en Estados Unidos: tres en Texas y una en Florida.

 

Fotografía: Shutterstock / Felipe Caparros.