Viernes, 23 de febrero, 2018

En lugar de hacer la vista gorda ante estos abusos contra los derechos humanos, que es su respuesta habitual, la protesta internacional obligó a las autoridades rusas centrales a anunciar al menos un "examen previo a la investigación" de los informes sobre la purga de hombres homosexuales en Chechenia


Ha pasado casi un año desde que se lanzaron los informes sobre una campaña cuidadosamente orquestada por la policía chechena, en la que más de cien hombres fueron secuestrados y detenidos en el período de unas pocas semanas. Acentuada por su extrema brutalidad, la represión en toda la región dejó al menos tres hombres muertos, mientras que muchos más fueron torturados durante su detención.

El único 'crimen' de estos hombres era ser sospechosos de ser homosexuales. Las víctimas informaron que fueron torturados para obligarlos a 'sacar' a otros.

La ONG Red Rusa LGBT expuso con desgarrador detalle la dura y deshumanizante experiencia que enfrentaron estos hombres. Fueron sometidos a fuertes palizas, a electrocución, a privación de sueño, a negación de agua y alimentos, a dormir en pisos de concreto y a la humillación rutinaria.

Pero la persecución homofóbica patrocinada por el estado no es exclusiva de Chechenia. El último informe anual de Amnistía Internacional sobre el estado de los derechos humanos revela la alarmante magnitud de detenciones masivas y persecución de personas LGBTI que tuvieron lugar el año pasado.

Tomemos a Azerbaiyán, por ejemplo, 83 personas fueron detenidas en septiembre en una redada policial, muchas fueron golpeadas, se les negó el acceso a abogados y fueron condenadas a hasta tres semanas de detención administrativa. Un funcionario del gobierno azerbaiyano fue citado en los medios diciendo que la redada fue en respuesta a las quejas de los habitantes que establecían que las personas LGBTI no estaban "respetando a los que los rodeaban".

El mes siguiente, 51 personas fueron arrestadas en Indonesia cuando la policía allanó un sauna en Yakarta, alegando que se estaba organizando una 'fiesta de sexo gay'.

Y al menos 76 personas fueron arrestadas en Egipto por "libertinaje" bajo la ley de prostitución del país, luego de que algunas personas de la audiencia levantaran una bandera del arco iris en un concierto de música en El Cairo durante el mes de septiembre. Varios hombres detenidos fueron sometidos a exámenes anales forzados, en violación de las prohibiciones internacionales contra tratos crueles, inhumanos o degradantes.

Cuando despenalizar la homosexualidad no es suficiente

Más allá de la persecución flagrante de las comunidades LGBTI, estos casos comparten algo más en común: de los cientos arrestados, ni una sola persona fue detenida bajo leyes que explícitamente prohíben la actividad sexual entre personas del mismo sexo. Esto es porque no existen tales leyes en estos países.

Rusia, Azerbaiyán y Egipto no se encuentran entre las 72 naciones que criminalizan explícitamente el sexo entre personas adultas del mismo sexo. Tampoco lo hace la capital de Indonesia, Yakarta. En lugar de ello, la policía y los sistemas de justicia penal usan otras leyes para hostigar, arrestar y detener a las personas LGBTI.

En Chechenia, la brutal represión fue facilitada por un clima de homofobia e impunidad por el acoso policial. La policía puede arrestar libremente a personas por acusaciones infladas y las leyes rusas que prohíben "la promoción de relaciones sexuales no tradicionales entre menores" también podrían haber sido una razón por la cual no hubo protestas públicas en Rusia en respuesta a esta escandalosa campaña.

Otras leyes -igualmente ambiguas o vagas- están siendo utilizadas en otros lugares.

Los sentenciados en Azerbaiyán fueron imputados en gran parte sobre la base de acusaciones policiales que exponían que se estaban "resistiendo las órdenes legítimas de la policía".

Y es una práctica común ver decenas de personas acusadas de "libertinaje habitual" en Egipto. Esta vaga acusación es un cargo que los fiscales suelen utilizar contra las personas LGBTI al no estar definida por la ley egipcia, lo que significa que, aunque no especifica que penaliza el sexo entre adultos del mismo sexo, es lo suficientemente vaga como para procesarlos.

Dar a los gobiernos la atención no deseada que merecen

Entonces, ¿qué nos dice todo esto?

En primer lugar, nos indica que si bien se necesita una despenalización explícita, no es suficiente para garantizar la plena protección de los derechos LGBTI, que también son derechos humanos. Si lo desean, las fuerzas del orden y otras autoridades estatales encontrarán diferentes formas de hostigar y criminalizar a las personas y comunidades LGBTI.

Esta táctica no es nueva, pero en el 2017 se generalizó su uso y se volvió cada vez más flagrante. Las leyes vagas, aplicadas selectivamente, crean un efecto de enfriamiento en comunidades enteras.

Pero, de forma más alentadora, el año pasado también demostró que la gente está más dispuesta que nunca a enfrentarse a la persecución de las comunidades LGBTI.

Incluso en países donde la homosexualidad es tabú y donde estas comunidades han sido durante mucho tiempo blanco de la policía, la mayoría de los gobiernos prefieren evitar la atención que conlleva a la condena mundial generalizada.

El año pasado, más de 650,000 personas en todo el mundo se unieron a Amnistía Internacional para protestar contra los arrestos en Chechenia. Desde Brasil hasta Ucrania y Taiwán, los activistas firmaron peticiones, protestaron frente a las embajadas y se solidarizaron con las personas LGBTI.

En lugar de hacer la vista gorda ante estos abusos contra los derechos humanos, que es su respuesta habitual, la protesta internacional obligó a las autoridades rusas centrales a anunciar al menos un "examen previo a la investigación" de los informes sobre la purga de hombres homosexuales en Chechenia.

Un año después, no se ha abierto ninguna investigación oficial, lo que subraya aún más la necesidad de mantener la presión sobre las autoridades rusas para que aborden este tema con urgencia.

El mundo está mirando. Nadie debe ser hostigado, arrestado o asesinado por ser quiénes son o amar a quién aman. El año pasado, cientos de miles de personas en todo el mundo mostraron que estaban listos para defender los derechos LGBTI. Necesitamos seguir haciéndolo si queremos poner fin a estos ataques brutales.