Domingo, 17 de octubre, 2021
Damiano, Daniela

Es necesario que los Estados tomen medidas que permitan reducir las tasas de pobreza, tomando en cuenta una perspectiva de género y las distintas interseccionalidades que pueden experimentar una persona, en busca de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y erradicar toda desigualdad para el año 2030


 

Hace 34 años, el 17 de octubre de 1987, una multitud se reunía en la plaza del Trocadero en Paris (Francia) en protesta por los derechos humanos de las personas víctimas de la pobreza y las desigualdades, respondiendo a una convocatoria del sacerdote Joseph Wresinki, fundador del Movimiento ATD Cuarto Poder. A partir de ese día, diversas organizaciones no gubernamentales y movimientos de la sociedad civil conmemoran el día 17 de octubre como el “Día Mundial para la Superación de la Pobreza”; pero no es hasta marzo de 1993, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba y declara cada 17 de octubre como el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza; invitando con esta resolución a que todos los Estados celebren y promuevan actividades cuyo objetivo sea ponerle fin a la pobreza, así como todas las vulnerabilidades y desigualdades relacionadas con esta condición.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) considera que la pobreza es un problema de derechos humanos, y define esta condición como “una severa privación de las necesidades humanas básicas”, que conllevan a vulneraciones interrelacionadas que privan a las personas el libre ejercicio de sus derechos y de la calidad de vida que todos merecemos. Entre las diversas manifestaciones de la pobreza, nos encontramos con la inseguridad alimentaria y malnutrición, falta de viviendas dignas, acceso limitado a la atención medica de calidad, condiciones de trabajos peligrosas y desigualdades en educación, acceso a la justicia y el ejercicio de los derechos políticos. Los países con las mayores tasas de pobrezas son aquellos que se encuentran afectados por conflictos o violencias, con economías frágiles y en condiciones vulnerables ante fenómenos climáticos o violaciones de derechos humanos; siendo las regiones más afectadas: Asia meridional y África subsahariana.

A pesar de las diversas realidades, en las últimas décadas se apreciaba una reducción de la pobreza a nivel global; no obstante, la crisis de salud y la recesión económica como consecuencias de la pandemia por COVID-19 aumentarán dramáticamente las tasas de pobreza en un futuro, empujando aproximadamente a 71 millones a la pobreza extrema y 100 millones de personas a un escenario de baja pobreza, aumentando las tasas globales de pobreza. La mayoría de las personas que se verán en condición de pobreza a causa del COVID-19 se concentraran en los países con crisis económicas, en conflicto o que se encuentran luchando con altas tasas de pobreza. Este aumento en las tasas de pobreza y pobreza extrema, aumentarán a su vez las desigualdades entre los países y las estructuras sociales de cada uno de los afectados.

Cabe destacar, que la pobreza tiene un efecto diferenciado entre las personas que se encuentran viviendo en esta condición. Según el Banco Mundial, para el 2018, cuatro de cada cinco personas que se encontraban en condición de pobreza, vivían en zonas rurales. A su vez, se ha determinado que son los niños y niñas el grupo más vulnerable ante la pobreza, en un análisis del Blanco Mundial y Unicef estimo que uno de cada seis niños vivía en pobreza extrema, aproximadamente unos 356 millones de niños en el mundo antes de la pandemia del COVID-19 (Silwal et al. 2020). No obstante, según datos del Banco Mundial, las mujeres comprenden la mayoría de las personas en condición de pobreza en gran parte de las regiones del planeta y dentro de los distintos grupos de edad.

 

La pobreza desde la perspectiva de género y la interseccionalidad

Detrás de cada dato y estimación sobre la pobreza, existen diversas realidades, contextos, pero, sobre todo, personas. Es necesario humanizar cada cifra y entender que no son solo número, sino personas que se encuentra en una situación de precariedad y privaciones de sus necesidades básicas, y que su estado puede agravarse por distintas desigualdades sistemáticas como las discriminaciones causadas por la edad, el sexo, la orientación sexual e identidad de género, las razas o etnias, el estatus migratorio y la presencia de patologías o diversidades funcionales. Si se analiza la pobreza desde una perspectiva de género, se puede apreciar una clara feminización de la pobreza, siendo las mujeres y niñas las más vulnerables a encontrarse en esta condición.

En el mundo existen aproximadamente 4,4 millones más de mujeres que se encuentran viviendo en extrema pobreza en comparación a los hombres. La pobreza de mujeres y niñas se convierte en un problema de carácter estructural, en donde los roles de género y los patrones culturales y sociales de carácter patriarcal perpetúan las distintas desigualdades, aumentando y fomentando las brechas entre géneros. Las mujeres y niñas en condición de pobreza deben enfrentarse a discriminaciones cruzadas, privaciones de sus derechos y un mayor riesgo a sufrir múltiples formas de violencia, que a su vez dificulta que se libren de su condición de pobreza. Para una mujer en pobreza extrema es difícil romper con los patrones de desigualdades sin acceso a la educación, a la salud o a condiciones laborales dignas, y más si se trata de sociedades patriarcales o si sumamos distintos tipos de situaciones como el matrimonio infantil, la sobrecarga de trabajo doméstico o múltiples violencias basadas en el género, la explotación sexual o la trata de personas. Las mujeres lesbianas, bisexuales y transexuales, afrodescendientes, indígenas, rurales, con patologías o discapacidades, se encontrarán en posiciones más vulnerables ante la condición de pobreza, ya que no solo tendrán que enfrentarse a discriminaciones por su género y condición económica, sino por otras discriminaciones relacionadas con su naturaleza.

ONU Mujeres advierte que la pandemia por COVID-19 empujará a 47 millones de mujeres y niñas a la pobreza extrema; por lo cual, se estima que el número de mujeres y niñas viviendo en pobreza extrema será de 435 millones, empeorando la brecha de género en todas las regiones. Por lo cual, se espera que, por cada 100 hombres pobres en el mundo, habrá 118 mujeres en situación de pobreza para el año 2021 y aproximadamente 247 millones de mujeres vivirán con menos de 1.90 dólares por día; las regiones más afectadas seguirán siendo África subsahariana y Asia meridional.

 

Venezuela: Un país cada vez más pobre

Antes de la pandemia por COVID-19, muchos países se encontraban reduciendo sus tasas de pobreza y pobreza extrema, mientras que en Venezuela las tasas de pobreza aumentaban en un contexto de emergencia humanitaria compleja. Después de experimentar un periodo de disminución de la pobreza durante los años 2003-2004, las tasas de pobreza comienzan a aumentar a partir del 2014, como consecuencia de la hiperinflación, la escasez de alimentos e insumos médicos, la crisis de movilidad, productiva, institucional y política, así como el deterioro cada vez mayor de la infraestructura del sector salud y educativo. Ya para el 2019, Michelle Bachelet, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, declaraba en la Actualización oral sobre la situación de los derechos humanos en la República Bolivariana de Venezuela, que “el salario mínimo equivale a 2 dólares mensuales” y “una familia necesita percibir el equivalente a 41 salarios mínimos mensuales para poder cubrir la canasta básica alimentaria”; de igual forma, afirmaba que la dolarización de facto que estaba ocurriendo en distintos sectores del país “exacerbaban las desigualdades”. La precarización cada vez mayor de las condiciones laborales, las altas tasas de malnutrición e inseguridades alimentarias, sueldos de miseria, anudado a la crisis en el sector salud y transporte, agrava las desigualdades, aumentando las tasas de pobreza dentro del país.

En septiembre del 2021, el Proyecto ENCOVI (Encuesta Nacional de Condiciones de Vida) publica su séptima edición, nos presenta que el índice de pobreza total en Venezuela es de 94,2%, mientras que el índice de pobreza extrema se establece en 76,6%, siendo el ingreso mensual de los trabajadores en el país el menor de América Latina y los ingresos económicos dependen principalmente de los bonos otorgados por el Estado, las remesas y las pensiones. De igual forma, este informe indicó que el 65,2% de los hogares venezolanos se encuentran en situación de pobreza, aumentado 0.4 puntos en comparación con el 2020. Estos valores no solo agudizan la emergencia humanitaria compleja sino dificultan enfrentar la crisis sanitaria causada por la COVID-19, donde la ciudadanía debe enfrentar el impacto de esta pandemia en condiciones realmente desalentadoras.

Los datos proporcionados por ENCOVI 2021, también nos permite apreciar como la pobreza afecta de manera diferenciada a las mujeres y niñas. Entre el 2020 y el 2021 hubo una reducción de la actividad económica de 12 puntos en las mujeres en comparación a los 3.5 de los hombres, en un grupo de edad entre 25 y 35 años. De igual forma, se señala que 1 de cada 5 mujeres de la edad de 55 años se encuentra trabajando, y que para este 2021 el 67,1% de las mujeres se encuentra inactivas económicamente, en contraste los hombres con 33,3% de los hombres. A esto se le debe sumar el rol de cuidadoras que han asumido las mujeres durante la pandemia, en muchos casos, teniendo que velar no solo por sus hijos o familiares mayores, sino por aquellos afectados por el COVID-19, teniendo que lidiar con sobrecarga de trabajo.

Es necesario que los Estados tomen medidas que permitan reducir las tasas de pobreza, tomando en cuenta una perspectiva de género y las distintas interseccionalidades que pueden experimentar una persona, en busca de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y erradicar toda desigualdad para el año 2030.  

 

Por Mariana Fernández

Monitora de la Red Mujeres AIVen Mérida

Imagen de Parij Borgohain en Pixabay 

 

Bibliografía

 

  1. Actualización oral sobre la situación de los derechos humanos en la República Bolivariana de Venezuela [en línea] 14.10.2021. https://www.ohchr.org/SP/NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=24958&LangID=S
  2. Banco Mundial Entendiendo a la pobreza [en línea] 13.10.2021 https://www.bancomundial.org/es/topic/poverty/overview#1
  3. Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza: 17 de octubre [en línea] 13.10.2021 https://www.un.org/es/observances/day-for-eradicating-poverty
  4. ENCOVI 2021 [en línea] 13.10.2021. https://www.proyectoencovi.com/encovi-2021
  5. Projected poverty impacts of COVID-19 [en línea] 14.10.2021 https://www.worldbank.org/en/topic/poverty/brief/projected-poverty-impacts-of-COVID-19
  6. ONU Mujeres. La mujer y la pobreza [en línea]. 13.10.2021.  https://www.unwomen.org/es/news/in-focus/end-violence-against-women/2014/poverty
  7. ONU Mujeres. El COVID-19 empujara a millones de personas a la pobreza extrema [en línea] 13.10.2021.https://www.unwomen.org/-/media/headquarters/attachments/sections/library/publications/2020/gender-equality-in-the-wake-of-covid-19-poverty-pullout-es.pdf?la=en&vs=4031
  8. ONU Mujeres. La COVID 19 ensanchará la brecha de pobreza entre mujeres y hombres, según los nuevos datos de ONU Mujeres y el PNUD [en línea] 14.10.2021. https://www.unwomen.org/es/news/stories/2020/8/press-release-covid-19-will-widen-poverty-gap-between-women-and-men
  9. Resolución aprobada por la Asamblea General de las Naciones unidas [en línea] 14.10.2021 https://undocs.org/es/A/RES/47/196
  10. Silwal,Ani Rudra; Engilbertsdottir, Solrun; Cuesta Leiva,Jose Antonio; Newhouse,David Locke; Stewart,David. Global Estimate of Children in Monetary Poverty : An Update (English). Poverty and Equity discussion paper Washington, D.C. : World Bank Group. http://documents.worldbank.org/curated/en/966791603123453576/Global-Estimate-of-Children-in-Monetary-Poverty-An-Update