Con la pandemia de la Covid-19 -que ha mantenido en un régimen de confinamiento y distanciamiento social a toda la población por más de un año-  la educación virtual se ha posicionado como la modalidad de enseñanza del momento pero ¿de qué manera esto influye en los jóvenes estudiantes? Y, por sobre todo, ¿Qué ocasiona el constante uso de redes sociales y medios de comunicación online en ellos?

Sin duda alguna, gracias al internet y redes sociales, los métodos comunicativos se han expandido de una manera impresionante, hecho evidenciable en la transformación de las distintas dinámicas y actividades sociales a las que solíamos estar acostumbrados, como asistir al trabajo o a la escuela. Podría llegar a creerse que con la virtualidad producto de la pandemia de la Covid-19, la vida de muchos cambiaria para bien, en sentido de poder gestionar su tiempo de una mejor manera, optimizar sus horarios de descanso o incluso, en el caso de los niños, que los maltratos que se producen entre ellos, conocidos como bullying o acoso escolar, disminuirían a falta de contacto físico y socialización directa.

Sin embargo, la situación actual no resulta favorable para los niños y su salud mental en el nuevo esquema de educación virtual. El acoso escolar se ha transformado bajo este nuevo esquema de manera que no solo se presenta en el salón de clases, sino que traspasa esas fronteras y emigra a las redes sociales que millones de jóvenes estudiantes manejan y usan no solo para la difusión de sus gustos e intereses, sino para discriminar, difamar, ridiculizar y maltratar a compañeros de clases en base a las características que los hacen diferentes, invadiendo su privacidad al exponerlos ante la sociedad con insultos y críticas que no pueden ser catalogadas, de ninguna manera, como constructivas, amenas o graciosas.

En concordancia con lo ya establecido, es evidente que este año el 2 de mayo, cuando se conmemora el “Día Internacional contra el Acoso Escolar”, debe ser abordado con especial atención, pues la gran problemática a la que se enfrentan los jóvenes alumnos con respecto al acoso escolar virtual y las consecuencias que este puede traerles para su salud psicológica, es extremadamente grave.

Para el 2017, UNICEF, en su informe anual “El Estado Mundial de la Infancia 2017: Niños en un mundo digital” señaló que el internet aumenta la vulnerabilidad de los niños a los riesgos que representan la difusión de información privada, la exposición a temas perjudiciales y, por sobre todo, al acoso cibernético, indicando también que los jóvenes son el grupo que mas utiliza los medios virtuales, estimando que, en todo el mundo,  el 71% utilizan internet en comparación con el 48% de la población total. Siguiendo esta línea discursiva, para el año 2020, con el inicio de la pandemia y la entrada en vigencia del régimen escolar virtual, registraron mediante la encuesta de “U-Report” 8000 respuestas, que revelaron que más de la cuarta parte de jóvenes había sufrido casos de ansiedad, y un 15% depresión durante estos tiempos de confinamiento y educación remota.

Las consecuencias del acoso virtual no siempre resultan muy evidentes sino que, antagónicamente, pueden llegar a pasar desapercibidas por estar relacionadas con conflictos de autoestima, depresión, ansiedad, problemas para dormir, desanimo o derivar en un conflicto mayor, como resultar implicado en “sexting” o “grooming”.

Habitualmente, como señala Ingrid Naranjo, vocera del Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica, las clases, a donde sea que se orienten -inclusive a la virtualidad- traerán consigo violencia, que en este contexto mundial se manifiesta a través del acoso virtual  hacia los niños que reciben educación desde casa, ambiente que se supone debe ser un lugar cálido y de seguridad. Teniendo en cuenta esto último, conviene analizar el por qué resulta tan común la utilización errónea de las redes sociales: estos medios se caracterizan por una rápida difusión, un mensaje impersonal o anónimo, lejanía personal  y el poco control que las autoridades tienen sobre ellas, por lo que puede inferirse que constituyen la manera o medio más eficiente para el acoso y la discriminación entre estudiantes por temas de homofobia, conducta, racismo, xenofobia o el simple hecho de tener pocos “seguidores”.

En vista de esto debe considerarse como fin relevante orientar nuestras acciones hacia  la creación de un espacio seguro para la recepción de clases virtuales y difusión de información por redes sociales entre alumnos, de manera que pueda existir un ambiente de tolerancia y respeto donde predomine la sana convivencia y una cooperación académica y amistosa. Para esto, tanto padres como profesores, deben fortalecer la supervisión y el acompañamiento a sus estudiantes en el proceso de aprendizaje online, desde el punto de vista de la enseñanza de temas como el acoso, lo que produce y como puede prevenirse.

Por consiguiente, Enrique Chaux, doctor en educación de la Universidad de Harvard, experto en violencia escolar, a través del portal “En TIC Confío”, propone a los padres algunas sugerencias para fomentar el buen uso del internet por parte de sus hijos, entre los que destacan:

- Informarse respecto a las redes sociales y enseñarles  a sus hijos cómo manejarlas y los métodos para reportar abusos.

- Establecer un espacio seguro para el diálogo donde puedan vincularse, de manera que exista la confianza entre ustedes para comunicar posibles irregularidades en redes sociales.

- Expresar cero tolerancia hacia los casos que sus hijos pueda llegar a mencionar sobre ciberbullying, demostrando que dichos actos no son aceptables y estará a su disposición en caso de sucederle.

- Tener presente e indicarles que adoptar una actitud sumisa ante el abuso no es una opción.

Para Amnistía Internacional, el disfrute pleno de los derechos humanos es la clave para el progreso mundial y precisamente por esto debe ser garantizada una educación de calidad donde no predomine ningún tipo de violencia; las instituciones educativas deben abocarse a atender las denuncias de las víctimas de acoso escolar con mecanismos de prevención concientización y cero tolerancia ante situaciones de discriminación y abuso que se puedan dar dentro de las relaciones de sus alumnos. Los niños y niñas son vulnerables y es en su proceso educativo y de crecimiento donde sus guías, es decir, profesores y padres, deben actuar para asegurar el respeto mutuo y fomentar los fines que las escuelas buscan conseguir con la convivencia social durante el proceso de adquisición de conocimientos, pues el acoso escolar virtual no es un leve “juego de niños”.

 Referencias

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