En esta edición se recopilan historias de personas que sobreviven en estas regiones en un contexto nacional de crisis. La ausencia o intermitencia de los servicios públicos en Aragua y Carabobo complica la cotidianidad de las personas, que deben surtirse de agua potable o bombonas de gas para asearse o cocinar. La escasez de transporte impacta considerablemente su cotidianidad, y muchas personas han tenido que suspender actividades laborales, estudiantiles y médicas

“Aragua y Carabobo: En colapso” intenta mostrar la vulneración de los derechos que padecen las personas en estos estados de la región central de Venezuela. La crisis humanitaria compleja ha causado graves estragos en la vida de personas que deben continuar sus vidas entre apagones eléctricos, fallas en el transporte público, ausencia de agua potable, comida y medicamentos y la contaminación de un lago que ha afectado a las comunidades de ambos estados por décadas. Toda esta situación ha empeorado con la llegada de la pandemia por Covid-19.

En esta edición se recopilan historias de personas que sobreviven en estas regiones en un contexto nacional de crisis. La ausencia o intermitencia de los servicios públicos en Aragua y Carabobo complica la cotidianidad de las personas; que deben surtirse de agua potable o bombonas de gas para asearse o cocinar. La escasez de transporte impacta considerablemente su cotidianidad, y muchas personas han tenido que suspender actividades laborales, estudiantiles y médicas. El teletrabajo o estudio a distancia se hace imposible por los constantes bajones eléctricos y averías en los servicios de telefonía e internet.

Además de todo este panorama adverso, estos estados comparten una masa de agua conocida como Lago Tacarigua o Lago de Valencia, el cual es el segundo lago de más importancia de Venezuela y es el cuerpo de agua dulce sin salida al mar más grande del país. Sin embargo, este lago que pudiera ser una gran atracción turística y un bien para la biodiversidad y la agricultura, se ha convertido en el problema ambiental más grave de América Latina. Las dificultades que padecen los residentes a las riberas del Lago, tanto en Carabobo como en Aragua, son la consecuencia de factores acumulados en los últimos 40 años.

Los habitantes que aún quedan, viven en medio de una inmensa cloaca, las aguas negras se meten dentro de las casas, desbordan sus cañerías y les trae enfermedades respiratorias y cutáneas. El desbordamiento del lago ha dejado sin hogar a cientos de familias, las casas quedaron bajo el agua, solo se ven los postes que en algún momento alumbraron esas calles. Hoy existen miles de familias damnificadas que aún esperan que el gobierno las reubique en un lugar digno para vivir. También existen otras cientos de familias que decidieron quedarse en sus casas a pesar del hecho de que el muro de contención del lago, al sur de Maracay, está a punto de colapsar.

La violencia también altera la vida de aragüeños y carabobeños. Las historias de Geraldín Moreno y Daniel Queliz, jóvenes asesinados en contexto de manifestaciones en Carabobo también hacen parte de esta edición. Del mismo modo, la violencia contra la mujer tiene su espacio, donde se destacan alarmantes casos en el estado Aragua cuyas características hacen a este tipo de violencia un problema de salud pública.

En Aragua los principales centros de salud no tienen vacunas BCG para recién nacidos, insumos para atender las emergencias y existe una deficiencia importante de médicos que han salido del país por los bajos salarios. En Carabobo la situación no es diferente, las personas con VIH reportan que los reactivos para los exámenes de control no existen ni en laboratorios privados y la hipertensión arranca la vida de quienes tampoco consiguen tratamiento o no pueden costearlos. Una vez más, agradecemos el esfuerzo de periodistas, activistas y valientes personas que a pesar de sufrir todas las consecuencias que desencadena la falta de atención estatal en sus regiones, dieron su testimonio para visibilizar la situación de vulneración de derechos.