Jueves, 06 de febrero, 2020
María Fernanda Rodríguez

La falta de identidad y/o nacionalidad de miles de niños provenientes de Venezuela es otra de las consecuencias de la migración forzada. Esta situación expone a los menores de edad a riesgos y violaciones de sus derechos fundamentales


Ana María nació el dos de marzo de 2018 en la clínica Santa Ana de la ciudad de Cúcuta, capital del departamento del Norte de Santander de Colombia. Sus padres venezolanos y provenientes de San Cristóbal, estado Táchira, decidieron presentarla en la registraduría de Cúcuta con cuatro días de nacida, a fin de que la niña obtuviese su Registro Civil de Nacimiento, equivalente a la Partida de Nacimiento que otorgan en Venezuela.

“El notario nos explicó que la niña, aunque había nacido en Colombia, no tenía la nacionalidad colombiana y que debíamos ir al consulado de Venezuela para tramitarle la nacionalidad venezolana”, cuenta Enrique Olivo, padre de Ana María y quien hasta ese momento desconocía la legislación colombiana en esta materia.

La historia de Ana María es la de miles de bebés que han nacido en Colombia en los años de mayor aumento de la migración venezolana a ese país. De acuerdo con cifras reseñadas este año por el diario La Opinión de Cúcuta, “siete de cada 10 partos que se atienden en el Hospital Universitario Erasmo Meoz (Huem) son de venezolanas”. Como la gran mayoría de los casos, los padres de Ana María decidieron que naciera en Colombia debido a la precariedad del sistema de salud en su país de origen.

“El mismo obstetra que controló todo el embarazo de mi esposa nos recomendó tener a la niña en Cúcuta, porque además nosotros ya teníamos la intención de migrar a Colombia por la crisis venezolana”, explica Olivo.

Pero nacer sin riesgos en un país con seguridad sanitaria implicaba un problema desconocido para la mayoría de quienes decidieron tener sus hijos allá: a diferencia de Venezuela y de la gran mayoría de los países del continente americano, Colombia no contempla el principio ius soli, es decir, “derecho del suelo” o “derecho del lugar”, para otorgar la nacionalidad.

Colombia no otorga nacionalidad por nacimiento

Hasta el 5 de agosto de este año, el principal problema de los hijos de padres venezolanos que nacían en Colombia es que no obtenían la nacionalidad de ese país por el solo hecho de haber nacido allí. A partir de esa fecha se implementó una medida temporal que beneficiaría con la nacionalidad colombiana a unos 24.000 niños que estaban en condición de apatridia.

La mayoría de los países del continente americano establecen el principio jurídico ius solis en sus cartas magnas. En Venezuela está establecido en el artículo 32 de la Constitución, pero no es así en Colombia. La Constitución de ese país, reformada en 1991, establece en su artículo 96 que son considerados colombianos por nacimiento “los naturales de Colombia, que con una de dos condiciones: que el padre o la madre hayan sido naturales o nacionales colombianos o que, siendo hijos de extranjeros, alguno de sus padres estuviere domiciliado en la República en el momento del nacimiento”.

El domicilio legal al que se refiere el artículo citado es aquel que solo se obtiene a través de una visa de residencia o visa de trabajo, documentos que no tiene la mayoría de venezolanos que han emigrado en los últimos años a Colombia.

“Nosotros tenemos un Permiso Especial de Permanencia válido por dos años que nos dieron en febrero de 2018, pero en la registraduría de Cúcuta nos dijeron que ese documento no equivalía a tener domicilio legal en el país, lo que impedía registrar a la niña como colombiana”, explica el papá de Ana María.

Aunque la medida anunciada por Colombia beneficiaría a cerca de 24.000 niños, la misma será temporal y no erradica las causas que llevan a miles de mujeres a tomar la decisión de tener sus hijos fuera de Venezuela, principalmente por los riesgos sanitarios que se agudizan en el país.

Deben ser venezolanos, pero hay “trabas” que lo impiden

En el consulado de Venezuela en Cúcuta los padres de Ana María no pudieron tramitar la partida de nacimiento de su hija.

“El cónsul me atendió personalmente, pero me hizo una serie de preguntas que, a mi juicio, nada tenían que ver con el trámite que fuimos a realizar. Luego me indicó que el proceso para obtener la partida de nacimiento venezolana de la niña no sería fácil, lo que nos hizo desistir de intentarlo”, cuenta Enrique Olivo.

Si bien los niños como Ana María deben tener la nacionalidad de sus padres, como lo establece la Constitución venezolana, dicho trámite no resulta tan sencillo de realizar. Betilde Muñoz-Pogossian, directora del Departamento de Inclusión Social de la Organización de Estados Americanos (OEA), indicó en una entrevista para El Pitazo que “mientras se limite su acceso a una partida de nacimiento venezolana, a un pasaporte, estos niños tampoco podrán gozar de la nacionalidad venezolana. Mientras no tengan identidad registrada estarán en condición de apátridas y, por tanto, no podrán acceder a todos sus otros derechos”.

La falta de identidad y/o nacionalidad de miles de niños provenientes de Venezuela es otra de las consecuencias de la migración forzada. Esta situación expone a los menores de edad a riesgos y violaciones de sus derechos fundamentales.