Viernes, 15 de noviembre, 2019
Damiano, Daniela
Los cortes en el servicio eléctrico, después del primer apagón nacional y del anuncio de un Plan de Administración de Carga que no se cumple, se han vuelto constantes y mantienen a la población en una sostenida incertidumbre que los hace interrumpir y replanificar sus rutinas
El estado Bolívar, a pesar de ser el más extenso y el sexto más poblado de Venezuela, se encuentra en el olvido y sus habitantes sufren cada día los estragos de esa desatención. En esta revista se recopila una serie de artículos y testimonios que describen el impacto de la crisis masiva de derechos humanos que atraviesa Venezuela en situación humanitaria, que aunque viven en una tierra rica en recursos naturales, minerales y energía, los bolivarenses deben sortear grandes problemas como la escasez de combustible, falta de transporte, cortes eléctricos y los grupos que se han instalado en la zona, beneficiándose de operar en un territorio fronterizo con cuantiosos yacimientos de oro y minerales.
El proyecto estatal Arco Minero del Orinoco, situado al norte del Estado Bolívar, fue lanzado en el año 2016 para la extracción aurífera y de recursos minerales. Este proyecto ha sido denunciado por varias ONG, pueblos indígenas y diversos actores por su impacto ambiental, junto al incremento de la violencia entre grupos que luchan por el control de la extracción. Además, las organizaciones han realizado denuncias y alertas por la violencia contra comunidades indígenas y explotación sexual que afecta de forma especial y diferenciada a niñas y mujeres.
La escasez de gasolina es otro de los problemas de los que no escapan los habitantes del estado Bolívar, quienes deben hacer kilométricas colas de varios días para abastecer sus vehículos en las pocas estaciones de servicios que se encuentras abiertas. Muchos han denunciado que para que rinda el combustible solo permiten llenar entre 20 y 30 litros de gasolina. Las autoridades anunciaron en agosto de 2018 que la gasolina pasaría a venderse a precios internacionales para aquellos que no estuvieran registrados en el censo nacional de vehículos a motor. Casi un año después, este mecanismo no se aplica. La insuficiencia de combustible ha desencadenado una disminución en el transporte público y privado, lo que le impide a las personas movilizarse a sus lugares de trabajo o estudio.
También la producción, distribución y despacho de productos alimenticios y de primera necesidad se encuentra casi paralizada. El gas doméstico ha desaparecido en muchas localidades y en otras llega de manera irregular a precio regulado. Habitantes de varios sectores del estado han denunciado que tienen meses sin el servicio. Cocinar a leña ha sido la opción que han encontrado ante el deterioro del servicio. Las protestas por la normalización del servicio se multiplican en varios sectores. Los cortes en el servicio eléctrico, después del primer apagón nacional y del anuncio de un Plan de Administración de Carga que no se cumple, se han vuelto constantes y mantienen a la población en una sostenida incertidumbre que los hace interrumpir y replanificar sus rutinas.
Representantes del sector salud han denunciado que en los últimos meses se ha venido presentando en Ciudad Guayana una epidemia de amibiasis y hepatitis, cuya población más afectada es la de edad preescolar y escolar. Estas enfermedades están relacionadas con el consumo de alimentos o aguas contaminadas. En varios municipios el servicio de agua potable no llega a los hogares regularmente, y cuando aparece el vital líquido, llega amarillento y con arenilla. La malaria también es un grave problema en el estado. Más del 70% de los casos reportados en el país se encuentran en Bolívar. Los expertos atribuyen el repunte de los casos a la minería del oro y a la instalación del Arco Minero del Orinoco, esta actividad además contribuye a la exportación de la enfermedad a Brasil y Colombia. La corrupción generalizada y la falta de disponibilidad de medicamentos ha propiciado la venta ilegal de tratamientos antimaláricos y ha aumentado la emergencia sanitaria, según algunas ONG locales. La escasez nacional de insumos, medicinas y personal de salud ha afectado considerablemente la región, lo que ha provocado el cierre técnico y total de importantes centros de salud como el oncológico de Ciudad Bolívar y el pediátrico Menca de Leoni, centro hospitalario más grande del oriente del país.
El servicio de aseo urbano no funciona adecuadamente; sectores enteros sobreviven rodeados de montones de basura y escombros que no son recogidos, pueden durar días a la intemperie generando la proliferación de insectos y roedores. Lo mismo sucede en calles, avenidas y frente a establecimientos de consumo y venta de comida.
Agradecemos el esfuerzo de todos los periodistas, activistas y valientes personas que a pesar de sufrir todas las consecuencias que desencadena la falta de atención estatal en su región, ofrecieron su testimonio para visibilizar la situación de vulneración de derechos que viven.