Lunes, 08 de abril, 2019
Damiano, Daniela
A pesar de que los niños no tienen plena conciencia de que están viviendo un contexto de crisis, también sufren muchas de sus consecuencias. Ante esto, los padres y representantes deben estar atentos a sus necesidades, a sus opiniones, sus puntos de vista, sus propuestas como un recurso para poder generar entornos de protección en un contexto adverso
En un marco de crisis humanitaria hay muchos temas que afectan a niños, niñas y adolescentes, es por ello que pudiéramos tomar al azar cualquier punto y desarrollar el impacto de la crisis que vivimos y cómo se está reflejando también en la gente muy joven
“Para manejar la crisis con niños y adolescentes el primer paso para afrontar este contexto de emergencia es reconocer que tenemos dificultades desde la familia, poder identificar cómo nos estamos sintiendo, qué nos está ocurriendo, cuáles son nuestros temores y sobretodo con qué recursos contamos para hacer frente a una problemática que es cada día más difícil”, dijo Carlos Trapani, Director de Cecodap.
A pesar de que los niños no tienen plena conciencia de que están viviendo un contexto de crisis, también sufren muchas de sus consecuencias. Ante esto, los padres y representantes deben estar atentos a sus necesidades, a sus opiniones, sus puntos de vista, sus propuestas como un recurso para poder generar entornos de protección en un contexto adverso.
El experto hizo hincapié en que la crisis que se vive actualmente en Venezuela es omnicomprensiva, esto significa que incluye muchos factores que están socavando los derechos más básicos de las personas y en consecuencia está trastocando todos los ámbitos de la vida del adulto y niño.
Apoyo psicológico
Actualmente, Cecodap brinda acompañamiento emocional en la escuela dirigido a padres, maestros y alumnos, basado en la ejecución de actividades de primeros auxilios psicológicos, autocuidado y manejo de las emociones. De la misma manera, ofrecen asesorías en temas migratorios y relacionados con el impacto de la violencia en niños, niñas y adolescentes. Los interesados en sus programas pueden escribir al correo derechamos@cecodap.org.ve o llamar al número (0212) 951 4979 para agendar una cita a las instalaciones de la ONG o visita al centro educativo.
Estas iniciativas surgen debido al repunte que, desde el Servicio de Atención Psicológica del Cecodap, se ha visto en casos vinculados al castigo físico y humillante, motivado a que los padres y profesores enfrentan situaciones de estrés, angustia, incertidumbre que son propensos a descargar en los niños.
“También encontramos a niños y adolescentes con cuadros de depresión, de tristeza, de melancolía. Por lo general, los niños que reportan esta crisis han roto sus rutinas; no solo la de ir a la escuela, sino sus rutinas de alimentación, de sueño, de movilidad, el contacto con sus compañeros y relación con sus padres”.
Hay que estar atentos a las señales que nos dan los niños, a lo que dicen, cómo se comportan, cómo se relacionan, y en función a eso ver cómo podemos pedir ayuda a tiempo. Si un papá o una mamá se siente desbordado porque la situación lo sobre pasa y no sabe qué hacer por ello, es importante pedir ayuda especializada.
Es importante explicarle al niño la situación del país de forma precisa y adecuada para la edad que tiene. Ahora es muy fácil que el niño o adolescente reciba una gran cantidad de información gracias a las tecnologías y el internet; sin embargo, los padres y representantes deben filtrar la información existente basándose en dos criterios: lo que los niños quieren saber y lo que los niños necesitan saber.
No normalizar los efectos de la crisis
En momentos de crisis o cuando se rompen las rutinas es importante que los padres comuniquen a sus hijos que la situación que atraviesan no es normal, sin generar ansiedad ni caos. Optar por una postura optimista ante los niños y jóvenes es lo mejor, haciéndole saber que el momento difícil pasará y pronto se recuperará la normalidad, sin ahondar en tiempos ni falsas expectativas.
“Los padres deben generar un entorno de comunicación y de información asertivo, hay que hacer entender a los niños que cuando se suspenden las clases por una coyuntura nacional no quiere decir que tengan vacaciones, ni que se deban acostumbrarse a paralizar sus rutinas”.
Hay que preparar al niño para el reinicio de clases y retomo de sus actividades. Los adultos deben estar atentos a las orientaciones de la escuela y las del Ministerio de Educación en cuanto a la reprogramación de las actividades escolares. “La asignación de tareas para la casa no debe sustituir por ningún motivo la enseñanza de nuevos contenidos, de aquí radica la importancia de reprogramar las clases con el objetivo de que no se pierda contenido vital para la educación y evolución del alumno”.
En Venezuela todos los niveles de educación están vulnerados porque el Estado no ha generado las condiciones para que los centros educativos sean mejores, más eficientes y útiles en tiempos de contingencia.
“Yo tengo fe en las escuelas, en los docentes, sobre todo en las familias que van a defender la educación como una palanca para el desarrollo y para la protección de los niños. Nos toca como organizaciones, como docentes, como gremios, mantener la esperanza y sobretodo darle visibilidad a aquellas escuelas que están resistiendo a cerrar sus puertas o abandonar la educación. Creo que hay muchísimas historias que dan cuenta de los esfuerzos que están haciendo docentes, directores, comunidades, familias, incluso los propios niños para poder asistir a sus clases y sentarse en un pupitre”.
En este contexto, las escuelas no pueden funcionar como siempre han venido funcionando, se debe activar un plan especial que le permita a cada centro educativo, de acuerdo a sus características, necesidades, adecuar las rutinas escolares, que les permita no solo al niño adquirir conocimientos, destrezas y académicas; sino que también les permita expresas todos sus aspectos emocionales, sus miedos, propuestas y entender que el niño es un ser biopsicosocial y que la escuela es un espacio de protección a pesar de todas las dificultades que pudiera tener.
“Es importante empezar clases sabiendo cómo los niños se sienten, ellos tienen que ser escuchados, comprendidos y valorados. En esa medida el aprendizaje tendrá una mejor incidencia, si se comienzan las clases sin preguntarles cómo se sienten o cuáles fueron sus dificultades, evidentemente no vamos a visualizar la historia que cada niño tiene por contar y que tan dispuesta está para aprender”.
Al sacrificar el derecho a la educación se está aniquilando el capital social que es el motor de un país. Lejos de suspender las clases, el Estado debe desarrollar un plan especial para que las escuelas se mantengan abiertas ante alguna coyuntura garantizándoles el servicio eléctrico, agua, seguridad, alimentación, en especial en las zonas más vulnerables del país.
¿Si el problema del agua se extiende hasta el mes de julio entonces no trabajarán las escuelas? ¿Perdemos el año escolar? no es una opción y lo que tenemos que exigir es que las escuelas se mantengas abiertas, pero en las condiciones idóneas finalizó el defensor.
Lee el informe de Cecodap:
El empinado camino a la escuela en medio de la emergencia humanitaria en Venezuela