Martes, 26 de septiembre, 2017
Fernandez, Jackeline
Los conflictos armados y crisis humanitarias inciden de manera particular y diferenciada sobre las mujeres, y aunque la información sobre esta problemática se ha venido levantando con mayor conciencia durante los últimos años, las consecuencias directas sobre las mujeres mayores se esconden en medio de los datos generales.
En noviembre de 2013, reunidos en el Reino Unido, un panel de Alto Nivel para la ayuda humanitaria reconoció por primera vez la imperiosa necesidad de visiblizar el modo en que las crisis humanitarias afecta a las mujeres de toda las edades.
Los conflictos armados y crisis humanitarias inciden de manera particular y diferenciada sobre las mujeres, y aunque la información sobre esta problemática se ha venido levantando con mayor conciencia durante los últimos años, las consecuencias directas sobre las mujeres mayores se esconden en medio de los datos generales.
Un Informe levantado por Harvard y Oxfam International sobre la violencia sexual durante la crisis humanitaria 2004-2008 en la República Democrática del Congo, revelo que al menos un 10% de las mujeres que lograron sobrevivir a las masivas violaciones sexuales, tenían 65 años o más. La magnitud de esta crisis fue documentada y denunciada por Amnistía Internacional en un informe denominado “Democratic Republic of the Congo: Mass Rape - Time for Remedies”, en el cual la organización señalaba: “Decenas de miles de mujeres y niñas –y también de hombres, niños, e incluso bebés– han sido violadas y torturadas sistemáticamente en el este del país, donde más de 20 grupos armados se disputan el control de la tierra y sus recursos. Algunas de las víctimas han sufrido violaciones múltiples y otras formas de violencia sexual en dos o tres ocasiones durante la guerra a manos de distintas fuerzas. Otras han sido violadas por grupos de hasta 25 combatientes o utilizadas durante meses o años como esclavas sexuales”.
Invisibles antes, durante y después.
La violencia sexual que afecta a las mujeres mayores generalmente no es identificada, ya sea por falta de interés de quienes documentan o porque ellas mismas se sienten de tal modo agredidas y avergonzadas, que prefieren no denunciar.
Muchas de las mujeres mayores que son víctimas de violencia sexual durante las crisis, han llevado una vida de abuso doméstico. No solo han normalizado la violencia, sino que el contexto mismo de conflictividad, que desdibuja los límites de actuación de las estructuras de control, imprime sobre esa falsa idea la noción de que “eso” le pasa a todo el mundo, y ellas son solo unas más.
"Varios rebeldes me atacaron y violaron en mi casa y .... dispararon balas para que la gente no puedo venir en mi ayuda; después me dejaron allí medio muerta." mujer de 83 años de la República Democrática del Congo.
Las personas mayores tienen un hándicap: en la vida cotidiana se agradece sus aportes, pero se les considera una “carga” económica y social. Este perfil se acentúa en situaciones de crisis, por lo que cualquier programa dirigido a contener las consecuencias y apoyar a las víctimas se enfoca en niños/as, jóvenes y adultos/as. Esto es porque se considera que son quienes pueden contribuir en el proceso de reconstrucción.
En palabras de Help Age International, Acciòn Global sobre Envejecimiento: “Pocas organizaciones no gubernamentales (ONGs) incluyen a las personas mayores entre la población objetiva, porque el error común es que las personas mayores son muy difíciles de capacitar, no son receptivas a nuevas ideas y están imposibilitadas de participar efectivamente en actividades comunitarias y económicas”.
Garantizar las provisiones necesarias e incluir las necesidades de las personas mayores en todos los procesos de ayuda humanitaria, desde la igualdad y el respeto, es un paso imprescindible para lograr que las comunidades afectadas se recuperen y reconstruyan.
Buenas prácticas para atender a las personas mayores en contextos de crisis
De acuerdo a los estudios realizados por Help Age International, los adultos mayores demandan ser escuchados y comprendidos; posibilidad de acceder a servicios de poyo esenciales y que se reconozcan sus aportes.
Si nos ubicamos en países que presentan un elevado porcentaje de hogares monoparentales, como en Venezuela donde, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el 40% de los hogares está bajo la tutela de una mujer, podemos analizar estas demandas con una mirada diferente:
a.- Ser escuchadas y comprendidas: si nos asomamos a cualquier hogar venezolano, podremos hallar a una abuela como epicentro de la dinámica de la familia. Si su hija es la jefa del hogar (porque tiene uno o dos empleos), ella es la que cría, cuida, y malcría a sus nietos, la que vela por el buen desenvolvimiento del hogar, hace diligencias y supera sus propias limitaciones para no sentirse “una carga”. Pero pocas, muy pocas veces, recibe apoyo sicológico o terapia. Su mal humor es producto de “la edad”, si está cansada es “porque esta vieja”, y así usamos muchos otros clichés para invisibilizar el hecho de que es una persona que necesita, como todas, atención y afecto.
b.- Posibilidad de acceder a servicios de apoyo esenciales: no se trata solo de aquellos que se deben tener en el hogar. Hablamos de servicios médicos especializados, terapias o grupos de apoyo, transporte digno, espacios accesibles y herramientas que le permitan movilizarse con comodidad y seguridad, áreas para la recreación y la cultura, entre otros.
c.- Que se reconozcan sus aportes: sin negar con ello la posibilidad de que puedan seguir contribuyendo positivamente en el desarrollo de la sociedad.
Algunas de las áreas elementales identificadas por Help Age International, para mejorar la atención hacia los adultos mayores en contextos de crisis, son las siguientes:
1.- Abordar las necesidades de las personas mayores: sugieren chequear los registros de personas mayores para verificar cuantos acuden a los centros de atención y hacerle seguimiento. Por supuesto, esto supone la preexistencia de una data actualizada y de planes de contingencia bien difundidos.
2.- Satisfacer las necesidades básicas: refugios adaptados a los requerimientos de este grupo etario y consultas antes y durante la crisis, para determinar los mecanismos que permitan satisfacer de manera efectiva, sus principales necesidades.
3.- Movilidad: si se cuenta con un registro actualizado de las personas mayores, que contengan los datos necesarios sobre su condición de salud, es posible identificar a quienes necesiten un apoyo adicional y diseñar estrategias de evacuación, por ejemplo, especiales. La atención diferenciada es básica para la supervivencia.
4.- Acceso igualitario a los servicios esenciales: los problemas de movilidad, aislamiento, trauma o fortaleza física, colocan a las personas mayores en desventaja al momento de acceder a los servicios básicos en situaciones de crisis. Incluso, detalles como la posibilidad de acceder a medicamentos para las enfermedades crónicas, son comunes en medio de las crisis, dado que se prioriza la emergencia y se rompe la cotidianidad. De allí la importancia de incluir por ejemplo, servicios de salud diferenciados.
5.- Necesidades sicológicas, familiares y sociales: la angustia y la desesperación son solo dos posibles consecuencias que pueden afectar a las personas mayores, al ser desarraigadas de sus grupos familiares y sociales, de su hogar y zona de confort. Protegerles contra los abusos y ayudarles a crear lazos con grupos adoptivos, minimizan esos impactos y contribuyen con su estabilidad emocional.
Si las abuelas son el eje central de sus familias, poseen las competencias necesarias para amalgamar voluntades y contribuir a restituir el tejido social en medio de las crisis, esa es una ventaja importante. La resiliencia es otra de sus cualidades, son mujeres forjadas por años de lucha en contra de las dificultades, protegiendo y cuidando a sus familias. El papel de las adultas mayores en la reconstrucción de sus comunidades es primordial y debe ser reconocido.
“Las personas mayores tratan de ocultar sus penas y malas experiencias, son pacientes, juntas se reúnen en grupos para apoyarse a sí misma y tratan de enfrentar la situación. Las personas mayores quieren construir y no destruir.” Líder comunitario, Ruanda
Fuentes:
file:///C:/Users/jose/Downloads/5.63personas_mayores_en_desastres_y_crisis_humanitarias.pdf
http://www.avn.info.ve/contenido/40-madres-venezuela-son-jefas-familia
https://www.care-international.org/files/files/GiE_impact_report_Spanish.pdf
file:///C:/Users/jose/Downloads/afr620212004es.pdf
Foto: ShutterStock/Filipe Frazao