Miércoles, 08 de marzo, 2017
D'Amato, Daniel
Todos decimos que en épocas pasadas las mujeres eran víctimas de la violencia, la discriminación y la opresión, pensando -o haciendo pensar- que todo eso quedó atrás. Lo que no se dice es que incluso hoy en día, millones de mujeres alrededor del mundo son discriminadas al proporcionarles opciones vitales más reducidas, al negarles los derechos a la salud sexual y reproductiva, y al desterrar a sus defensoras y considerarlas una amenaza al honor o a la cultura.
Es por ello que los y las líderes que representan las entidades que afectan todas las áreas del día a día de las mujeres, tales como la legislación, la política, las políticas económicas y sociales, la comunidad y hasta la familia; necesitan comprender de forma exhaustiva y mantenida las estructuras sociales que podrían condicionar a las mujeres del disfrute de sus derechos humanos, para evitar de esta manera los estereotipos de género y reconocerlas como personas singulares, con deseos y necesidades propias.
Durante años, los derechos de las mujeres y las niñas han sido motivo de discusión en compromisos de carácter mundial hasta lograr la adopción de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer en 1979, tratado en el que se define claramente qué es y de qué forma se margina al género femenino y establece medidas para erradicar este problema a nivel nacional.
Más adelante, en el año 1995, se crea la Declaración y plataforma de Acción de Beijing, un plan de acción firmado por 189 gobiernos que se enfocó en 12 áreas de preocupación crítica y que visualizaba un mundo en el que todas las mujeres pudieran participar en las políticas, tener acceso a la educación e ingresos y vivir en sociedades libres de discriminación y violencia.
Pese a que las mujeres han conseguido progresar en el ejercicio de ciertos derechos, se mantiene la disparidad de géneros. En este sentido, se incluyó en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el fomento de la participación política y el liderazgo, y el empoderamiento político de las mujeres como dos de los principales objetivos de la entidad.
Todavía queda mucho trabajo por hacer en materia legislativa y práctica, pero eso no debe detenernos al momento de exigir igualdad de condiciones y oportunidades para las mujeres.
¡Ánimo!