Miércoles, 22 de marzo, 2017
Fernandez, Jackeline

"...sólo 22% de los países consultados (134) sobre la Aplicación de Criterios Integrados para la Gestión de Recursos Hídricos (AIAWRM por sus siglas en inglés) que realizó la ONU en 2012, consideraron “relevante” la perspectiva de género.


Las mujeres y las niñas y el modo en que el acceso al agua tiene un impacto sobre ellas, constituyen una gran parte del panorama y, lo que es más importante, una gran parte de la solución a los problemas que surgen de la relación que existe entre el agua y la seguridad alimentaria”. Lakshmi Puri, (Directora Ejecutiva Adjunta de ONU Mujeres).

Muchos de nosotros aun recordamos la clasificación del agua como un “recurso natural renovable” que aprendimos en las escuelas. Sin embargo, esa concepción ha venido cambiando radicalmente durante los últimos 20 años. Los Principios de Dublín, surgidos a partir de la Conferencia Internacional sobre Agua y Medio Ambiente realizada en Irlanda en 1992, con presencia de expertos de más de cien países, establecieron que “El agua es un recurso finito y vulnerable, esencial para la vida, para el desarrollo y para el medio ambiente”, también pusieron de relieve por primera vez, la importancia de la mujer en cuanto a la gestión, provisión y salvaguarda del agua.

Hoy en día se acepta y reconoce que es imprescindible transversalizar la gestión de los recursos hídricos con perspectiva de género, permitiendo a las mujeres formar parte en las consultas, gestión, diseño y toma de decisiones relacionadas con el agua, si esperamos cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sustentable Nº 6: Agua Limpia y Saneamiento, que aspira lograr el agua potable y segura para todos y todas en el año 2030.

Mujeres, agua y seguridad alimentaria

De acuerdo a las cifras manejadas por ONU Mujeres, el 70% del agua es usada para la agricultura. La diferencia en cuanto al acceso al agua entre las zonas rurales y urbanas es de 1/5. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que las mujeres realizan el 43% de las labores agrícolas, sin embargo su nivel de productividad es menor que la de los hombres. La razón de tal diferencia es el acceso a los insumos básicos que permiten garantizar la producción, uno de esos recursos es el agua. La FAO señala que si las mujeres tuvieran acceso en igualdad de condiciones a los recursos necesarios, podrían incrementar su productividad en un 20-30%. Otros datos que nos permiten entender porque el agua no es neutra, se relacionan con la colecta de agua en zonas rurales. Por ejemplo, en África Subsahariana esa labor recae en un 71% en las mujeres. ONU Mujeres estima que las mujeres dedican más de 200 millones de horas diarias en la labor de búsqueda de agua.

Esta misma organización establece cuatro aspectos que relacionan de manera inequívoca al agua con la seguridad alimentaria:

1.- Los sectores más desfavorecidos en el reparto de insumos, bienes y servicios necesarios para garantizar la alimentación son las mujeres y niñas. Tal desbalance incide negativamente en cuanto a la productividad que podría garantizar la seguridad alimentaria para todas y todos;

2.- Las mujeres y niñas de los países en desarrollo ocupan gran parte de su tiempo en labores de cuidado, incluyendo la búsqueda de agua para preparar alimentos. Esa inequidad supone que no tienen tiempo para educarse, obtener trabajos decentes ni incrementar su participación política;

3.- Las mujeres desarrollan agricultura de subsistencia, en su mayoría agricultura de secano (uso de agua de lluvia) sujeta a los avatares del cambio climático. Otro aspecto relacionado con este punto, es el desigual acceso a la tierra, pues si bien las mujeres la trabajan, los hombres siguen siendo los mayores propietarios de las mismas;

4.- Por último, la participación de la mujer en cargos asociados a la toma de decisiones políticas relacionadas con el manejo de recursos hídricos, medio ambiente y energía equivale a solo el 6%.

Revertir las consecuencias de las malas prácticas asociadas al manejo de recursos hídricos, tenencia de tierras y acceso a bienes y servicios, es garantizar la construcción de un nuevo modelo de productividad verdaderamente sustentable para todas y todos.

Perspectiva de género y desarrollo

Pese a que una de las áreas pioneras en cuanto al reconocimiento de la mujer como componente imprescindible para el desarrollo, es el relacionado con el agua, sólo 22% de los países consultados (134) sobre la Aplicación de Criterios Integrados para la Gestión de Recursos Hídricos (AIAWRM por sus siglas en inglés) que realizó la ONU en 2012, consideraron “relevante” la perspectiva de género.

Tal resultado nos lleva a la necesidad de recalcar las razones por las cuales resulta imperativa la inclusión de la perspectiva de género en todos los aspectos relacionados con el manejo y aprovechamiento del agua. La Asociación Mundial para el Agua, organización intergubernamental fundada en 1996:

1.- Incluir tanto a mujeres como a hombres en procesos de consulta dirigidos al manejo e implementación de proyectos resulta más efectivo, eficiente y equitativo;

2.- Considerar el enfoque de género contribuirá a corregir la desigualdad y tendrá un impacto positivo en la posición política, social y económica de las mujeres;

3.- Los análisis económicos y sociales están incompletos sino incluyen una verdadera comprensión de las diferencias de género que permitan entender las desigualdades;

4.- Mejorar la prestación de servicios permitirá reducir el tiempo que usan mujeres y niñas en la recolección de agua y mejoras en la salud, permitiéndoles más tiempo para dedicarse a actividades como la educación, actividades de empoderamiento e incluso para disfrutar de tiempo libre.

La misma organización señala tres aspectos necesarios para consolidar la incorporación de la mujer como sujeto activo en el manejo de los recursos hídricos:

a.- “La capacidad institucional debe considerar e involucrar género en todas las dimensiones del manejo del agua”: esto implica la inclusión de lideresas empoderadas en cuanto a sus derechos con capacidad plena para tomar decisiones, administrar recursos y monitorear resultados;

b.- “Educación y entrenamiento son herramientas invaluables en el asesoramiento y apoyo al desarrollo de herramientas y política”: para ello resulta necesario incluir el tema de formación en cualquier programa relacionado con el agua, especialmente dirigido a mujeres y niñas;

c.- “La colección de datos desagregados de género, la evaluación y los programas de monitoreo son importantes para la comprensión de las diferencias y para hacer seguimiento de la ejecución de políticas y programas”: sin perspectiva de género no será posible evaluar correctamente ningún programa de desarrollo enfocado en el agua.

El papel de la mujer en la tarea de garantizar el desarrollo sustentable para el mundo es evidente. No hay desarrollo sin recursos, no hay recursos sin producción, y esta supone empoderar a las mujeres para que alcancen su máxima capacidad, sustituyendo las condiciones negativas asociadas a los roles de género.

La igualdad de género no sólo es un derecho humano básico sino que su logro tiene beneficios socioeconómicos enormes para la seguridad del agua y de los alimentos. Empoderar a las mujeres y a las niñas incita a tener economías prósperas y sociedades inclusivas, y a impulsar la productividad y el crecimiento” ONU Mujeres

Imagen: Smile Fight/Shutterstock

Fuentes:

http://www.gwp.org/es/TOOLBOX/TEMAS-TRANSVERSALES/Genero/

http://www.unwomen.org/es/news/stories/2012/8/gender-perspectives-on-water-and-food-security

http://www.undp.org/content/dam/undp/library/Environment%20and%20Energy/Water%20and%20Ocean%20Governance/IWRMGenderResourceGuide-Spanish-200610.pdf

http://www.bridge.ids.ac.uk/sites/bridge.ids.ac.uk/files/Docs/GENERO_AGUA.pdf

http://www.unwater.org/news-events/news-details/en/c/472750/

http://www.fao.org/publications/sofa/2010-11/es/

http://tinchot.ferozo.com/hidricos/principios-de-dublin/