Miércoles, 08 de marzo, 2017
Red de jóvenes, Red de jóvenes
Le hemos dado una connotación negativa a la palabra <<discriminación>> a lo largo de la historia, aunque no lejos de su significado per se: la separación de algo del resto. La discriminación negativa puede ser combatida por la discriminación positiva, discriminación inversa o, como la Organización de Naciones Unidas se refiere a ellas: “medidas especiales de carácter temporal"; lo cual es precisamente lo que buscan los instrumentos legales pro-mujeres en los países: tomar medidas obligatorias para la población a favor de un grupo desfavorecido históricamente para ir cerrando la brecha de diferencias en el acceso a oportunidades – de educación, ingresos económicos, salud, posibilidades de empleo... – y llegar al punto en el que dichos instrumentos ya no sean necesarios para el libre desenvolvimiento de los derechos de este grupo de personas en su entorno.
¿Consideras estos instrumentos necesarios o innecesarios?
Hablemos de cifras (y respondamos preguntas con ellas).
Habla sobre derechos humanos en cualquier lugar, con personas de todas las edades y escúchalas opinar al respecto, hacer preguntas o realizar sugerencias; cuando hablas de derechos humanos con personas que están recibiendo dicha información por primera vez, surgen cualquier cantidad comentarios de sorpresa al enterarse, por ejemplo, de que una violación a los derechos humanos solo puede ser cometida por alguna persona representante del Estado o muchas preguntas sobre un caso de una amiga de un amigo; sin embargo, algo que nunca falta es el mismo comentario en cuanto se toca el tema de la igualdad de género: “Si la constitución o la Declaración Universal de Derechos Humanos dice que todos somos iguales ante la ley, si se hace una ley especial para las mujeres no se están reconociendo como iguales... ¿Eso no es discriminación?". No importa la edad, sexo o posición social de la persona que emita esos comentarios, nunca faltan en una charla básica de derechos humanos, de hecho, podemos considerarlos como intrínsecos de estas.
"¿Eso no es discriminación?"
Le hemos dado una connotación negativa a la palabra <<discriminación>> a lo largo de la historia, aunque no lejos de su significado per se: la separación de algo del resto. La discriminación negativa puede ser combatida por la discriminación positiva, discriminación inversa o, como la Organización de Naciones Unidas se refiere a ellas: “medidas especiales de carácter temporal"; lo cual es precisamente lo que buscan los instrumentos legales pro-mujeres en los países: tomar medidas obligatorias para la población a favor de un grupo desfavorecido históricamente para ir cerrando la brecha de diferencias en el acceso a oportunidades – de educación, ingresos económicos, salud, posibilidades de empleo... – y llegar al punto en el que dichos instrumentos ya no sean necesarios para el libre desenvolvimiento de los derechos de este grupo de personas en su entorno.
¿Consideras estos instrumentos necesarios o innecesarios?
Hablemos de cifras (y respondamos preguntas con ellas).
Aunque estamos en el siglo XXI, donde los avances tecnológicos superan a cada momento los inventos del día anterior, los avances como seres humanos van en cámara lenta, en todos los países del mundo hay mujeres y en todo el mundo son discriminadas por su sexo, así lo demuestran las cifras del Foro Económico Mundial cuando estima que faltan 170 años para cerrar la brecha de género en el mundo, especificando que:
- 54% de las mujeres del mundo frente al 84% de los hombres tienen participación laboral.
- 23% de la participación política es ejercida por mujeres.
- 32 millones de niñas frente a 29 millones de niños no tienen acceso a educación.
- 700 millones de niñas y adolescentes fueron casadas antes de cumplir los 18 años de edad.
Cuando hablamos de cifras en porcentajes o millones pensamos que suena como algo distante, tal vez como “wow, son millones de personas” y al siguiente segundo de leerlo nos levantamos, nos servimos un café y seguimos con nuestro día. Pongámoslo de manera más cercana, incluso, llevémoslo a un solo tema, del cual todos hemos hablado o escuchado: la política.
En Venezuela, según la CEPAL:
- 24 mujeres fueron electas parte de 167 escaños en la Asamblea Nacional.
- 16,6% de las alcaldías son lideradas por mujeres.
- 5 mujeres son ministras, de 29 ministerios.
Ahora, que conocemos un poco más el contexto en el cual se encuentra nuestro país, se hace evidente que, aunque existen instrumentos legales para la protección de los derechos de la mujeres, la realidad es que vivimos en un país en el cual, de más de 27 millones de habitantes según el último censo del INE con más del 50% de población femenina, las mujeres tenemos solo 14,4% y 16,3% de representación en los poderes Legislativo y Ejecutivo respectivamente.
¿Cómo podemos siquiera aspirar a que más del 50% de la población tenga el acceso a sus derechos humanos garantizados si su representación no es proporcional? Evidentemente, queda mucho por hacer.
Pide a los partidos políticos que hacen vida en Venezuela que fomenten el liderazgo y la formación política de mujeres utilizando #MásLideresas.
Venezuela tiene nombre de mujer, queremos #MásLideresas
Redacción: Sofía Rojas U. - Staff AIVen