Viernes, 19 de octubre, 2018

La cooperación de Arabia Saudí y Turquía, indispensable para que tenga credibilidad


Turquía debe pedir con carácter de urgencia al secretario general de la ONU, António Guterres, que establezca una investigación de las Naciones Unidas sobre la posible ejecución extrajudicial del destacado periodista saudí Jamal Khashoggi, han afirmado hoy el Comité para la Protección de los Periodistas, Human Rights Watch, Amnistía Internacional y Reporteros sin Fronteras.

La investigación debe determinar las circunstancias del papel desempeñado por Arabia Saudí en la desaparición forzada y el posible homicidio de Khashoggi. La investigación debe tener como objetivo identificar a todas las personas responsables de ordenar, planear y ejecutar cualquier operación relacionada con el caso.

“Turquía debe pedir a la ONU que abra una investigación creíble, transparente y sin demora”, ha afirmado Robert Mahoney, director ejecutivo adjunto del Comité para la Protección de los Periodistas. “La intervención de la ONU es la mejor garantía contra el encubrimiento saudí o los intentos de otros gobiernos de esconder el asunto bajo la alfombra para proteger lucrativos vínculos comerciales con Riad.”

Los datos recopilados por el equipo de investigación de la ONU deben conservarse para su uso en futuros enjuiciamientos. El equipo de investigación debe tener la posibilidad de viajar sin restricciones allí donde lo necesite y de entrevistar a posibles testigos o sospechosos sin injerencias. El equipo debe recomendar asimismo vías que permitan poner a disposición de la justicia a cualquier persona contra la que se encuentren indicios de implicación creíbles y admisibles.

Khashoggi entró en el consulado saudí en Estambul el 2 de octubre de 2018 y desde esa fecha no se ha sabido de él. Arabia Saudí ha negado su implicación en la desaparición de Khashoggi, afirmando que salió del consulado solo tras su llegada, pero no ha presentado prueba alguna que sustente esta afirmación.

Las autoridades saudíes han intensificado las medidas contra las voces disidentes en el país desde que Mohammad bin Salman se convirtió en príncipe heredero en junio de 2017, unas medidas caracterizadas por la represión sistemática de la disidencia, incluida la expresión pacífica dirigida a la promoción y protección de los derechos humanos. Prácticamente todos los defensores y defensoras de los derechos humanos y las voces críticas, incluidos clérigos religiosos, periodistas e intelectuales, han sido objeto de las recientes detenciones.

La desaparición de Khashoggi ha tenido lugar después de más de un año de detenciones dirigidas contra periodistas que informaban sobre corrupción, derechos de las mujeres y otros asuntos delicados. Varios de estos profesionales están recluidos en lugares desconocidos, sin cargos, según la investigación del Comité para la Protección de los Periodistas.

Muchas personas, entre ellas las destacadas defensoras de los derechos humanos Loujain al Hathloul, Iman al Nafjan y Aziza al Yousef, se encuentran detenidas arbitrariamente sin cargos desde hace meses. Estas activistas y muchas más podrían enfrentarse a largas penas de prisión o a la pena de muerte después de juicios manifiestamente injustos ante el tribunal antiterrorista por el ejercicio pacífico de su derecho a la libertad de expresión, asociación o reunión.

Las autoridades turcas anunciaron la apertura de una investigación penal sobre la desaparición de Khashoggi el día 2 de octubre. En el marco de esta investigación, llevaron a cabo un examen forense del consulado de Arabia Saudí el 15 de octubre. La información obtenida por la investigación ha sido compartida con los medios de comunicación mediante una serie de filtraciones, que incluyen afirmaciones relativas a la existencia de registros visuales y de audio que prueban que Khashoggifue asesinado en el consulado.

El 15 de octubre, el rey de Arabia Saudí ordenó a la Fiscalía la apertura de una investigación sobre la desaparición de Khashoggi. Teniendo en cuenta la posible implicación de las autoridades saudíes en la desaparición forzada y el posible asesinato de Khashoggi, y la falta de independencia del sistema de justicia penal de Arabia Saudí, la imparcialidad de cualquier investigación de las autoridades saudíes estaría en entredicho.

La prometida de Khashoggi, Hatice Cengiz, ciudadana turca, declaró a medios de comunicación que, cuando Khashoggi entró en el consulado saudí el 2 de octubre para obtener sus documentos de estado civil, dejó sus teléfonos e instrucciones de alertar a las autoridades turcas si no regresaba al cabo de dos horas. Fue la última vez que Cengiz lo vio. Las autoridades turcas creen que Khashoggi fue asesinado y desmembrado por agentes saudíes dentro del consulado.

“Esto demuestra con claridad meridiana la absoluta necesidad de una investigación imparcial en independiente que permita establecer la verdad y garantizar la justicia para Jamal Khashoggi”, ha afirmado Christophe Deloire, secretario general de Reporteros sin Fronteras. “Si la ONU se moviliza de verdad para combatir la impunidad por delitos cometidos contra periodistas, como mínimo debe intervenir plenamente en uno de los casos más escandalosos y extremos de los últimos años llevando a cabo esta investigación.”

Existe un precedente de este tipo de investigación de la ONU. En 2008, Pakistán pidió al entonces secretario general Ban Ki-moon que abriera una investigación sobre el asesinato de la ex primera ministra Benazir Bhutto. La investigación descubrió lo que, según los investigadores, era un intento de las autoridades paquistaníes de encubrir los hechos relacionados con el asesinato de Bhutto.

Debe iniciarse sin demora una investigación exhaustiva, imparcial e independiente sobre la desaparición forzada y el posible asesinato de Khashoggi. El secretario general de la ONU, António Guterres, debe designar un investigador o investigadora criminal principal con amplia experiencia en investigaciones internacionales como responsable del equipo. Una vez concluida la investigación, el secretario general debe presentar un informe público sobre las conclusiones generales junto con sus recomendaciones en materia de seguimiento.

“La familia de Jamal Khashoggi y el resto del mundo merecen saber toda la verdad sobre lo que le ocurrió”, ha afirmado Louis Charbonneau, director para la ONU de Human Rights Watch. “Las explicaciones parciales y las investigaciones unilaterales de Arabia Saudí, que es sospechosa de implicación, no son suficientes. Sólo la ONU tiene la credibilidad y la independencia necesarias para desenmascarar a los autores intelectuales de la desaparición forzada de Khashoggi y para hacer que rindan cuentas.”

Turquía, Arabia Saudí y todos los demás países miembros de la ONU deben cooperar sin reservas con la investigación de la ONU para garantizar que dispone de todo el acceso y el apoyo que necesite para determinar qué le ocurrió a Khashoggi. Para facilitar la investigación, Arabia Saudí debe renunciar de inmediato a protecciones diplomáticas, como la inviolabilidad o la inmunidad de todas las instalaciones y los funcionarios pertinentes, que otorgan tratados como la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1963. Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, ha pedido la renuncia a estas protecciones diplomáticas en el caso.

Turquía debe entregar todas las pruebas, incluidos los registros visuales y de audio que, según han afirmado reiteradamente funcionarios turcos a los medios de comunicación, revelan el asesinato de Khashoggi en el consulado saudí. Un grupo de trabajo turco-saudí formado recientemente para investigar el asesinato no podrá avanzar ante los desmentidos tajantes y el rechazo por parte de Arabia Saudí de toda implicación en la desaparición forzada de Khashoggi.

“Si el gobierno de Arabia Saudí no está implicado en la suerte que corrió Jamal Khashoggi, es el que más tiene que ganar si una investigación imparcial de la ONU determina lo que ocurrió”, ha afirmado Sherine Tadros, directora de la oficina de Amnistía Internacional en Nueva York. “Sin una investigación creíble de la ONU, siempre habrá una nube de sospecha sobre Arabia Saudí, digan lo que digan sus dirigentes para explicar cómo desapareció Khashoggi.”

Jamal Khashoggi es un destacado periodista saudí que colabora en varios periódicos en la lengua árabe e inglesa radicados en Arabia Saudí, entre ellos Okaz ySaudi Gazette, y ha sido en dos periodos redactor jefe del diario saudí Al Watan. En diciembre de 2016, las autoridades saudíes denunciaron públicamente aKhashoggi tras haber criticado al entonces presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, en un acto celebrado en Washington, y el periodista huyó de Arabia Saudí a Estados Unidos en junio de 2017, donde se convirtió en columnista habitual de The Washington Post.